jueves, 30 de agosto de 2018

LA AUDIOGUÍA

El monasterio de Yuste está en Extremadura, en la ladera sur de la sierra de Gredos. Se accede desde Jaraiz a cusco de GRedos por una carretera serpenteante entre umbrías de castaños. A mitad de camino un cementerio alemán de algo así como soldados desconocidos. Entre las especies extintas de la comarca están los monjes Jerónimos, la orden monástica más abundante en el siglo de oro. Solo quedan ocho monjes en el mundo, monjas sí las hay en abundancia. Ast quería ir a Yuste. Siempre le llamó la atención que el hombre más poderoso del siglo de oro en cuyo imperio no se ponía el sol eligiese recluirse abdicando de su trono imperial en un convento relativamente modesto sin gran cantidad de lujos. El bosque mediterráneo húmedo le encandila. En el interior coge los tikets y espera las instrucciones de la guía para colocarse la udioguía en la oreja. "Oiga" "Me llamo María" "Oiga María, no oigo nada por este cacharrito" "Le ha dado usted al botón ON" "Pues no. Qué descuido. Ahora sí oigo un zumbidito" "Ve que fácil" "Cuando uno sabe sí" "Vamos a empezar el tour. Unas cosas las explicaré yo y para una explicación más detallada pueden pulsar el número que hay delante de cada zona" "Pulsen el uno y verán la explicación de las columnas" "Sólo oigo un zumbido" "Apaguelo y enciendalo" "Ahora oigo algo pero no lo entiendo" "Señor guarde silencio y esté atento que nos va a hacer perder la visita" "Lo siento" "Ast soy CArlos" "¿Mi amigo CArlos?" "No Ast, soy Carlos el emperador" "Señora guía esto  es estupendo. Una dramatización del emperador" "NO señor sólo se describen los ábsides de marmoles de lo más lato de la sierra" "Ast parece que has nacido ayer, y eso que hoy cumples cincuenta y uno, solo tú me puedes oír" "Coño ¿sólo yo?" "Señor si quiere alguna pregunta espere a que termine la explicación, entonces le daré su turno" "Esta tía tiene muy mala leche. No le hagas caso. Ahora empieza a soltar una sarta de mentiras que se han inventado con el tiempo. Primero me tildan de tragón y borracho. Después se lían a contar todas mis intimidades, que si mi hijo bastardo Juan que debió ser rey en lugar del otro idiota.Que si mi mujer fue un matrimonio pactado pero después quedé perdidamente enamorado" "Pues tiene usted retratos de ella por todos lados" "Y eso ¿Qué tiene que ver con el amor?" "Hombre. Que en cada habitación hay uno incluso en uno la hizo envejecer cuando en realidad murio joven con treinta y ocho años. Eso es muy bonito" "Pero amor no. Amor por la madre de mi Juanito. La reina era una máquina con el trabajo de palacio, con los despachos con los embajadores. Usted sabe lo tedioso que es tratar con embajadores y con obispos. Además tenga en cuneta que antes habían hecho viajes de semans a la intemperie para recibir audiencia, entinces cuando se postraban ante tí, el tiempo no existía para ellos. Primero las adulaciones, después si eran curas las benciones, si no los obsequios, y después la petición a la que creían tener todo el derecho del mundo. Ella me resolvía todo eso y yo a mi guerra y amis cacerías. Bien todo eso se acabó con su muerte. ¿cómo quiete que no la recoradara, pero amor no, desde luego, gratitud, agradecimiento y amistad toda, pero amor...Era mi prima hermana. ADemás la pobre murío al parir a uno de mis hijos" "En algunas cosas no le deja en mal lugar. Dice que era usted aficonado a la tecnología. Hay un cuadro en que le reflejan mirando funcionar unos autómatas. Pero emperador. ¿Qué hace usted por aquí? Debía estar en el cielo. Hizo méritos para ello en sus últimos años" "No lo sé de veras que no lo sé. Por lo menos he podido hablar contigo" "No lo tenga tan claro majestad. Yo tengo mucha, a veces demasiada imaginación. Todo esto puede ser un subidón de mi imaginación. Puede no tener nada de realidad" "No me digas eso. Después de lo que hemos confraternizado" "Y aquí termina la visita. El señor del fondo. ¿Como se llama?" "¿Es a mi? Yo me llamo ast" "ASt no se ha enterado de nada. Espero que su pinganillo le haya infromado más que yo" "Es que no la he escuchado, pero el pinganillo sí estaba bien" "Tendría que venir el mismo emperador para que se dignase a escuchar" "Sí el mismo" "...."

