Suena la alarma de un móvil a las
nueve de la mañana en la mesilla de un hotel de carretera. Un hombre y una
mujer en la cama. El hombre joven fornido con el cuerpo rasurado y el cabello
desordenado se incorpora de un salto. Mira a un lado y a otro. Inspira. En la
otra mesilla de la cama de matrimonio de sábanas desordenadas parpadea la luz
de un móvil que da pequeños saltos con la vibración. Una mujer boca abajo se
tapa la cabeza con la almohada. El hombre se pone en pie rígido de los hombros
a los talones. Inclina la cabeza hacia atrás. Se tapa los oídos. Va a gritar.
Silencia su voz. Gira. Resopla. Corre
hacia el artilugio que no ceja en su ritmo creciente. Lo coge. Intenta
aplastarlo. Necesita el silencio ya . La vibración en sus articulaciones lo va
a desintegrar. La ventana. No ha amanecido. Gira el pomo y lo lanza. Ve los
brillos de su pantalla deslizarse con la
fuerza impelida por su mano. Se estrella contra el suelo y de nuevo el
silencio. En el horizonte apunta el alba. Las fuerzas lo abandonan. Se desploma
sobre la butaca de la esquina. Apoya la cabeza en las rodillas. Se cubre la
nuca con las manos. Yergue el tronco. Lo apoya sobre el respaldo. Fija su
mirada en el cuerpo desnudo sobre la cama. Hacía años que no la veía. Pone la
cabeza en su puño y se duerme.
La mujer despierta. Bosteza. Se
lleva las manos a los ojos. Su piel está pegajosa por el sudor de la noche.
Abre los ojos. Es un lugar extraño. Tarda unos segundos en situarse. Es un
motel de carretera. El reencuentro con Manuel, el chico alto y fornido moreno
de ojos claros en aquella camisa extraña. Le sonaba. Mucho. Un compañero del
colegio. Un curso mayor. Un don nadie entre los chicos del colegio. No destacaba
por listo ni por guapo ni por líder, un habitante de un mundo gris, que sin embargo
recordaba con un potente centro de gravedad. Ahora era un hombre muy atractivo.
Se rieron mucho y se besaron y pasaron la noche follando. Ahí está y está a
gusto, pero ella trabaja esta mañana y el despertador de su Iphone le ha
fallado. No debe retrasarse. En la empresa en cualquier momento puede haber
despidos.
“Manu no me ha sonado el
despertador. Manu ¿Dónde estás?” “ Aquí”. Por una rendija de la ventana entra
un haz de luz que se interpone entre ambos, la deslumbra y le impide verle.”¿Qué
haces ahí sentado?” “Me ha despertado tu despertador” “¿Qué hora es?” “En mi
reloj cerca de las once” “¡¿Por qué no me has despertado?!” “Si te hubieses
despertado tú no me habría despertado yo” “¿Y no me podías haber dado un
empujón o un beso?” “Podría” “Pero no lo has hecho” “No. Si tienes prisa lo que
debes hacer es vestirte” “Estás un poco borde esta mañana” “ Estoy cansado” Se
viste de cintura para abajo y en el baño se asea de forma somera. El sujetador
y la blusa. Sale. Es una mujer bella.
“Donde está mi Iphone” “En el campo” “¿Qué?” “Creo que lo he arrojado por la
ventana” “Estás loco” “No estoy loco, pero a veces me cuesta controlar mis
impulsos” Coge su bolso. Busca la salida. “No te preocupes denunciaré el robo.
Lo tengo asegurado. Ya me voy” “¿No me vas a dar un beso de despedida?” Ella no
responde. Gira el pomo de la puerta. Da un portazo a su espalda .
Él permanece sentado en la butaca
de terciopelo verde de la esquina. La oye correr por el pasillo. Después ve su
coche tomar la autovía en dirección a Cartagena.
Acelerar y huir.
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