domingo, 29 de julio de 2018

QUEMADA

"Tienes mucha suerte de estar viva. Entrar a por tu perro con la casa en llamas no fue una buena decisión" "Está bien" "Perfectamente. Pudo salir. A ti te atrapó un armario y los bomberos te sacaron muy poco antes que la casa se hundiera. Mucha suerte" "Estoy viva, pero tengo la cara vendada . Me duele. Quiero ver mi cara" "NO es una buena idea de momento" "Tengo la cara quemada" "Por eso la hemos vendado. Te pondrás bien" "No se si me importa más ponerme bien o recuperar mi cara. Me gustaba mi cara" "La recuperarás" "¿Como antes?" "Con el tiempo sí" "¿Con el tiempo?" " A veces hay que hacer algunas intervenciones" "Operar. Mi cara está destrozada. No me volveré a ver. ¡No me volveré a ver!" "No he dicho eso. Te recuperarás. Será un proceso duro pero te recuperarás"

Cicatrizó. Pero quemaduras profundas que llegaron al hueso no permitieron que los injertos prendieran. No se atrevió a mirarse, sólo con la máscara de silicona veía a una muñeca con sus ojos prestados. No se atrevió a salir a la calle. Recibía visitas, pero sólo aceptaba hablar desde una pequeña ventana detrás de una cortinilla donde cualquier conversación adquiría el tono místico de una confesión. Muchos no se atrevían a visitarla, por no molestar, por repugnancia, por miedo o por desidia. Cada vez recibía menos visitas. NO le importaba. Se acostumbró a una vida autónoma monacal en que se prohibía salir por necesidades básicas solo en las últimas horas de  la tarde o las de la noche. Se consideraba un monstruo, una aberración de la naturaleza, una muerte incompleta, una mirada sin rostro. RAra y huraña. En meses se quedó sola. Tuvo que hacerse muy desagradable para desprenderse de dos o tres buenos amigos. Buscó sexo oculta en anuncios oscuros de la red, donde compañeros perversos aceptaban de buen grado la relación con una mujer con el rostro cubierto. Su cuerpo no había sido dañado. Al principio tuvo asco, pero poco a poco los contactos se le hicieron más tolerables e incluso los anhelaba. Alguno buscó una relación mayor, cambiaba su perfil, permanecía en silencio durante un tiempo y volvía con otro. Pero cortó. Sus actividades sexuales se hicieron cada vez más sádicas y en un encuentro a punto estuvo de matar a su pareja. NO le asustó el daño. No abandonó por miedo a haberlo matado, sino porque en los momentos en que estuvo tan cerca de acabar con su vida experimentó un placer que nunca antes, ni siquiera cuando tenía sus rostro, había sentido. Lo dejó. Dejó los contactos, supo que no habría podido seguir sin que fuesen una excusa para experimentar con la muerte ajena, el asesinato y la sensación de impunidad. Lo dejó. No habría podido contenerse. Estuvo deprimida. Se dejó unas semanas. Cuando recibió una visita de una de las amigas que más habían tardado en abandonarla. Le habló de una nueva terapia. No quería un trasplante de cara. No era un trasplante. Era algo más avanzado. Células madre que podrían regenerar su rostro. Tenía riesgos, un procedimiento nuevo, pero podía ponerla en contacto con los cirujanos plásticos del hospital pioneros a nivel mundial.

"Es un caso difícil. No le puedo prometer nada" "No necesito promesas. ¿Puede hacer algo?" "creo que sí" Y así pasó tres meses con pequeños injertos e inyecciones por los rincones de un cráneo pobremente cubierto de una piel atrofiada. " "Ya está" "¿Del todo?" "Sí" "¿Soy como antes?" "Como antes excactamente no , pero tiene el aspecto de una mujer hermosa. ¿Quiere un espejo?" "Un espejo. NO sé" "Mírese" "Sabe cuanto tiempo hace que no me miro" "Mírese. Le gustará" "No soy yo" "Es usted" "No soy yo doctor. No lo soy" "¿No está feliz?" "Sí. supongo que sí" "¿No se gusta?" "Me gusta mucho, pero no soy yo" "Lo siento" "No lo sienta doctor. Mi vida anterior no me gustaba" "¿Qué?" "No me gustaba. Lamenté no morir en el incendio, no sólo por haber perdido mi rostro Ahora no soy yo. Y eso doctor me gusta" "No sé si termino de comprenderla. Quizás nuestro equipo de psicólogos pueda ayudarla" "Se lo agradezco, pero ya no soy yo. Y eso me gusta. Me gusta mucho" "Adonde va" "No lo sé. Lejos. Haré algo distinto. Saldré a la calle y caminaré hacia donde se dirija el viento" "Y después" "Ya veré. Estreno una vida. No tengo prisa. Adiós."

viernes, 27 de julio de 2018

EL HOMBRE SIN SILENCIO.

