“Fina ¿Tú crees que hay cosas que
pueden llegar a cambiarnos?” “Muchas. Mientras sigas viva” “No seas bruta.
Quiero decir cosas pequeñas: detalles, una palabra, un gesto, un sonido o un
sueño” “Poco parece” “¡Qué poco idealista eres!” “Hasta nada” “Pues yo sí lo
creo” “Hoy algo te ha cambiado” “Sí. ¿cómo lo sabes?” “No es difícil siguiendo
tu argumento . Ha sido el mayordomo” “¿Qué mayordomo?” “No te preocupes. No
tiene importancia” “¿Por qué has dicho lo del mayordomo?”
“No-tiene-importancia. Dime ¿Qué ha hecho que cambie tu vida?” “Me encanta que
te interese” “Sí” “Voy a ser como una mariposa” “Por fin te has decidido a
salir del capullo” “Noooo. Las mariposas son libres. Vuelan de flor en flor y
deciden donde van a libar. Cada día es distinto para ellas” “Me parece recordar
que las mariposas vivían muy pocos días” “Pero unos días intensos y no como
nosotras. Míranos. Cada día igual. Nos sacan expedientes de ese despacho, los
resolvemos o no, pero al día siguiente hay aún más expedientes” “Esencialmente
es así” “Pero nosotros valemos mucho más que un montón de estos papeles. Mucho
mucho más” “Por supuesto” “Y en nuestro interior hay una mariposa repleta de
colores y de deseos por conocer el mundo
a su alrededor” “A mí si me dan a elegir me quedo dentro del capullo” “
¿En la oscuridad?” “Segura como una monja de clausura en su celda del convento,
tranquila sin siquiera necesidades vitales a las que dar curso. Sólo crecer
lentamente” “¡Qué aburrimiento!” “¡Qué tranquilidad! Y ahora que vas a ser una
mariposa ¿qué vas a hacer?” “Aprenderé a decir que no. De hecho de entrada diré
siempre que no” “Que no a qué o a quién” “Que no a todo. A mi madre. Al jefe. A
la policía. A los semáforos y hasta a los pasos de cebra” “Una revolución” “ A
mi manera sí. Estoy harta de que me fastidien fines de semana porque han surgido
viajes, o porque hay que preparar unos documentos para el lunes, más aun cuando
son cosas que podrían haber quedado terminadas semanas antes. Si no se puede
hacer pues no se hará, y si no haberlo dicho con tiempo” “Me parece que si
hacer eso sí que vas a volar, pero por mucho tiempo. Te van a sobrar flores en
tu carnet de desempleo” “¿ La dignidad no es hermosa?” “Si la comparas con una
cola del inem no sé qué decirte, mi estética puede ser bastante flexible si las
razones son poderosas” “Hoy estás por chafarme” “En absoluto, pero vuelas muy
alto, a poco que te descuides tiras todo el lastre y te quedas a la deriva” “¿Y
qué? Iré donde el viento me lleve, y cuando pare batiré alas a la busca de
nuevos bosques o praderas” “¿ cuando lo vas a poner en práctica?” “Mañana me voy
de viaje, buscaré en internet un vuelo barato, da igual el destino, y me iré de
puente con los días que me deben” “Harás muy bien mariposa”
Se abre la puerta. “Alicia. Pasa
un momento a mi despacho por favor”
“Vamos Alicia empieza a batir las alas”
Sale circunspecta. Los ojos
brillan. Las mandíbulas apretadas. En el ojo un tic. Las alas no se ven por
ningún lado.
“¿Qué te pasa mariposa?” “¡No me
hables cerda!” “¿Y tus alas?” “Treinta expedientes para el lunes” “Pero saca
tus alas. Es tu oportunidad. Si no los haces tus alas delanteras se convertirán
en élitros” “¿Élitros?” “Algunos insectos queratinizan sus alas delanteras para
proteger las traseras más delicadas” “¿Qué insectos?” “Los escarabajos Alicia”
“Fina ¿Me ayudas a hacer pelotas de mierda?” “Pues claro verás que redonditas
nos salen”
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