PATATAS FRITAS

"Chica. Lo que me ha costado sacarte a tomar el aperitivo" "Hace tiempo que no salgo" "Tú, la reina de los aperitivos y los tardeos y hace tiempo que no sales" "Algún tiempo. La gente cambia" "No. Imposible. Tú no. No lo creo" "Y he venido porque eres tú y me has insistido. Ytampoco te miento si te digo que ya me estoy arrepintiendo" "No me gusta ese tono. No sabes cuanto me alegro de que estés aquí.Sientate que tienes muchas cosas que contarme y estoy deseando oírlas" "No muchas cosas, y la verdad no me apetece contarlas" "Chica ¿Qué te ha pasado? ¿Tú? La que decía: mi vida por un chisme. Nada que contar. Nada" "Nada que me apetezca contar" "Eso es otra cosa. De eso ya me encargo yo""¿De qué?" "¿De qué va a ser? De ablandarte muchacha, para que largues. Las cosas no deben quedarse dentro. Hay que dejarlas ir. Si tuviste problemas con algún noviete, pues adiós y ya está, dos lagrimicas y al siguiente" "Me peleé con mi novio" "Cuéntamelo.¡Te fue infiel!" "¡No!" "Entonces le fuiste infiel tu!" "Que no. Que no te voy a contar nada" "No te pongas así, pero que sepas que soy tu amiga y puedes contarme lo que quieras y yo sólo guardaré silencio" "Vale. Gracias por respetar mis silencios" "Camarero, dos cañas y unas pataticas fritas" "¡No!" "Ya no bebes. Entonces traigale a ella un biter Kas" "No quiero un bitter Kas. Me puedo tomar la caña" "Camarero entonces traiga la caña" "No abras la bolsa de patatas por favor" "¿Te parece que no están buenas?" "¡No las abras!. ¿Hay que decirlo todo?" "No te pongas así. Nos cambia la bolsa y santas pascuas" "No quiero patatas" "¿Estás a dieta?" "No. No quiero patatas fritas de bolsa" "Antes te gustaban. Te las metías en la boca y cerrabas los ojos del placer que te producían" "Y seguramente me siguen gustando" "¿Entonces?" "Salgo en ellas""¿Que sales en ellas? ¿Te han contratado para ser su imagen. Mira que no estás mal, pero como para hacer anuncios no estás" "Salgo en las patatas""Estás de broma" "¿Por qué crees que llevo sin salir todo este tiempo? No es una broma. Venga.Ábrelas, pero tapalas un poco con el bolso que me da mucha vergüenza" "¡Coño ! A ver. Esta sí, esta también. Tu rostro está en todas y cada una de las patatas, y ninguna igual a la otra. Además no sales nada mal. ¿Y por qué te han elegido a ti como imagen de sus patatas?" "Yo no tengo nada que ver" "Mujer algo tendrás que ver. O tendrás un sosias que es el que se está llevando la pasta" "Tampoco. LLamé a la empresa para mostrar mi queja. Y me dijeron que no" "¿Que no?" "Ni siquiera disponene de la tecnología para imprimir imagenes en cada una de las patatas y menos con esa calidad. Ellos solo fríen las patatas, no hacen una masa y le dan forma como otras marcas. Me piió una foto de algunas. Se la envié.  Me mandaron fotos de bolsas recien abiertas, y todas patatas impolutas, sal cicatrices de fritura y un aspecto muy  apetitoso.Me invitaron a revisar el proceso de producción. Y en efecto las patatas salían absolutamente limpias. Le pedí si podía abrir una recien hecha de lante de ellos. La abrí. Y allíestaba yo en una postura distinta en cada una de las patatas. Y así en cada una de las diez bolsas que abrimos. Pensaron que era una broma , que yo era algo así como el mago pop, como les dije que no, insistieron y me invitaron a marcharme" "¿Y qué hiciste?""No salir de aperitivo, y si salgo procurar no tomar patatas" "No es tan grave" "Claro , te podía pasar a ti" "Tengo que marcharme. Pero tenemos que vernos el viernes que viene a la hora del aperitivo. No me digas que no. No pediremos patatas" "Si es así"

"Chica qué contenta que te veo hoy. Camarero dos cañas y dos marineras" "Pide también una bolsa de patatas" "Pides patatas" "Ya no me pasa lo de las caras. Fue estupendo verte" "Me alegro" "No he parado de tomar patatas fritas toda la semana para celebrarlo. Abrelas que les eche un poco de limón" "No sé. ¿No podríamos tomar otra cosa?"