Tinnitus. Un poco de falta de riego del oido interno lo condenaba a una vida sin silencio. Evitaba los lugares tranquilos, porque en un ambiente sin ruido, la máquina de vapor atronaba dentro de su cabeza. Buscó casa en la calle más ruidosa de la ciudad.Conducía con la radio a todo volumen. Huia de la ciudad en agosto. Buscó el acondicionador de aire más ruidoso, el ventilador más sonoro. Solo iba al mar en los días de temporal. Pero solo eran parches. A veces se cansaba. Se desesperaba por su condena. Visitó neurólogos, psiquiatras, psicólogos, logopedas, sin éxito y cada visita  lo llenaba de expectativas que al frustrarse incrementaban el volumen del ruido que se generaba en su cabeza. Nunca pensó en el suicidio. Era un hombre positivo. Una vida sin silencio podía tener sus ventajas. Observó que aunque no podía recuperar el silencio, con ayuda o sin ella, sí que podía modular el volumen. Le costó. No fue llegar y tener éxito. Horas de reflexión, de concentración, de pruebas y contrapruebas, pero por fin lo afinó. Si dejaba la mente en blanco, si fijaba los ojos en un punto, si imaginaba ese punto alejarse o disminuir hasta adquirir dimensiones atómicas, si dejaba de sentir su cuerpo y solo escuchaba el ruido, en ese momento podía modular con el ritmo de su respiración la frecuencia del ruido. Un consuelo, liviano, pero importante para alguien acostumbrado a sufrir. Ya que no puedes librarte domesticalo. Así, por las noches cuando quería dormir bajaba el volumen hasta el punto exacto en que casi pasaba desapercibido. Por el contrario, en las desavenencias familiares, cuando la discusión llegaba al punto estúpido donde cualquier palabra más solo podía causar daño subía el volumen a una estridencia máxima, relajaba las facciones y ponía la sonrisa plana que acompañaba a su silencio. Leía en el rostro que tenía enfrente dos o tres alaridos,  una imprecación, y alguna blasfemia, pero pronto se cansaba, sabía que el trance del ruido tan alto que casi se oía desde el exterior no acabaría al menos en un par de horas, se retiraba en un silencio hostil que no superaba la intensidad de su tinnitus a todo volumen. Después quedaba exhausto, eso sí, el ruido interior lo dejaba sin fuerzas, satisfecho por el deber cumplido pero débil como una brizna de hierba, alguna vez había dormido más de veinticuatro horas después de uno de esos despliegues defensivos. Se había acostumbrado a la falta de silencio, disfrutaba con el control del volumen, a falta de una solución mejor. No podía creer cuando un día en la cola de la carnicería una anciana le preguntó por el zumbido de sus oídos. el le dijo que ahí estaba. Ella le dijo que un curandero de su pueblo, una aldea de la sierra curaba los ruidos. Sonrió, pero no perdía nada. El fin de semana se alojó en una casa rural. Subió la senda que le llevaba al curandero. Llegó al atardecer que era la hora prevista para el conjuro. Le esperaba con una marmita humeante y maloliente. Tomate este vaso. Me da asco. Es tu medicina. Sanar duele. Se lo bebió de un trago. Seguía con ruidos, pero por la mañana, después de muchos años descubrió el silencio. Alborozado corrió monte arriba buscando un lugar aislado. Dejó de respirar y escuchó el silencio por primera vez después de tanto tiempo. Lloró, con cuidado de no hacer ruido. Cuando volvió a casa estaba feliz. Y los estuvo hasta que dos días después vinieron la voces. Voces que decían que ordenaban, que suplicaban o asustaban y todo dentro de su cabeza. Las voces hablaban en voz alta , en susurros o gritos a su antojo. Trató de concentrarse pero el sistema no funcionaba para controlar el volumen de unos ruidos con sentido pero autónomos. Buscó a su compañera, llegó a provocarla para que sus gritos tapasen los de las voces. Sonrió cuando sus palabras tapaban las de su cabeza. Muchas noches fue incapaz de conciliar el sueño. cuando sus discursos no se inmiscuían en sus pensamientos, intentaban buscar una solución. El curandero. Pero buscar una solución implicaba confesar que oía voces en su mente. Lo tomarían por loco. No dijo nada a nadie. Buscó al curandero, que ya se había marchado. A las voces les hizo mucha gracia.

martes, 24 de julio de 2018

GINTONIC

"¿Que va a tomar?" "Un gin tonic" "Seagram, Bloom, Beefeater, Puerto de Indias, Tanqueray, Martin Miller" "Martin Miller" "Aquí tiene la carta de tónicas, tenemos 40 referencias" "Scheweppes" "¿Para la Martin MIller?" "Para la Martin Mliller la Scweppes se queda un poco corta" "¿Qué me recomienda?" "Tome usted esta, tien un toque más sutil a mar" "¿Es mucho más cara?" "Normalmente dos euros más, pero hoy se la voy a cobrar al mismo precio" "Quiere cardamomo, limón , pétalos de rosa fresas, pimienta, nuez moscada, sandía, melón" "Pare pare sólo una rodaja de limón" "Me gustan las personas sobrias. ¿El hielo?" "Pequeño" "No me refiero a eso. ¿Aqué tipo de hielo?" "Normal" "NO se atreve con algún hielo ecológico" "¿Qué es eso?" "Hielo sostenible de glacial. Tenemos de los Alpes de un par de zonas, con algunos fragmentos que tienen  cientos de años, y una esquisitez un glacial de Groenlandia con más de mil años" "Pero eso sí será caro" "Mucho más caro claro. el transporte, la seleccion, porque no todo vale, le exclusividad de la explotación sostenible ecológica. El precio es muy elevado. Pero los matices, y mas para una persona sobria como usted merecen la pena le dan un toque único. Viene en hielos grandes y para que vaya soltando su sabor" "Vaya cara pone usted cuando me lo cuenta" "ES que lo del hielo ha sido algo delicioso" "SE va a poner uno para usted y otro para mí" "Señor no. Se lo agradezco.No debe" "Se lo ruego. Dos" "NO tiene gente ahora disfrutemoslo juntos" "Voy a empezar un nuevo embalaje del hielo Groenlandia para nosotros. Ahora verá" "Si que está buena" "El Groenlandia es increíble , un hielo con toques a musgo y turberas, delicioso, sorbo corto y conversación" "Sí que está bueno" "Más despacio. Más despacio. No apuro la copa. Está bebiendo con un hielo tal vez de mil años. La época de las catedrales" "Está tan rico que me cuesta contenerme. Pero al final le ha echado algo más" "No. Martin Miller, tónica, una rodaja de limón y nada más" " En mi copa hay algo más" "Imposible" "Y en mi boca. Ah" Deja en la barra a media luz lo que se ha sacado de la boca parece un gusano de unos tres o cuatro centímetros y cinco milímetros de grosor. Junto a él un alga enrollada. No se mueve. Le reconforta que no se mueva. No sabe si legustará saber lo que es. Ya está lamentado no haber escupido en la paepelera. El camarero arrastra con una pajita al gusano debajo del foco de luz amarillenta. Los dos acercan la cabeza. Se miran y vuelven a mirar. El gusano parece un pequeño brazo, y el alga una vez desplegada es una manga. "Es un bracito" "Es imposible que sea un bracito" "¿Como ha llegado un trozo de un aborto a mi Ginegra? SE los sirven también para mejorar el sabor. Todavía con una ginegra rosda, pero con mi Martin" "Señor no le tolero que dude" "No dudo. Esto es un brazo minúsculo de un feto" "Un brazo parece, pero de un feto no. Los fetos no llevan manguitas" "Entonces de donde ha salido" "Como no sea del hielo" Sacaron el trozo que aun quedaba sin fundir del hielo milenario. En él se encontraba, sin su brazo casi todo el resto del hombrecito. Se fue al congelador y sacó la bolsa con el resto de hielo. Extendierpn los cubos por encima de la mesa y encontraron al menos diez hombrecitos más. Algunos iban armados. Vestían con pieles que parecían harapos "Como han mandado esto así" "La recolección ecológica tiene ocndiciones muy estrictas. No se pueden retirar los ressos. Es loque le da su valor" "Un Martini de enanito no debe tener precio" "Oiga. Quien podía sospechar que Liliput existiese y menos en un lugar tan apartado como Groenlandia" "¿Qué va a hacer. Llamar al juzgado que levante los cadáveres o a sanidad para control de plagas" "¿Usted que haría?" "Lo mismo que usted" "Quien va a reclamar a muertos de mil años y más tan pequeñitos" "Además esto cambiaría la historia" "A mis hijos ya les han cambiado la historia demasiadas veces" "Está claro que  sí"

