miércoles, 18 de marzo de 2020

Espaguetis

De regreso del trabajo paso por el súper. Las tres y media es una hora tranquila en un mundo hibernado. Detergente. Suavizante. Algo de pescado. Ah , que no lo olvide, espaguetis. Este suavizante no es. Señor póngase los guantes. Lo siento no los había visto. Los tiene a la entrada. Me pongo los guantes de plástico y termino de coger el suavizante que necesito. Una segunda bolsa. La mía no es suficiente. Maletín y dos bolsas. Camino rápido a casa manteniendo una distancia con el resto. La temperatura ha bajado. Estoy hambriento. El estrés de estos días lo sacio comiendo. Menos trabajo, más tiempo para saborear, tiempo para cocinar. Las rutinas y las aficiones permiten olvidar, distraer la atención constante al paso del tiempo. Los corredores de gran fondo, distraen su atención en los momentos en que la fatiga te aplasta con dudas. Y los kilómetros pasan, pesados como ahora pasa el tiempo, denso como plomo  fundido, como lava lenta, como miel amarga en invierno. Diez días antes los días se sublimaban se deslizzaban como arena entre las manos  y a ahora fragua  antes de fluir. ESpaguetis. Con un poco de tomate y algo de queso rayado. Ninguna delicia. Un queso envejecido en un rincón de la quesera. un queso moribundo resucitado al rallarlo.
La escalera. Evito el ascensor. La puerta. Las bolsas en el suelo de la cocina, Productos de droguería. Pescado alimentación y mis espaguetis. ¿Donde están mis espaguetis?NO están.Seguro que los he cogido pero los he debido dejar en la caja. Imprecaciones y blasfemias. Volver a salir a un mundo agresivo. Quinientos metros. Se escucha jaleo de sirenas. Salgo a la calle y junto al supermercado hay una ambulancia y un vehículo de militar. Ya casi no tengo apetito, pero quiero darme el antojo de los espaguetis. Un militar me corta el paso, me insta a que guarde la distancia o mejor que vuelva a mi casa que sé perfectamente que no se puede permanecer en la calle. Me grita que me vuelva por dos guardias civiles con trajes de alta seguridad en el interior del super observan la plataforma donde se deja la compra una vez pagada. con unas pinzas cogen algo y lo introducen en un contenedor rojo que cierran, Son mis espaguetis. "Un hombre con expresión muy rara en la cara los dejó ahí yhe tenido miedo por eso he desalojado y les he llamado" "Ha hecho usted muy bien" Quitan las cintas y permiten el paso. Dudo. No he cometido ningún delito , ni siquiera en estos tiempos extremos. Quiero espaguetis. En realidad ahora me apetecen más que nunca. Entro. Cojo los guantes de plástico. me dirijo a la estantería. Son los últimos. Salgo intentando guardar distancia con los otros compradores. Hago cola en la cajha donde está la misma cajera. Miro hacia abajo. Me dice el precio. Se lo doy justo. Me vuelve a mirar. Temo que me denuncia aunque ignoro mi falta. . Regreso. Los espaguetis son muy jugosos

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