Sentado al final del dique que
sujeta la playa artificial en una noche de luna llena enfrente queda la isla
Perdiguera. Allí antes había un chiringuito. El chiringuito cerró en aplicación
de la Ley de Costas. Ahora la isla es privada. He pasado algunos buenos
momentos en esa isla. Eso recordaba aprovechando que la estela de la luna
dibujaba una senda sobre las aguas. Está bien estar solo. Está bien estar
acompañado. Estaba solo. La estela de la luna se rompía por un punto que
dibujaba su propia estela y que se acercaba hacia mí. Por la noche son pocos
los barcos que navegan y una moto de agua impensable. Una patera en el Mar Menor
sería ridículo. La ganancia de botar una patera desde La Manga hasta La Puntica,
Los Alcázares, La Ribera, Los Urrutias o Los Nietos se antoja ínfima. Si
todavía fuese a otra comunidad autónoma
o desde otra comunidad autónoma, ahí sí que encontraríamos diferencias.
El punto se acercaba directo hacia mí a una velocidad muy alta. En pocos
minutos divisé que aunque el punto era pequeño refulgía desde las aguas. Cuando
llegó a la línea de las boyas antimedusa se detuvo. Todavía no podía reconocer
sus formas. Se elevó unos metros y saltó al otro lado siguiendo su singladura.
A penas a diez metros reconocí una figura que parecía humana que flotaba o
caminaba sobre las aguas sin necesidad de ningún artilugio, al menos algo que
yo conociese. Se detuvo y saltó a tierra al final del espigón. Pensé huir, pero
aquello había venido directamente hacia mí desde el mar caminado sobre las
aguas. ¿Y si fuese una revelación? Jesús caminó sobre las aguas del Mar Muerto,
que es un mar poco más salado que el Mar Menor. Eso me convertiría en un
profeta con una Nueva que dar al mundo. Eso sí que me dio ganas de echar a
correr. Menuda responsabilidad. Me di la vuelta. Y despacito y callado me iba
pero una mano de dos dedos con el aspecto de las patas de un avestruz y con la
piel como el cuello de una tortuga me detuvo.
“No me haga nada” “Tranquilo”. Me
di la vuelta. Una cabeza enorme chafada, con dos ojos saltones que protruían por
la frente. “Pensaba que eras Jesús al verte brillar caminado por las aguas y
eres ET” “Sí eso me dicen con frecuencia” “Eres clavado” “Es que no eres el
primer humano a quien nos mostramos” “¿No me digas?” “Sí la película de la que
me hablas fue una copia de la realidad” “¿Os mostrasteis a Spielberg?” “Sí.
Pensamos que las personas que son capaces de crear personajes en la ficción
pueden ser más permeables a contactos
con seres distintos” “No me digas que también os presentásteis a Robin
Willians” “ También. Fue muy receptivo con nosotros y se empleó a fondo en nuestra
causa. De hecho demasiado. Tuvimos que renunciar a seguir manteniendo contacto
con él” “Pues hicisteis bien porque hay quien le ha tomado por loco”
“Entendemos que es difícil. Esperamos contigo tener más suerte. Entre Spielberg
que se lucró hasta el extremo y Robin Williamas que se volcó de un modo
desenfrenado, puede haber un punto intermedio en nuestra causa” “¿Y ese soy
yo?” “El mundo de ast puede ser una buena herramienta para que un día podamos
contactar de un modo sereno” “Me halaga que tengáis al mundo de ast en tanta consideración,
pero sólo es un divertimento” “La diversión nos gusta. Por eso abandonamos nuestro
planeta” “No comprendo ¿Por qué?” “Por aburrimiento” “¿El aburrimiento puede
llegar a tanto?” “Sentimos como los humanos, pero nuestro mundo evolucionó
tanto que se parecía mucho al cielo” “Estupendo” “Había paz siempre, lo que
querías comer, beber, mirar, tocar, oler, si querías sexo , lo que quisieses
sólo tenías que desearlo. Nadie tenía malos deseos, ni malos pensamientos , ni
malas acciones, incluso la naturaleza estaba bajo control, ninguna necesidad
quedaba sin cubrir. Hasta que lo que nos divertía dejo de hacerlo” “Desde luego
un aburrimiento” “Un planeta morioso. El aburrimiento nos llevó a la abulia y a
la destrucción. Y aquí estamos. Solo con observaros nos sentimos vivos, pero
algún día nos gustaría manifestarnos”.
Y así fue como surgió este relato
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