viernes, 22 de diciembre de 2017

EL CRIMEN

Cuando cada día de tu vida has cumplido todas las leyes, has acatado cada una de las normas, cometer un crimen es algo que te parece ahora instantes después una pesadilla. Con las dos manos aferradas al volante, con el torso ligeramente adelantado. En el parabrisas gotas por fuera, vaho por dentro y las escobillas batiendo en un ruido narcótico.Sigues conduciendo sin destino por carreteras secundarias. De vez en cuando mueves el dial de la radio. Música. Noticias. Las lluvias que causan problemas en algunas carreteras. Más música y más noticias. Vuelves atrás, justo cuando has cambiado iban a comentar algo. Un anuncio. Un maldito anuncio de compresas. El estómago te aprieta. La lluvia y el café van hacer que tu vejiga reviente. Apagas la radio. La lluvia arrecia. Se ha acercado a las montañas. La velocidad de las escobillas está muy lejos de ser suficiente. No ve las líneas de una carretera que hierve. Los relámpagos iluminan un paisaje desértico. Se ha equivocado. Siempre es mejor una carretera principal. Nadie sospecha todavía de él. Es imposible cuando no guardas ninguna relación con el crimen que has cometido. Una autopista. Un suelo seco sin charcos. Luces. Los dos arcenes están inundados por dos torrentes que penetran en los dos sentidos de la carretera. Conduce por el centro. Reduce la velocidad. Una curva cerrada. Da señales de larga para evitar colisionar con un conductor que venga de frente. Al otro lado de la curva frena de golpe. El torrente se ha llevado la carretera. Se ha quedado en el borde. Da marcha atrás mas deprisa de lo que debe. Da la vuelta. A la derecha de la carretera hacia abajo a unos cien metros hay una luz. Un camino lleva a la luz. Enfila la dirección , pero las ruedas patinan. Decide dejar el coche sin obstruir el camino. Acercarse a la luz a pie. Se pone el impermeable. Las gotas frías se le clavan en la piel. Unos metros más arriba estará nevando. Procura pisar las piedras para no hundirse en el barro. Llega a un porche de una casa vieja. A través de la ventana la luz anaranjada de una lámpara incandescente. Se asoma . No ve a nadie. Al otro lado un reflejo. Un hogar. Brasas. Una combustión reciente de alguien que estará todavía en casa. Se acerca a la puerta. Va a llamar pero está abierta. Empieza a nevar y está empapado. Pasa. Cierra despacio a su espalda. Pocos muebles. un jergón, una alfombra de esparto y una jarapa al lado. Una olla con el fondo reseco de un guisado. Mete el dedo. Sabe bien a comida grasa, contundente. Se acerca a las brasas. Aguanta hasta que el calor le quema. Escucha. Sólo el viento. Sólo los truenos. Coge la olla y rebana el fondo con su navaja. Un nuevo relámpago ilumina la hoja que acaba de lamer. Sangre, en la base de la hoja y en la empuñadura. No la había limpiado. Ha tomado una comida pasada con el arma homicida de un hombre. A lamido su sangre. Y no le ha sabido mal. Truenos. Viento. Frío. Quizás la sangre tenga algún efecto sobre él. Tal vez le de la forma del monstruo que desde unas horas es. Busca en la alhacena. Queda media hogaza de pan. Corta y come hasta saciarse. Se acuesta en el jergón. Va a dormir. Pero no puede dormir . Antes de cerrar la puerta mira si hay más puertas en la casa. cuando llegó vio una ventana. en esa dirección una puerta. Abre. Nada. Espacio vacío. Hacia el patio otra puerta. La abre. Dos sombras se levantan del suelo. Sale lo más rápido que pude, pero no lo suficiente como para cerrar la puerta. Dos mastines lo miran. El rabo en alto. Muestran los dientes. Al caer se ha torcido el tobillo. Imposible pensar en correr. Imposible salir. Saca la navaja. Un nuevo relámpago alumbra la oscuridad y le muestra a dos perros familiares. Dos perros con su amo en el salpicadero de una furgoneta. El amo ya no regresará. Los perros huelen los restos de su sangre en la hoja y se lanzan. La navaja tintinea en el suelo. Antes su muñeca a crujido con los huesos deshechos. Cae. Mientras uno le destroza el cuello, el otro desgarra su abdomen y desparrama sus intestino por la habitación. Ahora sabe que no es una pesadilla.

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