sábado, 18 de agosto de 2018

EARLY MORNING

Reposta tu vehículo y repostas tú. Gasoil. Media de tomate con aceite y un café con leche. Gracias. Primero  tú. Primer café de la mañana. Aun no te has despertado. En vaso largo. Dos sobres de azúcar. Niguna sacarina. Te halaga. Has tomado tiempo para desayunar antes de llegar al trabajo, pero han sido muy ágiles. Su agilidad te ha sorprendido. Te han regalado unos minutos del tiempo que has madrugado. Podrías haber dormido un poco más. Eso ya no es posible. Llegar quice minutos antes a tu sitio de trabajo no tiene ningún sentido. Ni será un mérito, ni una satisfacción ni podrás adelantar trabajo alguno. Te han regalado un segmento de tiempo enconrsetado en el ahora que no vas a poder aprovechar. El café amargo pero aromático y untuoso un café bueno sin canela, sin chocolate y sin demasiada crema. Te despeja. Quizás con el café y el sabor dulce sazonado con granos de sal de la tostada se le ocurra algo para rellenar el tiempo vacío que le sobra. Escribir algo en una cuartilla de tiempo que ha aparecido en tu día. No te gusta la punta. Te gusta que la tostada tenga la punta pero para abandonarla con el resto de residuo del plato. Sin esa punta no la sanboreas  igual. Necesitas ese pequeño exceso. El tiempo. Ese regalo inesperado pero que no se puede aplazar. Miras al exterior. Buscas entre los coches aparcados el tuyo. Una simple mirada perdida. Está sucio. Las lluvias de barro de los últimos días de julio lo han embadurnado de una pátina entre blanco y rojiza que impide adivinar el color de la pintura. Quince minutos. Tiempo suficiente para poner el coche bajo el chorro de agua del lavadero junto a la gasolinera. No te apasiona. DEtestas cualquier limpieza que no sea tu propio aseo, pero aprovechar el tiempo en una tarea repulsiva a la vez que necesariate permite aprovechar de ese tiempo en otro momento con una tarea más placentera. Te libera  de la tensión de qué hacer con el tiempo que te has encontrado. Una tarea que esta´ra hecha en el futuro, dejará un tiempo que se podrá aprovechar en algo que quizás te resulte más interesante o placentero. Cierras los ojos y sonríes. Quince minutos, en tu mente aparecen decenas de escenas posibles en quince minutos, desde el placer mas salvaje hasta el más sosegado. Pides la cuenta. Dejas unos céntimos en agradecimiento, más por el tiempoque por el desayuno. El coche. El hangar vacío. Monedas. Programa completo.coges la lanza, te separas para evitar sapicaduras. Agua jabonosa, enjuague y cera. Agua jabonosa. Enjuague. Stop y la cera. Comienzas con el capó. Estás deseando ver el brillo de la pintura. Pulsas. Enfocas al suelo. el chorrono es un chorro intenso como los anteriores, sino poco más que un goteo. un flujo prostático. no te da tiempo a volver a preguntar al encargado, darle la opción a reparar la posible avería. No hay tiempo. Está limpio. sólo es el brillo. Aprovcharás lo rácano del chorro y te marcharás con quince minutos en cartera. Pulsas y orientas el agua sobre el capó. Según caen las gotas, el coche desaparece como si borrases en la pantalla de un ordenador. Cuando ves el efecto del chorro del abrillantador no se plantea parar el lavado, sigue borrando su coche hasta que el coche desaparece. Está sorprendido. El brillo del lavado hace que tu coche no se vea. Tomas de nuevo la lanza con el agua jabonosa. El chorro no se descomppone hasta llegar al suelo. Tu cohce ha desaparecido. DEjas la lanza y das dos vueltas alrededor de donde debería estar. Te detines donde esrtaría la puerta del conductor. Extiendes la mano. no tocas nada, sin embargo hacer el gesto de abrir. Te pones de lado. Metes una pierna, Te agarras en un asa que no se ve . Te sientas. Cierras desde el interior la puerta y desapareces. No llegas al trabajo. Ya no aprovecharás los quince minutos que habías ganado