"Usted de nuevo por aquí" "He tenido mucho trabajo, pero hoy me apetece relajarme. Y he decidido volver" "Todo bien" "Afortunadamente no pero por lo menos los libros de historia no han cambiado"

sábado, 21 de julio de 2018

LUNA EN MENGUANTE

A la luz de la luna todos los cuerpos son de plata. Las estelas en el mar se prolongan hasta el horizonte de un mar en calma. Bochorno. Una toalla recien comprada. Pasos descalzos. Silencio de olas que se extinguen. Luz de gatos. Graznidos de gaviotas. La arena se desliza entre los dedos. Los dedos se deslizan entre los dedos. Silencios complices con el roce de la brisa. Humedad. Dunas. La caseta del vigía sin vigía. Pasos profundos que se hunden en la arena. El lugar adecuado. Sonrisas. Un lugar para pasar una noche tórrida de verano. O unas horas. Se siente la brisa en cada pliegue en cada surco en cada promontorio. La laguna  de la salina es un espejo solo roto por peces que salen a la superfice salobre o las gaviotas que graznan y chapotean, pero nada ninadie rompe la intimidad del momento. El pudorosose deja la ropa en una duna. Ella se aparta para cumplir una necesidad íntima. El se tumba. Se relaja. Está bien, tranquilo y relajado después de unos días de angustia. la zozobra de la sideas y venidas de ideas recurrentes y perseverantes no expresadas. Tranquilo. Un poco más y en un éxtasis apacible. EScucha las pisadas de ella que regresa. Cuando se acerca la abraza. "¿Qué hace?" "¿Cómo que qué hago? Hemos venido aquí juntos" "Le repito que quien es usted" "Soy yo. Tu cari" "Yo no le conozco a usted de nada. Suelteme" "Ya te suelto amor""No me llame así. Es usted un sátiro" " Supongo que esto es una broma" "No es ninguna broma. ¡Que no me toque!" "Perdón. NO es no . Te suelto. Ya lo he comprendido" "Mejor así" "Esto es ridículo" "Ridículo es que un desconocido se me abrace sin conocerme" "Repito.Esto es ridículo. Absurdo. Pensemos. Estamos a un kilómetro o más del puerto. NO hay nadie más en las dunas. Un hombre y una mujer desnudos""Eso no le da derecho a nada" "No me da derecho a nada. Por supuesto. NO es no. Pero fíjate que aquí hay una toalla que hemos compradode cmaino en un chino. Ese montón de ahi son tus zapatos y tu ropa y ese otro montón contiene la mía" "Eso es lo que no comprendo"" ¿El qué?" "¿Qué hace usted con mi ropa?" "Está exactamente donde tú la has dejado" "Eso no es cierto""Me estoy poniendomuy nervioso. LLevo unos días muy malos. Lo sabes perfectamente" "Me está asustando. No se altere por favor"" Lo siento. No pretendía asustarme" "¿Puedo irme entonces?" "Claro que puedes irte, pero venir hemos venido juntos" "No insita" "No insitiré más. Puedes irte. Ten tu ropa" "Apartese de mi ropa. No vuelva a tocarla" "Está bien vete" "Gracias. Si no me sigue olvidaré lo que ha ocurrido" "Pero si no ha ocurrido nada" "Adiós" ël se da la vuelta. Se acuesta. Siente frío. NO se atreve ni a mirar. Si ella se vuelve puede denunciarle a la Guardia Cicl en el puerto. Si le denuncia estará perdido. Aunque asumieran que ella venía con él, eso no garantiza nada,el abuso o el intento de violación o lo que se le ocurriera sería lo mismo.No va a mirar. Se acuesta en la toalla que se da cuenta que es muy áspera. La arena prensada está muy dura. Los granos se le meten por todos los pliegues y le están irritando la piel. Intenta dormir pero no puede. Cuando han pasado quince minutos o tal vez media hora. se levanta. Enrolla la toalla debajo del brazo. Se viste menos los zapatos y sale por la orilla. En la explanada junto al puerto está su coche. Junto a él en el lado del copiloto una mujer apoyada. Reconoce el vuelo del vestido. Se para. No sabe que hacer. Separa aunque es su coche. Ella lo mira. Agita la mano sobre la cabeza y le llama para que venga. "Cariño. Has tardado mucho. ¿POr qué llevas esa cara?"

viernes, 20 de julio de 2018

LA ALMOHADA

"¿Adonde vas con esa almohada?" "Voy a tirarla. No ves que está muy vieja. No se puede guardar todo" "Todo no, pero esa almohada sí" "No sé porqué tenía que darle un trato diferente" "Porque es mía" "Antes fue mía. Soy tu hermana mayor. Tú solo has usado lo que yo he ido dejando" "Si hablamos de ropa sí" "¡Qué insinúas!" "Me remito solo a un hecho, yo usaba la ropa que tú ibas dejando, sólo la ropa, e incluso la ropa, vieja y raída la lucía yo más que tú. Eso es otro hecho" "Siempre fuiste una borde" "A la hermana pequeña no le quedó otro remedio serlo. Tú siempre estabas mala, siempre llorabas y gritabas, y si no, al suelo a patalear. Me tuviste envidia desde que nací" "Mamá me abandonó cuando tú naciste. Solo te atendía a ti, la pequeñita, tan mona, tan delicada, y yo sola, solo si enfermaba me miraban" "Enfermabas continuamente" "Mi salud se resintió por tu culpa" "Enfermabas porque querías y mamá cayó en tus redes""Primero cayó en las tuyas" "YO acababa de nacer no me di cuenta de nada. Estuve a punto de morir en el parto" "Ojalá lo hubieras hecho" "¿Cómo puedes decir eso? Me vas a hacer llorar" "De rabia" "Ves. Ya estoy llorando" "Llora. Ya lloré yo por ti. Y mamá, cuando se marchó papá porque no te soportaba. Nadie te aguantaba. Siempre has estado sola. Siempre lo estuviste y siempre lo estarás" "¿Qué quieres?, Que no deje de llorar? Y tú al revés , siempre rodeada de gente, pero eras una cizaña. Los grupos donde entrabas explosionaban hechos añicos. Y mira que se lo advertía. Mira que les insitía. Llevad cuidado . Llevad cuidado que os destroza" "Mi propia hermana. Te parece bonito malmeter contra mi. Eras tu quien predisponía a la gente contra mí. Si tu propia hermana te critica , previene contra ti qué puedes hacer ya. Pero siempre me aceptaban. Siempre. Y tú sola mendigando compañía para tomar un helado" "Déjame pasar . Esta almohada apesta" "Huele bien" "No puede oler bien porque huele a ti" "ERes muy desagradable. Dámela. NO la tires. Son muchos recuerdos e incluso en los tristes recuerdo  con ella consuelo" "No la voy a tirar. la voy a quemar para desinfectarla de ti" "No lo vas a hacer" "Sí" "Si lo haces te mataré y te quemaré  a ti con ella" "Déjame. Es mía" "Dámela no la vas a destruir"

La tela vieja se desgarró. Cientos de plumas blancas se dispersaron entorno a ellas semejando una nevada. Instintivamente alargaron las manos intentando atrapar unos objetos tan efímeros. Imposible al cerrar se impulsaban y ascendían aun más. Dejaron de intentarlo, el viento dispersó las plumas, la almohada destrozada quedó en el suelo. La mayor la removió con la punta del pie.La menor intentó agrupar las pocas que cayeron en el jardín de la casa.

