jueves, 26 de octubre de 2017

El balón intragástrico.

La retirada de un balón intragástrico siempre lo ponía nervioso. Retirar por la boca una esfera de silicona rellena de agua salada con un colorante azul exige un adiestramiento que tenía. Un movimiento preciso para perforar la superficie e introducir en su interior el catéter, retirar la aguja y aspirar el líquido que una semanas o meses antes había permitido hinchar el balón para que permaneciese dando botes en el interior del estómago. Después una pinza , una tracción suave y el procedimiento estaba terminado. Fácil. Si nada se torcía. Diez minutos. Después fuera el estrés. Tranquilidad. Casi siempre. Casi.

Llegó pronto a la clínica. Quería tener todo controlado.El equipo,el instrumental, el personal dispuesto e instruido. Todo en orden. Dos respiraciones profundas. Y la orden de bajar a la paciente al quirófano. Concha durmió a la paciente con precisión. Puedes empezar. Canuló el esófago. Entró en el estómago. Insufló y allí estaba como una enorme perla negra el balón relleno de azul de metileno. Una visión hermosa. Exploró el estómago. Íntegro, sin heridas. En el interior del líquido apareció un remolino. El líquido se aclaró. Aparecieron dos pequeñas prominencias que empujaban el latex hacia el estómago. Nunca había visto algo así. Se acercó, disminuyó la luz del endoscopio para mejorar la nitidez de la imagen al reducir el reflejo. Enfocó. Lavó la lente. y entre los dos promontorios, dentro del balón había un rostro menudo. Un rostro de niña con ojos enormes. Las dos manos de muñeca apoyadas en el látex. En el interior del globo que había hinchado cuatro meses antes con materiales tan inertes como el azul de metileno se había incubado una especie de niña. Cambió de posición, y desde atrás, antes que el pequeño ser se volviese para curiosear la luz pudo ver dos pequeñas alas transparentes como de mosca. La imagen le recodó a campanita, el pequeño hada de Peter Pan. Movía sus labios pequeños. Decía algo, pero la endoscopia no ha mejorado hasta el infinito en la imagen, pero no en el sonido. La endoscopia  es muda completamente muda. No permite escuchar el aire circular por el intestino, solo ver, el hada movía sus labios pero no comprendía nada. Ni lo que decia ni por qué estaba ahí en un compartimento cerrado en el estómago de una señora que deseaba sólo perder peso. Miró alrededor. CAda uno estaba concentrado en su trabajo. Nadie más que él había visto la imagen. Dudó si preguntar a Concha la anestesista, confiaba en su rigor y su sentido común, pero  temió ser él solo con la fatiga y la falta de sueño quien había visto la imagen. ¿Qué hacer?. Volvió a mirar. Seguía allí. Le hablaba.Golpeaba con sus manitas la bolsa de silicona. ¿Qué hacer?. Doctor el catéter esta preparado aseveró Concha la enfermera. Lo introdujo en el canal del endoscopio. Buscó un lugar evitando el cuerpo del hada.Sacó la aguja . Pinchó con cuidado. Introdujo. rEtiró el catéter. Miró una última vez y conectó el sistema de aspiración. Miró a a otro lado. El catéter se obstruyó varias veces, paraba, el vacío de nuevo se activaba hasta que dejó de aspirar. El balón tenía la forma de una lente enorme sin contenido alguno. Introdujo la pinza. En dos o tres gestos atrapó la silicona. Traccionó hacia el tubo. Retiró con cuidado. El globo salió. Vacío. Respiró. Deseó que hubiese sido un sueño pero miró la bolsa de aspiracion y el líquido no era azul sino violeta y se apreciaban algunos grumos.

"Señora ha sido un éxito. Muy sencillo" "Gracias doctor. He perdido mucho  peso gracias a usted, pero a veces sentía como si el balón estuviese vivo" "Sí. Pasa muchas veces"

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