martes, 14 de agosto de 2018

ALMA

"Morilla. Estás serio. Levanta el ánimo que te vas de vacaciones" "No es nada Ast" "Pues para como tú eres no te veo bien" "Cosas" "¿Ha sido algo de la guardia?" "No. En realidad sí. ¿Qué crees que es esto?" "Déjamo ver" "Una bola de cristal. Una cristalina para jugar a guá. sí una bola de las de toda la vida. No hay duda" "No sé ast. A mi tambien me parecía una bola, pero...""Pero lo que no sé es qué tiene eso que ver con la guardia" "Por la mañana avisaron de un paciente con dolor abdominal. ¿Te acuerdas?" "El anciano tan amable de noventa y nueve años" "El mismo. Un tipo sordo, extremadamente sonriente aunque no se enteraba de nada. Le decías cualquier cosa y se reía. Lo tocabas, lo explorabas y agradecía cualquier gesto" "Una inflamación de la vesícula me parece recordar" "Sí. Y no se podía operar porque tenía la válvula aórtica absolutamente estrecha. El más mínimo esfuerzo lo fatigaba o le producía desvanecimientos" "Además el hombre lo tenía bastante claro. Escribió que no quería que se operase de nada aun asumiendo que podía morir. Creo que escribió que ya había vivido mucho y que hacía varios años que no quedaba nadie de los suyos" "Pero tenía un sobrino nieto  que llegó a última hora muy beligerante que dijo que a su tío abuelo se le haría lo que fuese necesario y aunque le enseñamos el papel, él dijo queunanciano enfermo y probablemente demente y hostigado por los sanitarios no podía tomar una decisión de ese calibre. Amenazó que nos estaría vigilando" "Y fue entonces cuando hice la consulta a preanestesia y solicité el estudio cardiológico para apurar las posibilidades- El caso es que a lo largo de la tarde el hombre empeoró. Estaba mustio, adormilado, con respiración esterorosa, fiebre muy alta con intensos escalofríos. El familiar que hacía continuamente la guardia me avisó. Llegué a verlo y le dije que estaba empeorando, que si no respondía al tratamiento y con el deseo expresado por el paciente, si empezaba a tener sensacion intensa de ahogo comenzaría con una sedación que le ayudara a pasar el trance sin sufrimiento" "Bien hecho" "Sí ast, pero es más fácil de hacerlo.El sobrino, un tipo de casi dos metros se me encaró. Me repitió que su tío abuelo no estaba en sus sano juicio y que había que hacerle todo lo que estuviese en nuestra mano. Que avisase a la uci inmediatamente. Le dije que si no valoraba el deseo de un anciano de casi cien años. Insistió que nada tenía que decidir, que esa decisión la tomaba él" "Supongo que avisaste  a la UCI" "Lo siento pero sí" "No lo sientas yo también lo habría hecho" "Pero el abuelo se expresó con claridad. No tenía ganas de ensañamiento" "Hiciste bien" "La UCI llegó, lo valoró y le dijeron que en esa situación no había ningún beneficio para el paciente , que lo que había que hacer es lo que se le había propuesto. Sedarlo para ayudarlo a pasar el trance con el menor sufrimiento posible" "¿Se conformó el sobrino?" "No. Se dirigió al adjunto de UCI con una especie de negativa japonesa y un tanto de sorna y le espetó un veremos. Se marcharon. Me miró de reojo. Marcó en el movil y comenzó a hablar en voz alta por el pinganillo. Habló con la secretaria de alguien. En muy poco tiempo se puso alguien al teléfono. Rió  a carcajdas. Dijo gracias te debo una y colgó" "Creo que sé el final" "En menos de cinco minutos subio el celador de la UCI para bajarse al anciano" "Lo suponía. ¿Y la bola?"" Con el traqueteo de sacar la cama de la habitación en anciano abrió los ojos. Miró a su sobrino aterrado. Me miró a mi con ojos de súplica.Nada de la risa que tanto prodigó. Y ahí viene el cuento ast, como en un ejercicio de prestigitador, se llevó la mano al pecho, tan rápido que juraría que la mano se clavaba en el tórax. Me mostró el puño con la palma hacia arriba, lo abrió y me enseñó la bola. Me dijo por favor guarde mi alma doctor Morilla y cerró los ojos. No salió vivo del ascensor" "Vaya. Parece una de mis historias Morilla" "Desde luego. Por eso te lo cuento. Pero ¿Qué hago yo ahora con el alma de un hombre?"" Compra una urna" "Y ¿donde la dejo?" "En el salón" "Da mal royo" "El anciano no se veía mal tipo. en cualquier caso no la tires" "No pensaba" "Y déjala en alto no la coja alguno de tus sobrinos" "Eso sí"

domingo, 12 de agosto de 2018

PERSEIDAS

"Lo que quieres hacer no es muy ortodoxo. Lo sabes" "Soy plenamente consciente" "Salirse de las reglas tiene riesgos" "Sin riesgos no ha logros" "Desde luego, pero cuando uno decide por sí mismo" "Cierto que esto es un poco más complejo" "Mucho más complejo. Decidirás por personas que no pueden decidir" "Decidirán sus familias o sus cuidadores por ellos. Como siempre. el riesgo es pequeño" "No tan pequeño. Casi todos toman fármacos sedantes, tranquilizantes o antiepilépticos. El simple hecho de cambiarles su ritmo de sueño puede suponerles tastornos" "¿Nuevas crisis?" "Sí" "Esos han tenido miles de crisis, sus cerebros están tan dañados que poco más les podría suponer una nueva crisis. Y sin  embargo momentos de felicidad, fuera de estas cuatro paredes ¿cuantos han tenido?" "....Eres convincente, pero no puedo asumir esa responsabilidad" "La voy a asumir yo. Lo comentaré con cada uno de los padres para que den su consentimiento. Para eso necesito al menos que no te opongas" "No me voy a oponer" "Gracias. Además el enfermero y el médico se han ofrecido a venir conmigo, tambien cuento con un par de padres. Todo saldrá bien"