"Toma. Ya no me interesa. Tú la has roto. Te la regalo" "No he sido yo, si la hubieses dejado en su sitio no habría pasado nada. Yo la arreglaré" Y lo hizo. Zurció el agujero. La rellenó de plumas de ave. y durante un tiempo la usó para dormir hasta que se cansó, redecoró la casa y la dejó en la basura. Cuando lo hizo, su hermana la vio y bajó al contenedor a recogerla. Aunque la escondió, en alguna noche melancólica recurrió a ella.

miércoles, 18 de julio de 2018

TU REFLEJO.

Directo de la cama al váter. Espera. La llamada llega, apenas un valsalva y siente un vacío. Mira el pocillo de la taza. Todo bien. NI sangre ni heces negras ni parásitos. Tira del pomo de la cisterna y una cascada lo arrastra cañería abajo. Aun sigue sentado. Un poco. Remolonea antes de seguir con el segundo eslabón, el afeitado. Rutinas de cada mañana. Se levanta el pantalón del pijama. el torso desnudo de fofisano. Mete la cabeza en el lavabo. Abre el grifo. El agua cae a chorro.Mete la cabeza.El flequillo empapado cuelga pro delante del rostro. Se levanta con lo s ojos cerrados. Se envuelve la cabeza con la toalla. Se seca la frente. Abre los ojos y se encuentra un espejo vacío. El espejo refleja la pared a su espalda Parpadea. Se gira, se mueve. Gesticula. Silencio visual del reflejo. ¿Qué pasa? Su rutina le ha fallado. Se ha levantado a la hora de siempre, ha ido al baño sin ganas de cagar y ha cagado, ha revisado sus heces, se ha levantado, se ha mojado la cabeza, ha sentido su flequillo que lo tiene enamorado, ha abierto los ojos y encuentra esto. Y su rutina. Suda. O siente que suda porque no lo ve en el espejo. Él si se ve pero no en el espejo. Verse lo tranquiliza, pero no sabe a qué dar más importancia, a sus sentidos o a los principios de la óptica que deberían devolverle su imagen. No es una pesadilla, no hay pesadillas con olores y en el baño aun huele de cuando se ha aliviado. Un vampiro no puede haberle mordido durante la noche porque tiene aun el crucifijo que le regaló su abuela bendecido con agua del Jordán. Debe ser algo distinto, pero igualmente inexplicable. Se peina como si se viese, en realidad son movimiento automáticos. Se lava los dientes con los ojos cerrados, no soporta ver el hueco donde debería estar. Debe hacer un último intento. El tocador de ella  a la derecha. Un espejo pequeño. Podría tratarse de una broma, un cristal tratado. Toma el espejo y se mira. Pero no se ve. Se pone de espaldas  e intenta mirar el reflejo de su espalda en el espejo grande. Nada. Para el espejo su materia es indiferente. ¿Y en el resto de la casa?.¿Y en el resto del mundo? ¿Qué ocurrirá fuera del baño que lo ignora? Abre la puerta. Camina con sigilo el pasillo corto que le lleva en la alcoba a su cama. Cuatro pasos cortos y se para. Mira a la cama de la que ha salido su pareja dormida acurrucada en el lado derecho de la cama con los hombros y un pecho fuera de la sábana, tal y como la ha dejado. Pero al lado hay alguien. Hay alguien. Ya. No ha salido ni diez minutos y ya lo han sustituido. Se enfada y mucho. Tiene ganas de gritar, pero en una situación tan aberrante en que ha perdido su reflejo debe ser prudente, nada de golpes ni de gritos ni de escándalos. Se acerca sigiloso. Es un hombre corpulento con el pelo largo acostado de lado con la mano extendida a su pareja. Se acerca. Ese hombre es él.  Uno no puede verse a si mismo. Quizás en un deja vu puede tener la sensación absoluta de haberse visto, pero nunca en el mismo momento del tiempo. Es él . Sabe que es él. Huele como él. Se mueve como él. Ronca y respira como él lo hace. Le roza el hombro y se mueve. Mira al frente y no lo ve. Busca el reflejo doble de su rostro en los iris de sí mismo y no lo encuentra. Un viaje astral. Se ve a si mismo desde fuera. Ha abandonado su cuerpo para ir al baño, por eso no tiene reflejo, pero ahora quiere regresar y no puede. Se sienta en la butaca de la esquina. Ve pasar el tiempo. El despertador en la mesilla. Lo atrasa media hora y espera. Atento. A la hora prevista parpadea. Vibra. El hombre que hay en la cama que debe ser él se sienta en la cama, bosteza y se lleva la mano a la boca como ha hecho él al levantarse. Se levanta y se dirige al baño para seguir sus rutinas. Le mira pero no lo ve. Se dirige al baño para repetir las rutinas que él también ha hecho , cuando cierra la puerta y escucha la cadena del váter se acuesta. Echa la mano sobre su compañera. Coge el despertador. Lo atrasa y lo oculta debajo de la almohada. Aun quedan diez minutos para que suene.

EL DETECTOR DE METALES.

