miércoles, 15 de julio de 2015

La orilla

Pisa la arena con los pies descalzos. Se agacha. Atrapa un terrón que se deshace con la presión de los dedos. La brisa que apenas ondea el reflejo de la luna dispersa los granos en la playa. La arena rellena las huellas que ha dejado a su espalda. La luna grande deja sombras color sepia. En el cielo Venus y Júpiter coquetean sin tocarse. Se han ido todos. Todos menos él. Él también se fue pero ha regresado. Un giro de trescientos sesenta grados y unos kilómetros de una carretera con baches. La soledad. Compañera. Amiga. Enemiga. Aguijón. Paño. Bálsamo. Ponzoña. Soledad. Uno. Él.
Pisa la arena con los pies descalzos. Atrapa un terrón que se deshace con la presión de los dedos. La brisa... Cuando todo pasó no queda más que el recuerdo. Cuando todo pasó no queda nada menos que el recuerdo. Más o menos. En un producto es menos. El recuerdo teñido de melancolía es una suma o una resta o una suma con números negativos. Más o menos. En una suma depende de los sumandos. Más o menos. Más. Sí. Más. Mucho más. Un resultado absoluto. Un número para retirarlo, para colgarlo en lo alto del firmamento, como en las canchas de baloncesto. Tender una tela de araña o un hilo de seda entre Venus y Júpiter y colgar ahí aquellos momentos. Y cada Julio mirar Júpiter y Venus,el hilo de seda y los recuerdos. Un telescopio. y verlos bajo las estrellas como en la terraza de un cine de verano. Agitados por el viento de la Via Láctea y sacudidos por tormentas de ámbar de Andrómeda.
Pisa la arena con los pies descalzos. Atrapa un terrón que se deshace con la presión de los dedos.  Busca entres las olas restos de la estela que dejó la singladura. La olas han devoraron los restos hace horas. Vivió un deja vu. Pensó en una puerta en el tiempo. Un paso, atravesar el arco ardiente y al otro lado no sería necesario el recuerdo. Pero no dio el paso. Salir del presente. Entrar al pasado. El pasado no es igual. El pasado cambia cuando sus protagonistas salen del hoy para viajar al futuro. Pero el pasado puede cambiar si atraviesa esa puerta. Si cambia el pasado se quedará sin recuerdos. No desea perder esos recuerdos. Esos no. Nunca. No atraviesa la puerta que alguien se dejó abierta. Quizás debería haberla atravesado. Quizás no. Seguro que no. Tal vez sí. Una vez la atravesó. Si la atraviesa ahora podría quedarse sin nada.
Pisa la arena con los pies descalzos. Atrapa un terrón que se deshace con la presión . Y regresa por un camino con baches a la orilla que dejó. Sólo. A un lado la Luna a otro Júpiter y Saturno con la seda de sus recuerdos. Se tumba. Ahueca los montones de arena. Deja que las olas mezclen sus recuerdos. Deja que el viento terral disuelva el vaho del cielo de estrellas. Apoya la cabeza en las palmas de sus manos. Cierra los ojos y mira entre Júpiter y Venus sus recuerdos expuestos proyectados en un lugar donde sólo el puede verlos.
Pisa la arena con los pies descalzos. Atrapa un terrón que se deshace. Si se abriera la puerta del tiempo quizás esta vez sí la cruzaría. O quizás no.

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