Catorce figuras en la playa. Dos sillas de ruedas.La luna nueva apenas alcanza a producir algunas sombras.Oscuridad. Las sombras que caminan menos erguidas se apiñan. Se escucha un sollozo y una muchacha que lo consuela. La oscuridad no es mala. Una voz dulce, sobre el ruido de olas de mar de fondo. dulce y ene´rgica cuando expone límites que no se deben sobrepasar. Caricias y órdenes directas de queines sólo parcial y lentamente comprenden lo que dice. Repite tantas veces que cansaríaa cualquiera que no fuese aquel grupo. Deben tumbarse en la arena, cada uno en su esterilla. A los que no puedna los ayudaran los cuiadadores ella misma y sialgun compañero quiere hacerlo tambien puede. Deberan estar callados y en silencio. Mirar hacia arriba al cielo negro que no se acaba. Centrarse en los pequeños puntos.Ver como parapadean. y estar atentos porque en cualquier momento una de esas estrellas se descolgará. Uno llora. si la estrella cae los aplastará. quiere volver al colegio. No las estrellas son blandas como de algodón, auqnue callese no podría hacer otra cosa que jugar con ellas. Detente ya. Se detiene se acerca , lo toma de la mano y lo pone sobre su esterilla. Llora . mueve las manos y los pies de forma insistente. Vale ya. Y se calla. Se muerde el labio pero sin llegr a sangrar como otras veces y ve que al fondo arriba está el cielo, lleno de unas estrellas de algodón que aunque callesen no le aplastaría. Todos están en su lugar. Cuando veais una estrella debeis pedir un deseo. Los deseos que se piden a las estrellas suelen cumplirse.Silencio ya.

Solo se oyen las olas batir la orilla y el viento que las arrastra y los juntos y matorrales secos que menudean en la arena. Ya no se muerde el labio. No puede detener sus manos si no coge algo. aprieta el borde de su toalla. El cielo arriba. Una una una. Varias voces. Una rayita blanca en el cielo. Un instante. silencio. Protto vendrá otra más larga. Muerde de nuevo el labio. Un deseo. Algo que quierea mucho. De repetente ora estrella como cien como mil veces la anterior recorre el firmamenteo lenta como las culebras gordas y viejas. Dejando la estela. el deseo. El deseo. Iba desmasiado deprisa para poder formular un deseo. Lo había pensado antes como le dijo la nueva profesora pero lo ha olvidado. Pero la estrella de algodón tan grande le ha parecido muy bonita. Le gusta el algodón de fresa siempre que va a la feria.

viernes, 10 de agosto de 2018

LA BARILLA DE ACEITE.

Se encendió una lucecita naranja en el salpicadero. Una lamparita de aceite. El coche no era viejo. Tres años. Un testigo así de sopetón sonaba de forma clara a amenaza. Un alivio que fuera naranja. Roja era claramente peor. Con una luz roja tendría que haberse detenido treinta kilómetro antes en el arcén de la autovía. Naranja podía seguir todavía circulando durante un tiempo, mientras que le daban la cita en el taller. Cuando llegó a casa miró los bajos del coche buscando fugas de algún fluido. Nada. Abrió el capó y vigiló los manguitos. Todo bien. Volvió a entrar al coche para buscar en la pantalla de la radio el nivel de aceite. No marcaba. No detectaba el aceite del motor. Ahí debía estar el problema. El sensor estropeado pero, y si realmente había ido perdiendo el aceite, el motor podía llegar a prender, una deflagración y adiós vehículo y eso si no le pillaba dentro. Mejor no. Ni pensarlo. Después de cenar revisaría el motor, centímetro a centímetro de todo aquello que no fuese necesario desmontar. En la escalera recordó las palabras de su padre, que como se le ocurría comprarse un vehículo híbrido. Que los vehículos eléctricos para el escalextric. Aunque le explicó que estaba hecho de materiales biodegradables, que tenía muy bajas emisiones para el efecto invernadero y que sería su grano de arena para las generaciones venideras de la humanidad, no lo movió un ápice de su opinión, sino muy al contario, se exaltó y lo  insultó. Por momentos parecía que lo maldecía. Por comprar un coche ecológico amable con la humanidad. Se hablaron pocas veces más. Si fuera supersticioso sabría que era la maldicíón de su padre lo que salía ahora. No era supersticioso, pero su padre se podía haber callado. Cenó poco farfullando y rumiando. Puso una serie en la tele pero no se podia quitar de la cabeza la luz naranja. Se puso cómodo. Cogió la luz frontal y bajó al garaje. Volvió a mirar los bajos.Nada. Volvió a abrir el capó. Nada tampoco. Mejor centrarse. Si lo que se había encendido era la lamparita de aceite, lo más normal era buscar la barilla del aceite. JUnto al bloque del motor de gasolina. La sacó .estaba pegada. Nunca había sido muy cuidadoso con el mantenimiento. tiro hacía sí y la extrajo de golpe. Dio dos pasos atrás y se tuvo que ladear para evitar dos gotas de aceite que quedaron suspendidas en el aire, pero las había evitado. O eso creía. Miró el pantalón corto y estaba limpio, pero en el lateral de la camisa había dos manchas de unos dos centímetros. Esa camiseta le gustaba, mucho , era su camiseta favorita y esas manchas iban a ser difíciles de limpiar. Se acercó a la luz arrepentido del día y maldiciendo la maldición de su padre. Las manchas eran rojas. No rojizas, rojas, rojas. tocó la mayor y el tacto no era el tacto resbaladizo que podría esperarse de un aceite mineral, sino un tacto untuoso como el de una mermelada y con grumos, y con un olor particular, no el olor a grasa sino un olor empalagoso con algún toque salado. Al tacto y al olor le pareció que aquellas gotas eran sangre. No hay aceite rojos. Cogió un papel, limpio la barilla y comprobó que el nivel del fluido  era el correcto, justo entre las dos muescas, pero tambien comprobó que el fluido era rojo y con tendencia a coagular. Un gato se acercó y comenzó a lamerlo del suelo. Le gritó que se alejase. Dejó la barilla en una lateral del motor. Abrió el portón trasero del vehículo y sacó el aceite ,lo abrió, lo miró al trasluz y el aceite, ese sí tenía color y olor a aceite.  La cerró. CErró la puerta y volvió al motor. Rojo. Sangre. Volvió a introducir la barilla. Por más que lo intentaba no conseguía introducir los últimos seis centímetros.Cogió una llave inglesa y golpeó tres o cuatro veces. A cada golpe se encendían las luces de emergencia del coche. en el último sonó el claxon, se apagaron las luces, la barilla se introdujo hasta el fondo pero por la comisura salió abundante liquido rojo a borbotones que ahora ya no coagualaba. Abrió la puerta del coche porque el mando no funcionaba. Metió la llave . Dio al contacto y nada se encendió. Llamó a la grúa que llevó el coche a su taller de confianza. Llamó para pedir el presupuesto de la reparación y la respuesta fue. " Su coche ha muerto" Se puso muy triste.

