viernes, 2 de noviembre de 2018

MODELISMO

"No nos caben más barcos" "Son miniaturas" "MIniaturas con respecto a las reales, pero el portaaviones mide más de  un metro" "Que sólo hago una cada seis meses. Tengo poco tiempo y el montaje es muy laborioso" "Seis meses y ya nos conocemos doce años: La sala de estar con los ecientes y el trastero con las más deterioradas" "Es mi única afición" "Por eso te la respeto, pero en un piso de menos de sesenta metros no cabe nada más, salvo que hicieses miniaturas de miniaturas" "Me temo que mi vista no da más de sí" "Entonces con la réplica del NImitz te despides, salvo que consigas donar algunos de tus barcos a algún museo o al colegio del pueblo""¿Lo dices en serio?" "¿O las maquetas o yo? Tú eliges" "NO es fácil"

"Vengo a despedirme" "VAs tú también a empezar a comprar las maquetas en Amazon" "No. nunca" "TE has cansado o te has hecho mayor" "No.la que se ha cansado es mi mujer" "Haber empezado por ahí¿quieres una maqueta muy muy especial" "NO sé si debo" "Véndeselo como si fuese un último brindis" "No sé.. ¿De qué se trata" "Mira" "Está llena de polvo" "Es muy vieja. La compré en una aldea de China, en las estribaciones de los Himalayas" "Son sólo maderas y remaches" "Sí, pero quien me lo vendió me dijo que si se usaban adecuadamente podía tener poderes" "¿Y qué puedo hacer?" "Me dijo que lo primero un modelo de tu propia casa" "Je je. es curioso. Le diré que es para hacerme idea de cómo hacer reformas" "¿TE la llevas?" "¿Qué le debo?" "Es un regalo para mi mejor cliente que quiero que lo siga siendo" "GRacias. Ya le contaré"

Tomó medidas de cada una de las habitaciones. Cortó los paneles y los listones. Anotó los tonos de las pinturas y las texturas de los muebles. "¿Que haces? ¿No habrás comprado otra maqueta?" "No" "Yo creo que sí. Eso es la respuesta a la pregunta que te hice" "NO. No. Es una maqueta pero la voy a utilizar como modelo para planificar la reforma que pronto haremos de la casa" "Eso es un detalle" "Me alegra que te guste" "Sigue, luego me la enseñas" En una semana terminó el montaje y comenzó con los detalles más farragosos, los pomos de las puertas, los cuadros, las alfombras, pero aun sin terminar se animó, o más bien sintió la necesidad de colocar en el interior a dos muñequitos, pequeños y toscos, pero uno claramente femenino y el otro masculino. cogió el personaje masculino y agrupó todas las maquetas en una habitación muy pegadas a la pared. Tomó al femenino y lo avanzó por la puerta. Tocó. Abrió. Se puso delante del chico, cuchicheó como si departiesen y dio una vuelta por la sala de estar llena de miniaturas sin reparar en ellas. Sonrió con la escena, pero ordenó junto a la pared rodas las miniaturas. Tocaron a la puerta. Ella entró habló de froma amigable y recorrió la periferia de la salita sin reparar en ninguna de las maquetas. Cuando se marchó se mostró sorprendido. En los días siguientes ensayó interacciones más complejas que después, siempre, se ejecutaban en la realidad. Hasta que un día no encontró los muñecos. Los buscó y estaban ocultos en un cajón. Los sacó , imaginó una escenas amable para el día siguiente pero parecían estar pegados. Desistió. Fue a tomar algo y al regresar, sin saber cómo los muñecos empezaron a moverse llegaron a la casa, la muñequita entró en la sala donde antes no  había visto nada. el muñequito permanecía cabizbajo. Le increpó,  le empujó hasta que tropezó y sin saber por qué el muñequito quedó ensartado en el palo mayor de la reproducción de la PInta. El suelo de madera se llenó de un charco de sangre y la muñequita pareció desolada.
Al día siguiente llegó a casa muy cansado. Nada más entrar su mujer le gritó. Le dijo que le habia engañado y había seguido haciendo maquetas. Le lanzó la maqueta antigua de su casa que no tenía ninguna reforma. Los dos entraron a la sala de las maquetas donde la furia la había enloquecido. El callaba, ella empezó a empujarle. Se dejó. No tuvo fuerzas para resisitirse a su destino.

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