viernes, 28 de septiembre de 2018

EL MOLINO

"Deben tener en cuenta que está es una casa rural. Se debe hacer un uso racional de la energía. Toda la energía proviene del sol. Eso significa que por ejemplo en horas de oscuridad no se pude usar un secador. Hay un generador, eso sí, pero de uso complementario. Esta es su habitación. Vaya. La puerta no abre" "¿Me deja?" "Lo está cerrando" ". No. Ese es el ruido del resbalón. Ve.Ya está" "Si tienen frío, en el armario hay una manta. Hoy están ustedes solos. Mañana vendrá otra pareja. Si no necesitan nada más me marcho" "Gracias" "Dejen las ventanas cerradas. Esto es campo. Hay insectos."

"El aire acondicionado no funciona. Está en diecinueve grados y no se mueve de ahí" "Por lo menos aquí en el armario hay una manta que parece bastante tupida. Voy a ducharme y vamos a cenar" "Vale" "El agua no sale caliente. Llevo diez minutos y está helada" "Llama a la encargada" "No me gusta molestar a estas horas. Me meto uf uf uf uf" "Tú mismo" "Pásame la toalla. Estoy helado. Echa la manta en la cama. Uf por lo menos así estoy más caliente" Notó un pinchazo o un pequeño pellizco en el costado. Rascó y tocó algo en la sábana. Un gusano. Pegado a la piel un gusano gris con líneas negras nítidas separando sus metámeras, le acababa de morder. Lo empujó al suelo. Intentó respetar a la criatura pero el instinto le pudo. Se sentó. Se calzó la zapatilla y aplastó el gusano, de una textura dura que hizo que no se chafase sino que se fragmentase. El trozo de la cabeza seguía reptando hasta que terminó de aplastarlo. Su compañera le preguntó por qué se levantaba. No le respondió. Se volvió a acostar echando una mirada por el resto del contorno de la sábana. Durmió bien pero por la mañana la ropa que habían dejado sobre la silla estaba empapada. Volvió al baño. En la pared una araña tejía su tela. En el chapoteo del chorro sobre el charquito de la taza le pareció ver algo moverse. Tiró de la cadena. En el lavabo, por instinto, volvió a dar a la manecilla de agua caliente. Ni una gota. Desenroscó el difusor. Introdujo el dedo. El conducto estaba húmedo. Lo giró por los lados. Sintió una punzada que le recordó a la que había recibido en la cama.Retiró el dedo, y del grifo cayó un gusano idéntico al otro. Recordó la textura al chafarlo con la zapatilla e imaginó la sensación de aplastarlo con el dedo. Abrió el grifo, y aunque se resistió, al final se coló. Volvió a dar al mando del agua caliente y no salió nada. No quiso investigar más. "¿Sale ya agua caliente cariño?" "No, sólo la fría " "Me tocará lavarme como los gatos" "Me temo que sí" No iba a volver a intentarlo.

Por la noche regresaron. La habitación estaba helada y húmeda. La cama seguía deshecha. Echó las sábanas hacia atrás y no había compañía. Había orinado en el campo para no tener que usar el lavabo. Se acostó nerviososo. De madrugada le despertó un ruido sutil como una crepitación, pero que atronaba el silencio de una casa aislada. El ruido venía de la silla y el baúl donde habían colocado sus ropas. Se levantó. A la luz de la luna, vio un reguero de humedad procedente del baño. Miró sus ropas. Entre las sombras, los pliegues se movían. Lo replegó y miles de gusanos como el de la cama y el del lavabo lamían ocultos entre los pliegues de sus ropas. Volvió a replegar el faldón que había desplegado. Un grito mudo se le escapó. Y regresó a la cama. Tocó la sábana primero. Se acostó y se tapó hasta la cabeza. Recuperó poco a poco la respiración. Su compañera le preguntó qué le ocurría. Le respondió que una pesadilla. y no se durmió. Amaneció. Recordó la pesadilla. Se levantó. Se acercó a las ropas como las recordaba. Las desplegó. Las ropas estaban mojadas pero no había ningún gusano. Fue al baño y reprimió el deseo del agua caliente. Quiso orinar pero salió al campo a hacerlo. Hicieron las maletas. Avisaron al casero y le dieron la queja del agua caliente. Se mostró muy soprendido. Nunca había habido ningún problema.El hombre se dirigió a la ducha. Dio varias veces al grifo de agua caliente y nada.Golpeó la tubería que llegaba. Dos, tres veces. La hizo vibrar. Un ruido y miles de gusanos blancos cayeron en el plato de la ducha a sus pies. El hombre no se sorprendió. Miró atrás."Ya está resuelto" Salieron en silencio. Sintieron un escalofrío. Sus ropas estaban húmedas.

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