Al caer la tarde, cuando se ponía el sol bajaba a la playa, aun quedaban bañistas en la arena. Era su momento. Después los tractores lo removerían todo. Enchufaba el aparato al la batería, se colocaba los auriculares y escuchaba el pitido cuya frecuencia aumentaba hasta hacerse chirriante en presencia de algún metal. Sabía que la gente lo miraba desde el chiringuito. Un cuerpo como el suyo, grande con una papada que borraba la barbilla y la barriga que convertía la camiseta en un toldo, no era fácil que pasara desapercibido. Se le había unido un niño de dos años en su búsqueda. La tarde por lo demás había sido triste. La frecuencia aumentó en dos ocasiones con sendas monedas de un céntimo de euro.Poco. La gente no se bajaba nada a la playa, las neveras eran un ruina. Nadie bajaba anillos o pulseras, y menos con los cierres gastados. Céntimos. Y cada vez que se agachaba a cogerlo del suelo miraba los graderíos del paseo por si era una burla, pero lo recogía siempre,  nadie debía dudar de su tesón y su profesionalidad. Estaba terminando su batida por la playa del conde,.Cuando cerca del lavapiés, la máquina se volvió loca, pitaba, vibraba y la aguja que señalaba las escalas no paraba de oscilar. Nunca había visto una intensidad así. Al estar tan cerca del lavapiés temió que se tratara de algún componente o una tubería. Algo tan enorme podía ser una bomba olvidada del alguna guerra, o un cañón varado de un galeón. Nunca había encontrado en los años de escrutinio algo así. Estaba empezando a emocionarse, aunque estaba demasiado acostumbrado a las decepciones, algo tan bueno no podía ocurrirle a alguien como él. Pero el sonido estaba ahí, las vibraciones y la aguja enloquecida. También. disimuló para no dar pistas y comenzó a mover la arena de la playa con la punta del dedo. Sintió un tacto metálico. Había algo, no era un artefacto y no parecía el hormigón o el plástico de una tubería. Miró de nuevo. Nadie. Se agachó y liberó un cable. Desenterró dos o tres metros. Estaba tan tenso que pensó que podía tratarse de un cable de alta tensión. El cable seguía en un sentido y en otro. No veía el final de los bordes. Decidió tirar. El hierro es un metal caro. No era un hallazgo para un anticuario pero podía obtener una propina que le resolviese la cena. Era muy firme. Por un momento creyó que se había movido de uno de los lados, pero volvió a mirar , midió , comprobó y se desilusionó. Estaba cansado y las  axilas empapadas de sudor con el esfuerzo. Mejor marcharse a casa. Cenar. Ducharse. Una cerveza tranquila y a la cama. Pero no solía rendirse. Había tirado. Quizás no era ese el mecanismo que permitía movilizarlo. Su jefe le decía que tomara distancia, si las cosas no funcionaban, que se alejase o se imaginase desde fuera antes del volver a actuar. Tomó distancia, pensó y en lugar de tirar aplicó un giro lateral sobre la cuerda. Los  dos primeros empujones no consiguieron nada, pero en el siguiente giro se escuchó un click y el alambre o el cable giró.Ahora sí, primero centímetros y después casi un metro. Lo estaba consiguiendo y parecía que había mucho más debajo del suelo del jardín. Dio  un tirón seco. EScuchó un crujido indescriptible y el mundo a su alrededor se hundió. Literalmente, la ciudad y el cabo colapsaron. A lo lejos incendios , la mezcla de polvo y humo ensombrecía el horizonte. Había sido él. No sabía como había colapsado media ciudad. Ese fragmento de mundo, previsto o no, coordinado o no, no volvería a ser igual.y si seguíA tirando estaba seguro que el fin del mundo comenzaría. Dejó el cable en el suelo. Miró alrededor y se marchó sin despedirse. NO hubo muertos, cuando volvió al día siguiente el cable había desaparecido

lunes, 16 de julio de 2018

LA MUESTRA

"Llevo décadas buscándolo" "Yo no le he llamado"Lo sé. Pero ha sido el motivo de mi vida" "Un motivo muy ligero. Yo siempre he estado aqui y sin embargo no le esperaba" "Lo sé. No me necesita, pero yo sí que lo necesito a usted" "Me parece que me sobrevalora" "Estoy seguro que no. Lo aprecio en su justa medida o incluso menos de lo que se merece" "Yo no hice nada" "Y sin embargo sigue aquí" "Sigo y a veces le garantizo que resulta cansado" "Siglos, milenios y sigue""Y es el único hombre que conoce la verdad de todas las cosas, desde el génesis, toda la verdad, un testigo vivo impagable para un no creyente como es mi caso" "Para no creer ha sido tozudo" "Por no creer he sido tozudo" "Y me ha encontrado. ¿supondrá eso un alivio para mi existencia?" "Eso depende de usted" "¿De mí?" "Tendrá muchas cosas que contar. Yo estoy deseando oírle. No desearía nada más en este mundo. Usted habla, suelta lastre y encontrará alivio" "Sé muchas cosas, pero contarlas me fue vetado" "No me va a engañar. A usted no le impuso el silencio, si lo hubiese hecho o lo hubiese deseado , podría haberle arrancado la lengua y no lo hizo" "Sus designios...." "O quería dejar un testigo de su obra, Aquí podría haber un destello de vanidad" "Miente. NO puede haber vanidad en un dios que no sea un dios pagano" "Qué diferencia hay.Dioses. Agujeros negros de superstición" "Y pensando así ha gastado su vida en buscarme" "sí" "Una vida de un ateo buscando un juguete de Dios" "No le definiría como un juguete" "¿Entonces qué soy?, Ni siquiera soy completamente humano" "A mi me parece muy humano" "No lo soy. Sólo un paso previo, un ensayo en la creación de su obra más grandiosa, el molde de barro que formará la escultura de bronce" "El primer paso de todo" "Sólo un primer paso" "El paso definitivo, y sigue aquí delante de mi. Puedo tocarlo y olerlo. Puedo verlo escucharlo, -estoy conversando con usted y tomando notas" "Lo está haciendo y creo que muy bien, pero olvídese de mi. Una muestra deteriorada que al final, cuando dejó un mundo sin dios, como le gusta decir a usted, se olvidó de destruirla y dejarla descansar" "En eso discrepo. No creo que se olvidase de destruirla" "Está muy seguro" "Mucho. No se olvidó" "Entonces ¿por qué después de construir a los hombres a su imagen y semejanza no me destruyó  y me echó a los cuervos?" "Los designios..." "Basta ya de designios. Le consideró su obra, Le enseñó y aprendió muchísimas cosas, Muchas. Le consideró su obra y no se atrevió a destruirle. Imagine como se quedaría cuando vio  a Caín matar a Abel, cuando Eva saboreó el fruto del único árbol que tenían prohibido Todo iba demasiado deprisa incluso para un Dios. La humanidad que empezaba a caminar se tambaleaba, y ahí estaba usted, perfecto por dentro, con todas las virtudes concentradas en su justa medida en su corazón. Quien le dio forma a todos y todos y todas se tambaleaban con la inconsciencia que había quedado atrapada en el molde.Y él que piensa que es usted su obre más perfecta, la incorruptible, la realmente eterna. Y no lo destruye. Piensa que lo va a a necesitar. Otra vez. La primera ha durado poco" "Soy un deshecho inmortal" "Es usted el futuro. La esperanza de una creación errónea. El frasco de todas las virtudes que el hombre debió atesorar" "Un viejo molde. Muy viejo hasta para saludar a unos desconocidos ¿se quedarán a comer? No le daré dos ostias. Je je  Tengo un cocido. Ahora se marcha" "Me voy. Tengo ya suficiente" "Sabe que no puede contar que ha encontrado al molde del que Dios, ese Dios en que usted no cree, creó al hombre" "¿Contar qué?"

miércoles, 11 de julio de 2018

PROPOFOL (6)

"¿Es usted el Doctor?" "Sí. Buenas tardes" "Estoy aterrado" "NO debe estarlo" "NO quiero sufrir" "Le vamos a sedar. No va a sufrir nada" "Es eso lo que me da miedo que me seden y no me despierte" "Lo que va a notar es un sueño muy placentero, como si llegase a casa y se quedase dormido viendo la televisión" "¿Y el despertar? ¿Vomitaré mucho?" "Nada. ¿Nota ya algo?" "Qué gusto".

