domingo, 6 de diciembre de 2020

La rana y el junco. Cuentos de antoñico (4)

"Mañana cumples tres años" "MI cumple. Bien" "Pero ahora toca dormir. Así con los ojitos cerrados. ¿quieres que te cuente un cuento?" "zí. cuento. Bien" "¿Inventado?" "Zí" "Es un cuento de ranitas. Unas ranas muy pequeñas que viven en los juncos" "Jun..cos""Sí los juncos son unas plantas que crecen en los lagos y alrededor de los ríos. Son verdes y terminan en pincho. Son muy flexibles" "Ah" "Las ranitas eran verdes con rrayas negras en los laerales, cuando por la noche les daba la luz, reflejaban dibujos fluorescentes, muy brillantes , si era una luz artifical, como la de una lintena se lanzaban desde los juncos que trepaban aal agua y desaparecían para no ser descubiertas. Al lago se acercaban muchos animales a beber" "¿Unicornios?" "No, en este lago de las ranas no había unicornios. A las ranas les gustaba asomarse cuando se acercaban los ciervos , los jabalíes, los conejos o las comadrejas, para ellas eran animales enormes, les encantaba ver el moviemiento de su lengua como si fuese una cuchara rosada para bevber el agua. Ese era uno de sus entretenimientos favoritos. El otro era jugar con las pompas tornasoladas de un rincón donde la fermentación de las hojas y las ramas muertas lanzaba a la superfice y a veces al aire bolas con las que las ranas, sobre todo ranas bebés como tú o pequeñas jugaban. Ese día, quizás por el calor ese rincón era un hervidero. Más bubrbujas que nunca y con unas irisaciones más radiantes que nunca las habían visto. Las ranas las admiraban, las empujaban con los hocicos y se las pasaban unos a otros. En un momento dado, se formó en el espesor del agua una bola enorme. Emergíó del agua y se elevó, se elevó en el aire hasta quedar varada entre las hojas bajs de una higuera.Era la pompa más bonita que ninguna rana había visto nunca. A todas las ranas, incluso a las ranas más viejas del estanque les apetecía jugar un poquito con esa bola. Para los ancianos sería recordar la infancia, para las ranas maduras una oportunidad de participar en una efeméride que quien sabía si se produciría alfguna vez más en la vidad de cientos, tal vez miles de generaciones de ranas. LOs niños la admiraban, y simplemente y ni más ni menos querían jugar. Pero la bola se había ido, y su futuro como tantas pompas era deshacerse en el aire del bosque, desaparecer sin dejar más rastro que una pequeña salpicadura desprovista de toda gracia. Se reunieron los líderes. Montaron un debate urgente, muy urgente. Llamaron al jefe del ejército de las ranas. Estaba claro, la pompa varada estaba a la altura de un junco, llamaría a sus soldados más aguerridos que treparían por lo sjuncos más cercanos a la higuera y conseguiríana alcanzarlos. Uno a uno fracasaron. Los doldados rana trepaban con una sorprendente rapidez, pero la endeblez de los juncos cedía a partir de una altura y caían al lago. Por fortuna nadie se hizo daño. Renunciaron. La mañana avanzaba. La pompa tenía su suerte echada. Cuatro ranitas jóvenes se acercaron donde sus mayores habían fracasado. Se aacercaron a los juncos que cedían tan fácilmente al peso. se acercaron a la base y comenzaron a trepar por cuatro a la vez, a la misma altura que los anteriores, los juncos empezaron a pandearse, pero en lugar de caer, los juncos confluyeron y las cuatro ranitas se abrazaron. Entonces llamro a otra ranita más pequeña, tan pequeña como tú, que trepó por uno de los juntos que permanecían ahora sí trenzados por el abrazo de las ranas. Subió un poco mas. Lanzó su lengua con cuidado y la pompa se soltó y descendió al algo. Todas las ranas se llenaron de júbilo, pero ninguna se atrevió a tocar la pompa cuando alcanzó el agua hasta que las cinco ranas rescatadoras la tocaran por vez primera. Fueron generosas y la tocaron solo un poquito, después todas tuvieron la posibildiad de tocarlas. cerraban sus ojos enormes y verdes concentradas en aquel tacto tan placentero,a lgunas sonreían panza arriba de tanto gusto que les había dado. Pero las rescatadoras les animaron a abrir los ojos. La pompa impulsada por el nado de decenas de ranitas se acercaba a la turbera. Debajo de ella el agua comenzó como a hervir y decenas y más decenas de pompas de mil colores salieron. Ascendieron, reflerjaorn los rayos de sol que se descompusieron en mil pequeños arcoiris hasta que el sol las deshizo en un rocío de gotas frescas. Fue un día muy feliz para las ranas. Hoy es un día muy feliz para mí. Duermes. No me he dado cuenta. Un beso. Te quiero"

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