“¿Qué le pasa?” “Está convencido
de que ya ha pasado el día más feliz de su vida. Después de eso, poco te queda
ya” “Qué estupidez” “Para ti” “Uno no puede saber si mañana no será un día aún
más feliz” “Él sí lo sabe” “¿Cómo?” “Hace un año tuvo un día perfecto” “Siempre
cabe la posibilidad de la mejora” “A veces no” “¿Por qué?” “Hace doce meses que
compara cada momento con aquél” “Me estás poniendo muy nerviosa” “Yo no, en
todo caso él” “Tú” “ Sólo trato de explicarte por qué está así” “Pero la mitad
del mundo se pasa la vida buscando la felicidad sin éxito, algún momento más o
menos agraciado entre un acúmulo de desventuras. Él encuentra la felicidad, una
felicidad parece que absoluta y a partir de ahí es infeliz” “Exacto” “La
humanidad o al menos los humanos que yo conozco, se conforman con lo que viven
aunque sigan convencidos de que serían más felices si disfrutaran de aquello de
lo que carecen, dinero, un amor, más o menos sexo, aventuras, éxito, riqueza,
viajes, estamos diseñados para estar insatisfechos sin haber llegado a ser
felices” “Él ha llegado a ser feliz” “Con un resultado nefasto” “O no” “Nefasto,
no hay más que verlo” “Eso sí” “¿Y no le bastaría el regreso a la normalidad?” “Cuando
se ha llegado a una felicidad como aquélla no” “Se podía haber quedado así
para siempre” “No habría sido lo mismo” “Sí” “No, la misma fuerza pero con
distinta intensidad” “No comprendo cómo llegado a ese estado lo dejó pasar” “Por
falta de valor” “¿Te lo ha dicho él?” “Lo supongo” “¿Por qué?” “Casi todo el
mundo tiene pánico a los cambios. Ser feliz de modo sublime es una cosa, pero
dar un giro de ciento ochenta grados a tu vida algo muy distinto” “Llegó a un grado
sumo de felicidad y según tú no sería capaz de cambiar el discurrir de su vida”
“No, no lo sería” “Entonces ¿Qué le quedaba? La melancolía” “Sí, y la sensación
de derrota también después de haber recibido
más de lo que estaba preparado a admitir” “Eso es de cobardes” “¿Cuántos
héroes conoces?. Se necesita ser muy valiente para ser feliz” “No creo” “Ponte
en su lugar. Estás aquí, ahora y te está pasando algo que te colma. Estás en el
vértice de una montaña. Hacia atrás el pasado es gris y mate. A tus pies el
sol. Tú encima. Hacia adelante no ves más que una bajada empinada sin fin tapada mucho más abajo por la bruma, y hasta donde ves o donde imaginas no hay ningún
otro pico que emerja de las nubes ¿Qué crees que sintió?” “ En tu ejemplo,
encaramado a un pico agudo, imagino dos cosas o tal vez las dos a la vez. Una,
vértigo, la otra, si el pico es tan alto que mira el sol hacia abajo, falta de
oxígeno” “Las dos cosas, y sin embargo el ejemplo de la montaña tiene un matiz
que lo diferencia” “Como en cualquier metáfora, pero me ha ilustrado de su
situación” “La diferencia es que al pico de la felicidad subió sin esfuerzo, es
más, no sólo sin esfuerzo, sino arrastrado por un gran placer” “Como bajo el efecto de las drogas”
“Sí, aceptamos que escaló la montaña dopado de puro placer, y llegar a la
felicidad con las drogas tiene el riesgo de que siempre quieres más y más hasta
que el frenesí te deja exhausto y sin voluntad en la cumbre, abandonado, con
la necesidad de una dosis mayor o más frecuente. Eso le pasó a él. Sintió miedo
de una dependencia exclusiva. Se sabía feliz, pero aun exultante no se vio capaz de avanzar, y
la felicidad es frágil, y cuanto más intensa, mayor es su fragilidad” “Y bajó de
la montaña ¿De dónde saco las fuerzas?” “Le aterró la dependencia, intentó
convencerse de que al bajar sería libre, se dijo mil veces que esa era su
elección, pero supo desde la primera que su elección no era lo mismo que su deseo”
“Ahora es libre, ha bajado, se ha desembarazado de lo que le forzaba a la
felicidad. En libertad hay otros caminos” “Pero no tiene fuerzas, ni ganas, ni
deseo . Cuando estuvo arriba ver de cerca el sol lo dejó ciego” “Quizás mirar
otra vez el sol podría ayudarle a recuperar la visión” “Imposible” “Si no un
sol quizás la Luna” “La luna solo tiene
la luz prestada del sol, no haría más que recordarle su pérdida” “¿Tú me
querrías tanto?” “ Yo no he dicho que él alcanzara la felicidad por amor” “¿Por
qué si no?” “No sé” “Yo sí. Todavía no me has respondido” “No sé qué decirte” “Eso
sí es una respuesta”
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