martes, 16 de mayo de 2017

ESPEJO.

 Apoyado en el contenedor azul. Rodeado de basura. Inestable como para oscilar cuando alguien metía una bolsa en cualquiera de los contenedores. Podría haber caído si no lo tuviera entre sus manos. Coger un objeto de la basura no lo habría pensado. Un brillo. Entres las bolsas. Miró atrás. Miró a los lados. Nadie lo vigilaba. Lo cogió. Redondo. Con un borde de hierro . Hojas de laurel. Dorado. Sólo desconchado en una o dos de ellas. El cristal limpio, sin la pátina del polvo de un trastero, límpido  y refulgente. Su brillo atrajo su atención. Lo cogió con menos asco del que coger un objeto del montón de la basura le habría producido. No le gustaban los espejos.Decoración de puticlub. Maquillaje de cuartos pequeños. sin embargo tendría un hueco en su alcoba.

Un dormitorio minimalista. Blanco, Negro. Hormigón. Pocos cuadros. Pocas figuras. Un espejo viejo. Marco de metal oxidado dorado. Le buscó un lugar.La habitación tenía un rincón detrás de un muro de hormigón. Retiró los estantes. Colgó el cuadro. Le pareció más ligero. Se separó y le gustó. Colocó debajo su butaca de lectura y orientó la lámpara de pie. Salió a cenar.

De madrugada, antes de acostarse encendió la luz de lectura y miró el rincón. Sonrió. satisfacción. Abrió las sábanas . Se arropó.

Se despertó. Era de noche. En la habitación se percibía apenas un pequeño zumbido. El zumbido de un equipo eléctrico. Suave.  Un bisbiseo o un ligero quejido. No tenía objetos eléctricos en la habitación salvo las lamparas. NI móvil. Ni televisión. Ni radio . Ni despertador. Abrió los ojos. el zumbido le guió a la esquina de su alcoba. El rincón de donde pendía su espejo parecía ligeramente más claro. Zumbido y brillo. Casi imperceptibles. Retiró el nórdico. Se sentó en  la cama y cuando se calzó.  el zumbido y el brillo desaparecieron. O..nunca existieron. el alcohol, el tinnitus y la resaca. Ruido y brillo.

El día después de fiestas le pesaba. Llegó a casa. Se acostó pronto.

El zumbido. La vibración ligera. Abrió los ojos. En la esquina de su butaca había de nuevo un brillo mate. No había dudas. El zumbido era claro y el brillo más intenso. Palpitaciones. Retiró el edredón. Puso los pies en el suelo y cesó. Respiró y se acostó. La fatiga.

Por la mañana. levantó la persiana que daba al balcón. Con la habitación llena de luz se acercó al rincón. La butaca. La lámpara. el espejo. El espejo, el espejo, estaba distinto. Se fijó. Escudriñó. De lo general al detalle. El óxido casi había desaparecido.

Un nuevo día malo. Regreso. Rutinas. Limpieza. Hambre. Sueño. Antes de dormir leyó, pero no en la butaca. Estaba demasiado cansada para la butaca. Poco tiempo.Despertó de madrugada con el zumbido y la vibración más claros, Se estremeció. Se subió el edredón hasta  los ojos. Se giró y miró el rincón. El brillo más que una fosforescencia parecía el reflejo de una antiguo televisor en blanco y negro. Luces grises que se movían, tomando cuerpo con las partículas del aire. Dudó. Retiró la sábana y se sentó, tan rápido que se sintió desvanecer. Los pies en el suelo tanteando las zapatillas y el zumbido , los brillos se silenciaron. Se dejó caer en la cama. Sudaba. Durmió.

Por la mañana. Abrió la ventana. Subió la persiana. y se acercó al rincón. El dorado del espejo era de una amarillo claro casi blanco como recién bruñido o incluso forjado. Lo tocó buscando mecanismos eléctricos, enchufes, interruptores, pilas. Nada. Le pareció mucho más ligero que cuando lo trajo.

De camino al trabajo, con disimulo, lo abandonó en otro contenedor. No miró atrás. 



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