miércoles, 8 de agosto de 2018

LA TORRE DE LA IGLESIA

Sólo los más ancianos recordaban la torre de la iglesia con su campana y sólo los más viejos y de cuando eran muy niños. El tiempo y la distancia habían acrecentado el mito de unas campanas gigantes dignas de los jardines de Babilona, recitadas, cantadas, pintadas y recordadas con el nombre de la plaza principal de un pueblo que era muy pequeño. Pero fueron robadas. Y no se supo más. No hubo llamadas a las misas de los domingos. Eso iba a cambiar. El alcalde había conseguido que declararan la iglesia patrimonio protegido, y el secretario del ayuntamiento había encontrado una subvención modesta que les iba a permitir, si no recuperar el antiguo boato, sí al menos poder llamar a la iglesia con un tañido. Y las campanas llegaron. El alcalde ofrecio a los guardias para escoltar el camión y cortar si era preciso la carretera si el vehículo no podía maniobrar en una carretera de montaña. El transportista se mostró sorprendido. Negó que necesitara un camión. Entonces entendieron que una furgoneta. Si precisaba escolta se la proporcionaría. El trasportista de nuevo se mostró sorprendido Y negó por teléfono. Le dijeron que si necesitaba algo que se lo dijeran. El dijo que  no necesitaba nada. Si acaso que le preguntasen al cartero, además había hecho un seguimiento del pedido y tenía que estar al llegar. Sonó el timbre de la alcaldía. El alcalde miró al telefonillo y era el cartero. Detrás su vespa de siempre.


