“Lleva cuidado que
está la calle imposible” “Después de un verano tan seco, esta lluvia repentina
nos ha descolocado. Los accesos a Murcia estarán colapsados. Pero no te
preocupes que evitaré circular por las autovías. Ahí, un frenazo te alcanzan por detrás , tú le das
al de delante y sin coche un mes o más. Llevaré cuidado. Puedes estar
tranquilo” “No es por eso. No es sólo por la lluvia” “El viento. Estate
tranquilo. No paso por ningún bulevar o alameda. Si hay alguna rama desgajada no
me va a alcanzar. Lo tengo todo controlado” “Tampoco es por el viento. Es la
tormenta” “Una aguacero, torrencial, pero apenas quince minutos. Habrá balsas
de agua que también tengo previstas en mi trayecto, pero ni atravieso torrentes
ni ríos o ramblas” “Déjame terminar. ¿No has mirado por la ventana cuando
llovía?” “Hoy no. ¿ha caído granizo?” “Granizo no” “No me dirás que han llovido
ranas. Porque lo de llover ranas es un mito. Mi abuela me lo decía, pero lo que
ocurre es que las ranas están ahí, en la tierra dormidas y con la humedad,
desaparece la cutícula que las protege del ambiente seco y su metabolismo
comienza de nuevo a funcionar. Comienzan una alimentación frenética, una
actividad sexual alocada, los renacuajos se apuran en los charcos comiéndose a
los más débiles para que cuando de nuevo el sol seque el suelo, algunas ranas,
las más resistentes aguanten en el suelo a una nueva precipitación. En sitios
húmedos no hace falta tanto, en los trópicos hay ranas hasta en los árboles”
“No paras de hablar. No son ranas. Mira por la ventana tú mismo” “El chapoteo de
la lluvia. El viento que produce ondas en los charcos. Mucho tráfico y
torrentes de agua por las calles” “Fíjate en las balsas de agua” “Sí hay
muchas. Caen algunas gotas que dejan una impronta de círculos concéntricos en
la superficie” “Y si te digo que no son gotas” “Será granizo” “No es granizo.
Todos pensábamos lo que tú pero un anciano se entretuvo en contemplar un charco
y afirmó que había visto los cojoncillos de un enanito que se zambullía, y que
después, al fijarse había muchos más de
los que podía contar” “Pon la tele. No acabo de creerte. Lo de las ranas puede
tener una explicación, pero lo de los cojoncillos, perdón lo de los
hombrecillos, no sé” “Míralo” “Son las noticias. ¿no me engañas? ¿no es un vídeo
de pega? Es cierto el presentador muestra en unas imágenes de una cámara
sumergible que introduce en un charco a decenas de hombrecitos y mujercitas
desnudos zambulléndose entre las aguas turbias. Comiendo el verdín del fondo,
sorbiendo el musgo y solazándose. Están copulando” “Espera . Mira esta otra
cadena” “Son bebés, centenares de bebés amamantados por las mujercitas” “Mira
esta otras más sensacionalista” “Son hombrecitos muertos. Están medio chafados por
las ruedas de un coche. No miden más de cinco centímetros” “El alcalde de hecho
ha prohibido la circulación en las vías inundadas para limitar la mortandad una
vez se ha establecido que son humanos pequeñitos” “¿De donde han venido” “La
mayoría dice que con la lluvia. Tú seguramente opinarás que
siempre estuvieron ahí, sin embargo nadie había hablado antes de ellos” “Siempre
se ha hablado de gnomos o duendes, aunque todos hemos pensado que eran
mitos, y estos son muy reales y desde luego jamás en este número tan descomunal”
“¿Qué crees que pasará con ellos?” “Seguro que desaparecerán como han venido
con el tiempo seco” “Alguien ha dicho que en cuanto ven el arco iris los
adultos entran en un sopor que los conduce a una muerte dulce. Otros dicen que
sus pequeños los devoran” “No me extrañaría” “¿Y cuando salga el sol?” “Se sublimarán o se ocultarán bajo tierra a esperar otra oportunidad. ¿Lo has
grabado para que podamos mostrarlo a nuestros nietos?” “Claro ya circulan en youtube
en facebook y twiter casi más vídeos que estos pequeños seres. En realidad
nadie los ve si no es en su imagen digital” “Son muy graciosos” “Sí”
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