lunes, 31 de diciembre de 2012

APP


Se mira mientras intenta anudar la corbata. Es el tercer intento: demasiado corta, demasiado larga, una birria de nudo. Ya. La deja lista encima de una cama sin hacer. Vuelve al espejo. Luce un aspecto saludable. El pulso es firme. Nada de tripa. Buen color. ¿De qué preocuparse?. Su salud está bien. No va a pasar nada. Pero ¿y los infortunios? ¿Un accidente? Una calle oscura con la persona inadecuada pasada de alcohol o drogas. Un pinchazo y adiós. O un conductor imprudente. No va a conducir. Luisa no bebe nunca. Está bien tomar precauciones. Mejorar la seguridad. La camisa blanca se ha arrugado en el armario. Enchufa la plancha. El cable está pelado. Un roce al salir de la ducha descalzo y se acabó. Toma del cajón inferior cinta aislante y envuelve la erosión de la funda del cable. Levanta la camisa. Siente el tejido cálido entre sus manos. Le gustaría ponérsela ya, pero es pronto. Cuando se la ponga estará fría. Una corbata negra fina, una camisa blanca y un traje oscuro. Una mortaja que viste su cuerpo helado. Cierra los ojos y sacude la cabeza. La imagen se va. Le falta el aire. Las manos se le han helado y tiene ganas de orinar. Se sienta en la taza por temor a desvanecerse. Apoya la cabeza entre las manos. Mira el mármol del mueble accesorio del baño. Su móvil. En silencio desde ayer pero gobernando sus acciones aun en silencio. Tira de la cadena. Pulsa en el lateral y la pantalla se enciende. Pone su clave. Varios pitidos. Medio centenar de mensajes en Wasapp. Referencias a la fiesta de esta noche.Bromas sobre un año que no sabe si va a vivir. Pulsa el icono de la casa que le conduce a la pantalla inicial. Una gitana. Un icono de diseño naïf. Un app gratuito que encontró pero que va a pagar caro. Nuevos mensajes. Intrascendentes. Náuseas. Le habría gustado no encontrar el icono, pero está. Le preguntó qué deseaba conocer del pasado o el futuro. Millones de preguntas. Un número de lotería o una combinación del euromillón habría sido algo sencillo y práctico. ¿Cuándo moriré? Lo preguntó con una sonrisa incrédula. En cualquier caso con veinticinco años la muerte se te antoja un evento lejano. A media noche de fin de año, con las campanadas. El arco de su sonrisa se ha invertido. El labio inferior se frunce. En su estómago un vacío. Nunca había sospechado un futuro tan corto. Es una locura. Es una broma. Un pequeño icono en un móvil. Esta noche. Imposible. Es algo estúpido. Pero…¿y si?. Había miles de preguntas. Pero quizás en el destino no había más que una sola respuesta. Hoy.En unas horas. Después del fiasco del fin del mundo en 2012, va a acabar tu vida si el oráculo gratuito de tu móvil tiene razón. Igual que decidiste la pregunta has decidido actuar como si no tuvieses la respuesta. La corbata en la cama, la camisa planchada, el traje en la percha que ayer trajiste de la tintorería. Pulsas de nuevo el botón lateral. La pantalla se ilumina la gitana te sonríe. No has podido cenar. Has tenido náuseas con el primer bocado. La pantalla se ilumina. Una llamada perdida. Luisa abajo. Te espera. No vas a conducir. Un nuevo toque. Llamas. Le dices que no vas a salir, que no te encuentras bien. Antes que cuelgue le dices que la quieres. Se ofrece a quedarse contigo. Crees que se te pasará. Si es así irás en su busca. Accede. Faltan quince minutos. Te clavas en la butaca. Coges el mando. NO quieres ver las campanadas. Catorce minutos. ¿Qué puedes hacer? Esperar. Sentir en silencio tu respiración, percibir el frémito de tus latidos por tus venas. Después con la medianoche el silencio. Seguro y después quien sabe. Dos minutos para la medianoche de tu fin del mundo. Esperas el desfile de imágenes de tu vida en tu retina pero sólo la pantalla plana de un televisor apagado. Una campanada. La iglesia del barrio. Hasta... y once y doce. No respiras. Suena el móvil. Luisa te felicita el año. Te pregunta cómo estás. Tienes pulso y respiras. Ves tu reflejo móvil en la pantalla de televisión. Te levantas. Vistes la camisa. Ciñes la corbata y sales. Enciendes el teléfono e intentas eliminar la aplicación de la gitana pero te abstienes. Será suficiente con no hacerle más preguntas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No escribes mas? El mundo es demasiado aburrido..
Venga, cuentanos algo.

Anónimo dijo...

La muerte es un eterno presente,la vida un momento del pasado y el futuro es tan solo un propósito caprichoso. Está bien replantearse de vez en cuando esto, para aprender a vivir mejor o como uno quiera. El estilo de escribir me recuerda a Torrente Ballester.
Violeta