sábado, 7 de noviembre de 2020

APEGO

Sábado. Limpieza. Cristales.Ha llovido tierra. Un viento fuerte terral.Las nubes desaparecen. Luz clara. Las mopas están en la despensa en el estante de arriba. el limpiacristales encima de la lavadora. el día diáfano. Las nubes mar adentro. De arriba abajo. El paño se queda marrón rojizo. Remata con papel de cocina. Antes usaba de periódico, pero hace años que no compra ninguno. Con un día tan claro da gusto comprobar el resultado que queda.Un paso atrás. Perfecto. ¿Perfecto?. Estaba perfecto, pero a un palmo del suelo se ha empañado una pequeña zona. La limpia. Bien. Ya está. Repasa con el papel.REcoge las bayetas, el dosificador y baja un poco la persiana. Enciende la televisión, pone un poco de jazz en un canal de youtube. Aunque es por la mañana se duerme. el cansancio de una noche sin descanso lo mece al sueño. Despierta. La una. tiempo de aperitivo en soledad, cerveza sin. Se dirige a la cocina. Mira la ventana. Bendita luz pero...El cristal. de nuevo la pequeña mancha empañada casi en la misma zona y casi con la misma forma.Resopla. Con papel la vuelve a borrar. Mejillones con un poco de limón. De nuevo el viento. La mancha. Una vez más, una nube en un cristal despejado. Se quedará así. Podrá soportarlo. O no. Por la tarde la mancha sigue ahí. su contorno ha cambiado. Tiene algunas proyecciones o digitaciones. con un clínex la borra, pero le parece el trozo de cristal algo más caliente que el resto.El baño. A la vuelta la mancha se ha desplazado pero sigue ahí. templada. Y cuado la roza se hace más nítida.Quizás algún defecto del climalit, un poro que permita filtrar la humedad entre las dos hojas. Llama al seguro. El técnico mira la mancha. La roza. La limpia con un pañuelo, se gira y le dice que no deje que los niños se acerquen al cristal y el cristal permanecerá limpio. Descarta que haya defecto alguno en los cristales y le advierte que tiene que facturar el aviso aunque haya hecho tan poco. Tengo un niño. Apártelo. No está aquí ahora. Cuando llegue se lo avisa y si es muy pequeño, porque por el tamaño de la mano muy grande no es aléjelo o acostumbrese a que con niños las cosas es imposible mantenerlas perfectas. No puede venir aquí. No me enrede, me marcho. La puerta se cierra más fuerte que una despedida amable. Trote dos pisos y otro portazo a la entrada. Vuelve a la cristalera. La mancha sigue ahí. el sol ha bajado, el juego luces sombras le permite apreciar en el vhao la sombra de una mano pequeña. Acerca un dedo y los pseudópodos de la mancha se acercan y se aprietan su dedo. Aproxima la otra mano y se forma otra mancha. se agacha y ca pegando lan ariz al crista y una manchita circular se ha formando. Mueve la nariz a derecha e izquierda y la mancha le sigue. Se tumba en el suelo se sube la camiseta y se pega al cristal desaparecen las manchas pequeñas y se forma una mayor junto a su vientre. Se mueve, se agita y se aquieta y siente en la piel el calor y el frémito de una latido infantil. Se duerme y sueña. Cuando despierta la mancha ha desaparecido. Al día siguiente a la misma hora se repite la escena. Sonríe. El día de la visita las manchas no aparecen, cuando ve a su bebé el niño sonríe. Le coge un dedo de cada mano y frota la nariz con su nariz. Sonríen. Limpia los cristales, pero para que la mancha sea más neta cada día... menos los días de visita.

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