miércoles, 10 de octubre de 2018

SU MESA

Su mesa señor. Nunca le llamaba por su nombre. Nunca le había dicho que lo hiciera. Dejaba la carpeta o el portafolios y extraía unas cuartillas. Un café solo doble amargo le torcía el gesto al primer sorbo. Muy caliente, que bebía  antes que se enfriase. Miraba al frente al espacio de arena vacío delante de los parterres. Siempre en horas sin niños. No sabía si le gustaban los niños. Adoraba el silencio. La comunicación silenciosa con el camarero de toda la vida. La sombrilla preparada en verano. El sol tibio del otoño. El rincón frente a la cristalera en invierno. Sin decirlo. Sin pedir. Sin dar una orden. Flujo suave y lento.  Ponía las cuartillas en la mesa y afilaba el lápiz hasta que no podía sujetarlo entre los dedos. Unos días escribía. La mayoría solo miraba abstraído al infinito. Un problema de salud le privó de su camarero, pero se notaba que el nuevo había recibido instrucciones precisas. Salvo en el silencio. ¿No se encuentra usted solo? No. Seco y cortante. Sin mal humor. No. Una sola vez. Nunca se había sentido solo. Triste si, pero solo no. En un vacío de puertas que se cierran a tu espalda. clics de pestillos sin eco. Ecos de pasos. Olor a humedad no ventilada. Orden como cuando saliste por la mañana. La gotera de la cisterna resuena por toda la casa. No se sentía solo. Desde niño se había sentido arropado.El simple contacto con el pomo de la puerta de una habitación vacía le hacía sentir calor. En cualquier lugar al que llegaba, aunque fuesen lugares cerrados años encontraba la sensación de un abrazo cálido que no era capaz de explicar. Alguien le dijo que era el abrazo de la soledad. Una defensa de un ser humano frente a las ausencias. Sabía que no. Soledad sí, pero ausencias no. Todo lo contrario. Presencias amables imperceptibles pero cálidas . Afectos puros, sentimientos inmutables, y siempre los mismos, fuese donde fuese.

Su mesa señor. Está muy nublado. En todas las cadenas dicen que pueden llover muy intensamente. Que no cojamos el coche. Claro usted viene andando de casa. Vaya nubarrones. No lo molesto. Su café doble largo muy cargado y sin azúcar. Como le gusta. Me callo. No puedo evitarlo. Voy a recoger el toldo. Así podrá ver mejor el parque desde la cristalera. Está empezando a llover. Fíjese lo oscuro que se está poniendo. El cielo se hizo de plomo. Las nubes se retorcían atormentadas hacia el interior del nubarrón. Oscuridad. Las farolas encendidas. Gotas finas en el suelo. Viento huracanado. Remolinos de las primeras hojas ocres. La gente corre despavorida cuando ven el primer rayo y enseguida un trueno descomunal que sacude los cristales de las ventanas. La nube abre sus exclusas. Un primer chaparrón hace hervir el suelo. Amaina. Un nuevo rayo, un trueno aun más intenso que el anterior y un nuevo chaparrón que deja al anterior en un chispeo. Viento. Ramas de árboles. Ríos de agua turbia buscan terreno entre los parterres. La intensidad sobrepasa el flujo de los imbornales. Nada resta al flujo del torrente. Todo suma. Cada vez llueve más fuerte. Desde su mesa ve la lluvia. Deja el lápiz , cierra la libreta . No va a escribir. La lluvia es un espectáculo extraño en una región seca. Huele. Vuelve  a oler. Evoca imágenes de lluvias del pasado. Imágenes costumbristas, tiernas o tórridas. Más y más imágenes. cuando el chaparrón es más intenso mira al parterre, el agua chapotea y el chaparrón y la humedad dibujan dos figuras de aspecto humano sobre cuyas formas escurre el agua. Las ve transparentes en un traje de agua. Se acercan a dos palmos del cristal donde él mira las presencias que siempre le han acompañado. Sabe lo que va a pasar. Las ve alejarse cogidas de la mano. La lluvia amaina. Desaparecen. Un arco iris doble en cuanto sale el sol. Olor a tomillo y a espliego. El camarero se pone a su lado. Qué bonito el arco iris. Las presencias se han marchado. Abre el cuaderno. Le traigo otro café, este se le ha quedado frío. No es necesario. Sí. qué mas da un café: Se lo debe tomar a su gusto. Habla demasiado, pero sabe hacer un café. Se marcha antes que oscurezca o vuelva a llover. Preparara las llaves del portón y de la puerta. Pasa al fondo a la derecha a su habitación. hace frío. Gira el pomo y hace frío. Solo frío, sin contacto. Se pone cómodo y sale. En cada estancia lo mismo. Se siente por vez primera solo. No sabe si la ausencia de las presencias será temporal. Sospecha que sí.

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