Ya me estoy despertando. NO he notado nada. Qué bien me encuentro. Podían prepararme un tuper de esto para las noches de insomnio. Muy agradable. Tenían toda la razón. Qué equipo tan simpático. Aun estoy débil pero con una enorme sensación de placer. Me debato entre seguir durmiendo o abrir ya los ojos. Me han dicho que no podré conducir, pero tengo tareas esta tarde. Los ojos. Los abro pero no entra más que la luz tamizada por un tejido blanco de algodón. El tacto sobre la punta de la nariz es áspero. Tengo que haber salido del quirófano. Me llevan, siento en mi espalda el rodar sobre las prominencias del suelo. Le pediré que me aparten la sábana, cuando pueda parpadear, no quieren que mis ojos sufran, tapados, sin luz, después podré ver. saludar a los doctores y a todo su equipo y felicitarles por su trabajo. Me duele el pecho. Una mala postura. Me lo advirtieron, para trabajar a veces tienen que mover tu cuerpo como el de un contorsionista para pasar las curvas del colon, el doctor puso mucha pasión en su explicación, se nota que le gusta la técnica de su trabajo, da gusto ver a la gente apasionada con su labor. Una puerta automática. Bajamos. Un ascensor, la puerta se cierra a mi espalda. el celador se ha apoyado en mi pierna. Tamborilea con los dedos sobre la parte delantera de la tibia. Me molesta. Enseguida cuando me despierte se lo diré. NO debe hacerlo, es una sensación desagradable cuando te estás despertando y no te puedes mover. Una planta. Salimos. Casi me tira de la camilla. Ha chocado. Usa la camilla como si fuera una vaquilla en pos de una enfermera. Me quejaré. Cargaré las  tintas. Deberá dar gracias si no es despedido por desconsiderado. Estaba tranquilo y por su culpa tengo más ganas de despertar pero aun ni parpadeo. Suerte que la sábana me protege si no la luz me deslumbraría. SE abre otra puerta. Me levantan. Cambio a otra camilla que se desliza. Choco con los pies contra un fondo de metal helado. Hace frío. La puerta se cierra y todo queda a oscuras. El despertar no está siendo tan agradable. Pasan los segundos en silencio. Los minutos y los días. De nuevo la luz. otro traslado. El cuerpo a una superficie helada. Ahora sí me retiran la sábana. Luz de neones cenital. Dos hombre vestidos de cirujano. ¿Qué van hacer?. Me abren el tórax de arriba abajo me abren el abdomen. Tocan mis vísceras y toman muestras de algunas. Una sierra justo por encima de mis ojos. Eso es una muestra de mi cerebro. Mi cerebro no quiero que quede mutilado. Me tapan de nuevo. Me cambian a una superficie aterciopelada y mullida. De nuevo la oscuridad. Un nuevo traslado. Pasamos del calor del verano al frío. Una iglesia. Cantos. En volandas. Salgo. Me colocan en una superficie y me llevan. Ruidos de ladrillos. De nuevo en volandas. Quietud. Ladrillo. Golpes sobre los ladrillos. Llantos a lo lejos y silencio. Cada vez hace más calor. Pasan los segundos, pasan las horas, los días y las semanas. NO he conseguido parpadear. Mi cuerpo se descompone, la grasa, las vísceras y los músculos, y sin embargo sigo vivo. Es posible que haya alcanzado la inmortalidad. Nadie me contradice.

martes, 10 de julio de 2018

LA LAVADORA

El nene salía del comedor desde pequeño. Gateaba. Bajaba el pequeño escalón y cruzaba el patio interior. Al principio se preocuparon. El cuarto de lavado era un sitio muy peligroso y lleno de productos tóxicos. Lo siguieron. Lo vieron cruzar el patio abrir la puerta que estaba entornada y entrar en el cuarto. Dejaba la puerta abierta. Miraba, sonreía y se sentaba delante. Y así permanecía horas. sonriendo, riendo a carcajadas o farfullando algunas palabras. Dejó de gatear, dio sus primeros pasos, pero su destino siempre fue el mismo: A veinte centímetros del  tambor de la lavadora. Los padres subieron todos los productos potencialmente tóxicos a anaqueles que no podía alcanzar aunque nunca mostró ningún interés por un objeto distinto a la lavadora. Durante unos años dejaron de preocuparse, pero cuando su hijo se acercaba a la adolescencia, las horas interminables delante del tambor empezaron de nuevo a preocuparles. Consultaron con un afamado psicólogo de la capital, le refirieron que su hijo pasaba las horas muertas observando el tambor de la lavadora, que reía, echaba carcajdas , lloraba o meditaba tanto con el electrodoméstico en reposo como en movimiento. Les preguntó si lo habían hablado con él. No. Cuando se acercaban o le sacaban el tema se marchaba. Salía y seguía con sus otras tareas. Se interesó por si había comentado alguna idea que se pudiera considerar delirante. Negaron. Era el hijo más sensato que nadie pudiera tener. Los tranquilizó. No parecía nada grave. Una manía o una costumbre. La madre sugirió que si la lavadora era el amigo imaginario de su hijo. El psicólogo respondió con un quizás y les emplazó a una visita con el niño en la siguiente semana. Pasaron los siete días en que los padres mantuvieron una especial alerta por si algún detalle podía ser de utilidad con el especialista. Nada nuevo. Las visitas, las permanencias y los gestos según los programas de que se tratase. Comprobaron que los programas fríos le producían tristeza, los de ropa sucia o agua muy caliente carcajadas, los rápidos ansiedad y un sinfin de matices con el resto, pero había una constancia en las sensaciones y en los gestos. Llegó la visita. El niño de once años en pantalones cortos y jersey de punto caminó muy recto con porte de bailarín clásico hasta la silla , hizo un giro de noventa grados, se planto delante del psicólogo que le esperó sentado. Pidio permiso con la mirada para sentarse. Asintió  y se sentó en un sillón alto que no dejaba que los pies reposaran en el suelo. Terminó. Salió y les dijo a  sus padres que entraran. Les felicitó porque tenían un hijo extremadamente inteligente y educado. No debían preocuparse, el niño había sido muy franco y muy claro, no había ningún problema, después de todo un lavadora es un objeto corriente que no es difícil de encontrar en cualquier piso. Quisieron saber si necesitaba de alguna terapia. Ninguna, respondió taxativo. ¿Entonces? Entonces nada. Déjenle hacer, su hijo es un modelo. Regresaron a casa. Era de noche. El niño aun entró un rato y se sentó. Departió cuchicheando y rio después con fuertes caracajadas que le desencadenaron un ataque de tos. No podían admitirlo, el psicólogo podía decir lo que quisiera pero aquello no era ni medio normal. Decidieron romper la lavadora esa misma noche. Por la mañana antes de ir al colegio el chico entró a despedirse como hacía siempre y la encontró quieta . NO llegó a sentarse. Salíó cabizbajo llevandose los dedos al canto de los ojos. Cuando volvió del colegio, la lavadora antigua con el tambor frontal había desaparecido, en su lugar otra lavadora de carga superior. Entró. Se fijó. Contuvo la respiración. Caminó lento dos pasos. Después un giro de cientochenta grados y siguió mirando. Las manos entrelazadas. Se mordía los labios. Giraba las manos entre sí y se las secaba en la pernera del pantalón. Miró a derecha e izquierda , delante y detrás como si alguien estuviese gastándole una broma. Alargó  la mano y rozó la lavadora. La separó como si le hubiese quemado. Dio dos vueltas más , entreabrió la puerta que iluminó la penumbra, guiñó los ojos con los rayos del sol, y salió.Sus padres lo vieron salir y acercarse a la puerta. Le abrieron. NO les miró. NO les besó. Doce años. SE había hecho mayor El padre y la madre se miraron y sonrieron.