"Señor alcalde. Tengo un paquete para usted" "Solo espero  una cosa y no creo que la traigas en la moto" "Un paquete mediano" Le entregó una caja cúbica de poco más de veinte centímetros de alta por veinte centímetros de ancha. El alcalde la miró. Miró las señas del remitente. Eran las señas que debía llevar la campana. El paquete era pequeño poco pesado. Quizás enviaban algún tipo de albarán para organizar la recogida en algún otro lugar. Llegó el guardia. Le preguntó ´qué era ese paquete. El alcalde le dijo que no lo sabía, que tenía las señas de la campana, pero que evidentemente era muy pequeño. El guardia le dijo que lo dejase donde estaba. Podía ser un atentado. Llamó a la ciudad. Desalojaron el ayuntamiento y ya por la tarde vino un tedax con un perro. No había problema, él mismo desenvolvió el paquete. Una caja de cartón. En el interior paja. y de dentro sacó una campana de bronce bruñida de unos diez centímetros. La campana. El alcalde miró al secretario. La campana se le antojaba pequeña para el desembolso que había librado. El secretario se le acercó y le dijo al oído tapándose los labios, que también había librado otros gastos para los que no había factura. el alcalde se calló. Y delante de los tres vecinos que quedaron después de la decepción de la campana. elogió las bondades del artista que la había forjado. Una campana menuda, pero a la altura artística de la torre de la iglesia que había  permanecido huérfana demasiado tiempo. No hubo aplausos. Le alegró que así fuese. Esa misma tarde, los operarios municipales colgarían la nueva campana, en el campanario. Era del tamaño de un cencerro de vaca, sin embargo el brillo de su bruñido se veía desde kilómetros de distancia y su sonido de un timbro agudo pero dulce llamaba sin gritar a los vecinos a la misa. No había salido tan mal. Todo iba rodado, o lo fue durante dos meses. Misa de la mañana al amanecer y misa de la tarde, los sabados por la tarde y los domingos a medio día. Toque a muerto cuando tocaba. Hacía bien su trabajo, ni comparación con la robada pero hacía su cometido. hasta que un día una beata apreció que la torre se estaba hundiendo. Llamaron a un arquitecto qué confirmó que la torres se había hundido de forma casi imperceptible cinco centímetros a ojos de todos. La precintaron, pero la estructura estaba perfecta ni una grieta, ni una falla excato como se construyó. Se consultó con un geólogo. Lo que ocurría era imposible. UN suelo de granito impedía el hundimiento, y sin embargo el hundimiento se producía. colocaron sismógrafos. No ocurrí anada fuera del ámbito de la torres. Pusieron una cámara de alta sensibilidad. NO había dudas. El hundimiento se producía cuando la campana tañía, si permanecía en silencio no pasaba nada. Si seguían así antes de fin de año, el tejado del campanario estaría a ras de suelo. No había explicación. Y menos explicación hubo cuando una noche la campana desapareció y a los pocos días la torres en silencio recuperó su altura habitual.

viernes, 3 de agosto de 2018

BAJO LAS SABANAS

"¿Estás ahí? No te metas debajo de las sábanas" ¿Se está muy caliente?" "Te pido por favor que no te metas" "A mi me gusta taparme incluso la cabeza. Cerrar los ojos y el mundo desaparece. Siento paz, seguridad, tranquilidad. Estoy tan  a gusto" "Pero yo no. Por una vez podrías hacerme caso. Dormimos en la misma habitación" "No veo en qué te pueda molestar que cuando se apaga la luz, cuando llega ese primer bostezo de sueño, sienta en mi espalda el impulso de encorvarse, ponerme de lado como en la postura del nacimiento, deslizarme centímetro a centímetro, echarme las sábanas por encima, que los ojos se cierren sin que recuerdes el último parpadeo y pasar a ese limbo del sueño profundo" "Eso es lo que no me gusta" "¡Pero yo estoy tan a gusto! No entiendo qué te puede molestar. ¿Tú no duermes? ¿Pasas la noche en vela pendiente de mi" "Sí" "¿Toda la noche?" "Cada minuto" "¡Ni una cabezada?" "Alguna cabezada sí, pero el sueño es aún peor. Mejor no dormir" "Entonces te enfada que yo duerma" "No me enfada" "Me envidias" "No te envidio" "¿Entonces?" "Me siento solo" "Pero aunque duerma, tú no estás solo" "Cuando desapareces debajo de las sábanas sí" "Eso son manías tuyas" "No son manías" "Estoy a metro y medio de ti. con una sábana de algodón blanca que casi se transparenta. Mi respiración, mis movimientos se perciben debajo de la cama. ¿Entonces?" "..." "No hablas. No tienes más argumentos. Ves no tiene sentido lo que me pides" "¡Desapareces debajo de la sábana" "Me tapo incluso la cabeza. Desaparezco pero estoy" "No estás" "Ja ja ja. ¿Cómo no voy a estar?" "DEsapareces bajo las sábanas como si no estuvieses" "TE sugestionas" "No. Desapareces del todo. Como si no hubiese habido nadie ahí" "Qué exagerado. Supongo que lo dirás en sentido figurado" "Es literal DEsapareces como si nunca hubiese nadie" "No estás bien" "Si tienes razón, no sería capaz de reconocer mi error" "Es imposible lo que dices. Te convenceré. Grábame. Muéstramelo y te  convencerás" "Si lo quieres así...."


Se acuesta boca arriba. Mira hacia el techo sin fijar la mirada. Las conjuntivas se humedecen. Bosteza. Ahueca el colchón. vuelve a bostezar. Se gira hacia la izquierda. Un estertor. La mano tira de la sábana. Repta de modo casi imperceptible hasta quedar debajo de las sábanas y entonces desaparece. La sábana y el colchón lisos como si nadie se hubiese estado acostado.

"¿Me crees ahora?" "No sé. Es imposible" "Tú me dijiste que lo grabara. Puedes haberlo trucado" "Soy muy torpe para la informática y los móviles. Sabes que no sabría" "No sé, pero ¿donde estoy?. Adonde he ido. No recuerdo nada distinto de otros momentos de sueño" "No estoy loco" "No. Es todo tan extraño"

Por la noche se acostaron. Esperó el sueño de su compañero, que como siempre, se echó en la almohada, se arrellanó se giró , se cubrió y desapareció debajo de las sábanas. Sintió sueño. Un sueño distinto. Se apoyó en la almohada. ahuecó el colchón. Se giró. Y casi sin darse cuenta también el se cubrió con la sábana.