sábado, 7 de julio de 2018

LOCAL HERO

Una rotonda de ciento cincuenta metros de diámetro en un pueblo de trescientos habitantes. Un solar rodeado de tres carriles. Siempre pensó que después de la rotonda vendría una autovía. Pero nunca vino. Esperó que al menos pusieran algún monolito o alguna escultura en el centro como las que había visto en las afueras de la capital, mastodontes monstruosos de veinte metros de altura llenos de acero y aluminio. Tampoco. Una rotonda solitaria a la entrada del pueblo en lugar de la alameda. en la canícula el vapor humeaba desde el suelo. En la cenzellada la superficie de hormigón irregular reflejaba los rayos de sol si amanecía despejado. Y él miraba desde su ventana como antes habia mirado la alameda todas las mañnas y todas las tarde. La visión del hormigón donde antes había árboles le crispaba. Cuando estaban los árboles, sólo miraba, sólo después de su desaparición fue capaz de echar de menos el ciclo de las hojas, el crecimiento de las ramas, los sonidos con el viento, o chasquidos con el sol o crujidos bajo la nieve. Nada. Solo hormigón. Ni autopistas que aporten progreso y novedades ni monolito. Cuando terminó la obra, cuando los pintores acabaron de pintar las líneas del suelo volvió el silencio, pero un silencio absoluto, inmutable al viento, a lo perros y a los gatos o incluso algún jabalí que merodeaban. siguió en su ventana cada día, por la mañana y por la tarde. Un día se cansó. Cerró ventanas y contraventans y bajó la persiana. Caminó de espaldas y se sentó en el sofá . Se deslizó hasta casi estar acostado con la piernas flexionados. Cogió el mando de la tele y zapeó con desgana. Dejó un documental triste Sugar Man, confió en dormir, el sueño, su terapia, dormir, remover las  ideas y los sentimientos, una coctelera esférica y cerrada de la que tanto salían pensamiento exóticos como moriosos. Ni sueños, ni pesadillas, ni ensoñaciones, sólo tedio, y disgusto. Su vida se había ido con aquellos árboles, su esperanza había desaparecido sin la llegada de la autovía, su consuelo con la convicción de que nadie instalaría un monolito ni siquiera una columna o un enrejado un montón de chatarra. No volvería a abrir la ventana. No quería tener más el horizonte delante de sus narices. Para qué vivir. Ninguneado en su día a día por personas que decidían de muy lejos que sólo habían visto su pueblo en un mapa o como mucho en imágenes de satélite. Personas que le habían jodido la vida,  aunque su vida ya fuese una mierda. Cada vez más hundido en el sofá, con la cabeza casi a la altura del cojín del asiento. Un poco más abajo el suelo. Terrazo. Frío. Sólo pensar el contacto de la nuca con un suelo tan helado lo despejó. Se levantó. se sentó en la silla de anea. Debía hacer algo. Le sorprendía que ninguno de sus vecinos hubiese protestado. Ni el maestro, ni el cura ni el alcalde ni el concejal de la oposición. Todos conformes con la destrucción, el abandono y el olvido del pueblo. Cogió la silla de anea. Llenó un  morral con un poco de pan y algo de embutido, una botella grande de agua. El sombrero de paja de ala ancha. Se duchó, se lavó los dientes aunque no había comido y se cepilló las uñas. Se echó la silla a la espalda y la puso en en centro de la rotonda. Se caló el gorro hasta las orejas , abrió el morral sacó el pan, lo abrió con la navaja y lo llenó de embutido. Comió. Bebió del agua. Por la mañana no pasó nigun coche. Por la tarde la guardia civil que al verlo tan solo, dieron una vuelta, lo reconocieron lo saludaron y siguieron su ronda. Por la tarde un coche fúnebre de un pueblo vecino. Y no recordó más. Tres o cuatro meses después un cabrero reparó en la nueva escultura que habían emplazado en el centro de la rotonda. Los tonos azules, verdes y ocres del bronce. El perro pastor meó la pata de la silla. el pastor se acercó. Se apoyó y tiró un guijarro a una cabra que se despistaba. Se volvió y reconoció en la estatua la cara de su vecino. Al final de la mañana en el bar lo comentó con parroquianos, se acercaron y coincidieron en que sin duda era un retrato de su vecino, pero todos lo recordaban como un hombre gris, no les parecía que hubiese hecho ninguna azaña para ser recordaba pero los de la capital sabbían. Pero sin avisar no había estado bien. el teniente de alcalde que fue camarero en Londres propuso hacer una inauguración. Se organizó una merienda donde se tocó el himno por los tambores y cornetas del pueblo vecino. Se colocó un letrero Local Hero .Se tiraron algunas tracas que espantaron a los perros y a las palomas. Las manchas blancas realzaban el bronce. Al atardecer llovió y la escultura se llenó de churretes