Por la mañana, su madre subió al cuarto de su único hijo que no se había despertado a la hora de siempre. Abrió la puerta y la cama estaba sin deshacer. sus  ropas y su cartera encima de la butaca.
Instintivamente miró el móvil. Vio el último vídeo estático de quince minutos enfocando la cama contigua vacía

miércoles, 1 de agosto de 2018

UN CESTO DE MIMBRE

Un cesto de mimbre con asas de rafia o de esparto. De su interior un pañuelo o un pareo de color entre naranja y mostaza se pliega en el borde. Hay más cosas ocultas, pero desde fuera no se ven. Al lado una toalla de playa con estampado sólo por uno de los lados plegada hasta el tamaño de una servilleta. Sobre la arena, cuando la gente se va, deja una profunda sensación de soledad. El sol se pone. Cae la noche. Llegan los operarios con el tractor para trillar la playa y no saben por qué pero dan vueltas alrededor para no tocar ese objeto abandonado. Los que trabajan a pie se acercan, curiosean el bolso y el pañuelo pero no lo tocan. Por la mañana de un domingo brotan sombrillas alrededor. Todas respetan un metro en el perímetro aunque la playa está atestada. Ni siquiera los niños gatean a menos de cincuenta centímetros. A nadie le extraña, pero nadie la toca. Suena un móvil en el interior. Una melodía cualquiera. Se para . Vuelve a sonar, las asas vibran. Silencio. Un nuevo sonido que se interrumpe abruptamente. Nadie se ha inmutado. Las sombrillas se repliegan. Avanza la tarde. Llega la noche. La luna proyecta su estela en las aguas y la cesta sigue ahí. Siete días. Quince días. Termina el verano. Las tardes son más cortas. Llueve. El mimbre apesta con la humedad. Los laterales se retuercen y el  pareo se ha introducido empapado en el hueco interior, dejando al descubierto parte de su contenido. Los veraneantes de septiembre aprecian el cambio. La bolsa menos erecta y el pañuelo retraído al fondo. Una rendición. Se acercan sin rozarlo. Miran los laterales. Una funda de gafas. Una crema de protección total. Un libro empapado y con los colores de la portada atenuados por el sol y el salitre. El reflejo de la pantalla del móvil y un gorro. Cuando uno se acerca, todos en la playa lo hacen. círculos concéntricos de personas se aproximan ahora al objeto que les había pasado desapercibido. Murmuran. Hablan. Conjeturan. Temen. sobre todo temen y se alejan. Sirenas. Bajan dos policías. Escuchan a uno de los bañistas. Piden a todos que desalojen la playa. el dueño del chiringuito baja los paneles que sólo baja en invierno. La playa queda sola. Los dos policías a diez metros controlando la salida. Desde el malecón los curisoos. Llega más policía. Hacen un cordón y retiran también a la gente del malecón. Se hace de noche. La expectativa crece. Llega un furgón negro. Un hombre se equipa como si fuese a ir a la luna. Antes entran con perros en la playa- Los perros huelen y pasan de largo. El hombre robot mira el interior pero no mueve nada. Se retira sin dar la espalda al objetivo. Bajan un robot que se desliza por la arena, introduce las pinzas en la bolsa. saca un pareo, unas gafas , un libro y una caja de tampones. Se retira. La bolsa está vacía. El hombre se acerca. Toma el libro. El perfume. Lo abre por donde va la lectura. Es una tarjeta de visita. Llaman. No contesta nadie. Siguen llamando. No está lejos. será mejor que una pareja de la guardia civil se acerque. Llegan a la puerta de un adosado de costa. La persiana está abierta y la cortina recogida pero no contesta nadie. Piden una orden judicial y entran. el desorden normal en una casa de vacaciones. No  hay fotos. Ordenadores que requisan. Pan duro en la panera. VErduras resecas y yogures caducados en el frigorífico. La cama sin hacer. La mesa puesta y la comida en el horno apagado. En la terraza de arriba ropa tendida. En los dormitorios la documentación. Llaman al consulado y no conocen a esas personas. Nadie les conoce bajo esa identidad. Toman huellas y esas personas no existen para nadie. No hay restos de explosivos ni armas ni drogas ni nada sospechoso en los ordenadores. El casero no recuerda a quien alquiló. Nadie los vio salir ni llegar. NO hacían ruido. No puede hacer ruido quien no existe. No existen dictaminó el juez. Ordenó destruir las pruebas indiciarias, pero un auxiliar escamoteó la bolsa de mimbre y la colocó en la playa donde estuvo hasta que el viento, el salitre y los temporales la dehicieron primero en girones y luego en hilachas que se diluyeron en el cieno bajo la arena.