miércoles, 4 de julio de 2018

RADAR

A punto estuvo el coche de empezar a dar vueltas de campana. Lo que vio , lo que dejó de ver, le hizo frenar en seco, y a ciento treinta y con los amortiguadores muy gastados el vehículo hizo un trompo, osciló pero se detuvo en el carril central justo en sentido contrario. Aturdido salió del coche e hizo gestos para que los vehículos que se acercaban se detuvieses. Blandió  el chaleco reflectante sobre su cabeza y le tranquilizó ver las luces naranjas intermitentes de un camión remolque que se acercaba. Se cortó la autovía. El conductor del camión le preguntó qué pasaba, que por qué ya que no se había accidentado no devolvía su vehículo al carril lateral y así todos podrían proseguir la marcha. Les suplicó que no. No debían arriesgarse. El camionero no comprendía. Le señaló el radar. Sonrió, el radar solo te multa si los vehículos van a mayor velocidad de la que está programado. No se trataba de eso. El vehículo que le precedía, al adelantarle justo delante del radar, había desaparecido. Se habría accidentado, varios conductores se apresuraron a rastrear las cunetas, les instó a detenerse, no debían arriesgarse, el vehículo no se había accidentado, simplemente había desaparecido, un zumbido , un resplandor y había desaparecido. El camionero se rió a carcajadas, le recomendó que escribiera al último milenio, su presentador Iker se mostraría muy interesado en la emisión de la abducción por un radar, los otros conductores reían la gracia mientras el resplandor azul de dos motos de la guardia civil de tráfico se aproximaban. Los guardias se abrieron paso a pie entre la aglomerción de conductores encabezados por el camionero. Frente a ellos el conductor que trataba de persuadirles para no continuar. El agente de mayor graduación le preguntó al camionero que donde estaba el accidente. El camionero negó con la cabeza. El guardia se puso rojo y el camionero le señaló al conductor que había hecho el trompo. El conductor miró al suelo, movió chinarrillos del asfalto con la punta del pie y dijo casi en un susurro, que al pasar delante del radar el coche que le precedía había desaparecido después de un ruido muy agudo y de un resplandor. El guardia se acarició las sienes. Documentación. Le pidió a su compañero que trajera el test de alcoholemia y drogas. Negativos. Le ordenaron que moviera el coche. El dijo que para delante no iba. Le indicaron que lo dejara en el arcén y que esperara que cuando quitaran toda la congestión del tráfico, le iban a poner un montón de quinielas, por entorpecer el tráfico, por riesgo para otros conductores, por estacionamiento en vía urbana, por desacato a la autoridad, y ya consultarían el código. Los puntos que los diese por finiquitados. Se subió al vehículo y se dirigió a los otros vehículos, cambió de sentido y estacionó en el arcén. Se bajó y colocó los triángulos de señalización y las luces de posición del vehículo y se apoyó en el quitamiedos. Mientras los agentes ordenaron a los conductores que volvieran a sus vehículos que podían reiniciar la marcha. El agente empezó a gesticular para estimular el movimiento de los vehículos. El camionero subió a la cabina de su vehículo y los quinientos caballos del motos agitaron la cabina. Sonrió satisfecho. Miró al conductor del primer coche en el arcén y tiró del claxon. El guardia le recriminó la parsimonia. El camión echó a rodar despacio. Tocó el claxon y todos los conductores que habían quedado atrapados en el atasco tocaron también sus claxon. El camión avanzó. Se situó por delante del radas. Se escuchó un zumbido y un destello y desapareció. Los claxon se silenciaron. Todos los vehículos se detuvieron. El guardia miró sorprendido al vacío que había dejado el camión. Cortó la carretera con la moto en informó a la central sin entrar en detalles. Pidió que revisaran las imágenes del radar. El operario que lo vio observó un vehículo a toda velocidad un destello luminoso y la carretera. Después lo mismo con un camión. Los radares eran nuevos, se retiraron. Nadie pagó las multas.

martes, 3 de julio de 2018

CABARET

"No, no y no . No me gusta el acento alemán."" El presentador de cabaret siempre tiene un acento no sé si alemán o austriaco, pero lo tiene. Siempre" "Siempre no. En esta representación de la que soy el director, no tendrá acento austriaco" "Entonces no será cabaret" "Será lo que yo quiera que sea. ¿Me comprendes?" "Claro que le comprendo. Es usted el que firma mi nómina. Estoy obligado a comprenderle" "Te pudes marchar también" "Prefiero adaptar el acento" "Ahora nos entendemos" "¿Qué acento desea herr direktor?" "Sin sorna si puede ser" "De acuedo. ¿Qué acento quiere para el presentador?" "En mi Cabaret, el presentador tendrá un acento sevillano" "De Triana o más bien tirando a gaditano" "Eso me da igual. Pero un acento fuerte andaluz es lo que tendrá mi presentador" "No se habrá confundido con el Don Juan Tenorio" "Qué te he dicho de la sorna. Eres bueno. Pero la calle está llena de actores buenos" "Acento sevillano entonces" "Sí. Dará un toque de frescura" "Entonces Sevilla en invierno" "Es un local cerrado" "Pero Sevilla en verano fresca fresca no es" "Lo tuyo no es el bis cómico" "A mi me ha hecho gracia" "A mi no" "¿Las sillas  de barrotes que siempre aparecen en cabaret van a estar, o encargamos mejor unas sillas de anea? El verde en las maderas daría un aire muy sevillano. Con rayas blancas más del BEtis" " Basta ya" "Y si las sillas se ponen en lugar de al revés como en la representación de ,como se sienta todo el mundo, esto parecerá un tablao. Y las meretrices en lugar de medias de rejilla trajes de faralaes. Y a falta de oficiales alemanes, ponemos toreros..." "¡¡Basta.Basta ya!!" "No le han gustado mis sugerencias. Intuyo que no le han gustado Herr.." "He dicho que te calles. Una tontería más y estás despedido" "Despedido no. Sólo trataba de oclaborar" "Te queda media tontería. Vamos. Vamos. Te estoy escuchando" "Mejor voy a esperar. Estábamos en un acento andaluz de sevilla" "Andaluz de Sevilla sí. Comienza" "Pazen zeñoreh y vean. Come ladies and gentelmen" "Eso no es andaluz" "Al cabaret viene gente de diversas nacionalidades. Un toque de inglés no está mal" "Andaluz. sólo andaluz" " Cabaret se desarrolla en el Berlín ocupado y no en Marinaleda" "En Berlín y en andaluz" "Usted paga" "Eso es el concepto" "Método Stanislasky puro" "Me la suda el Stanislaski. Tú tienes que pagar tus facturas como yo. Así nos vamos a enteneder" "Oído cocina" "Haz la presentación sólo en castellano con acento andaluz" "Zeñorez y zeñoraz, pazen y vean ezte cabaret que ez mu bonito y ze van a da una jartá de reí" "TE vas a acercando. A ver si van a tener razón los que dicen que eres un buen actor" "No les haga caso. Después de esta obra  nadie hablará de lo anterior" "No sé si lo que me dices es bueno o malo" "He dicho lo que he dicho. O mejor he disho lo que he disho" Es igual mientras me obedezcas y no vayas por libre" "Soy todo obediencia amo" "Y ahora qué más" "Antes has sugerido lo del traje de toredo. Pásate al vestuario y vístete de torero" "Pero cómo voy a ser el presentador de cabaret vestido de torero" "DE torero" "De toreror. ¿cojo el capote?" "GRan idea" "Que era broma" "Sácate el capote" "Si ve lo del torero, a lo mejor lo que le he dicho de las sillas tambien le parece bien" "Pensándolo bien sí. Es una gran idea. Transformaremos el cabaret en un tablao" "Me hace sentirme entusiasmado. Pero mire el decorado de la barra. Hay whisky y cognac" "¿Y qué?" "Voy vestido de torero con el capote en ristre, a mi espalda tres sillas de anea de madera verde. El whisky y el cognac rechinan. Mejor el rebujito y el fino" "¿Tú estás loco?" "Es lo que procede" "Le tomas el pelo a tu director. Es Berlín. Infestado de soldados alemanes. No existía el rebujito. Esto es lo que me faltaba por oír. Rebujito en la Alemania nazi. Vete. Estás despedido" "Señor director.." "Adiós"