miércoles, 27 de diciembre de 2017

LA ENCIMERA

Que el color, los tonos y las vetas del mármol de tu encimera sean el problema que te ha quitado el sueño los últimos meses es extraño. Que te pase siendo uno de los mejores marmolistas de la región pasa a ser inconfesable. Es ridículo. Más de mil referencias de más de cincuenta paises en medio centenar de acabados y eres incapaz de decidirte. De hecho has cortado diez piexas y con las mismas las has retirado. Te vas a volver loco. Pasas la mayor parte de tu día mirando por internet piedras raras de los paises más exóticos del mundo. Ninguna se aadapta a lo que buscas. Tu mujer te dice que te decidas y si no una de madera y  la pintas como quieras. Una encimera de madera un marmolista no. Nunca, Jamás. Marmol. El mármol existía. En algún lugar pero existía. El mármol que conjugase sin llamar la atención pero sin desentonar con el resto de la cocina. Visitó de incógnitocomo un cliente más las exposiciones de sus competidores, de los más potentes a los más modestos. Nada se ajustaba. Viajó a Italia y a Brasil. Nada. Su novia le dio un ultimatum. Se estaba obsesionando. Estaba harta. La tenía desatendida. Le entendía pero le daba dos semanas. Dos semanas no es mucho tiempo cunado llevas un año buscando, pero quizás es eso lo que necesitas: un reto sin un tiempo finito no es un reto. Pero revisó el dossier que había preparado, cada renglón, recrodaba cada piedra,grandes, y pequeñas, originales o vulgares, fisuradas o perfectas. 24 horas para el final del plazo. La quería No quería perderla, pero no podía renunciar a culminar la obra de la encimera.  12 horas. Una llamada. Ella. El plazo. Ha decidio no esperar. Tendrá que decirle adiós. Adiós para siempre por una piedra de mármol. Responde la llamada. Su abuela a muerto. No la habían avisado. En dos horas es el entierro. La acompaña. Después de la misa salen hacia el cementerio. Sacan la caja del coche fúnebre. Se la echa al hombreo, le sorprende el peso tan ligero de la anciana que estaba casi consumida cuando murió. Al final del pasillo rodeado de cipreses a la derecha está la tumba. El enterrador espera con la losa apartad por una retroelevadora. Dejan la cja en un lateral pasan dosmaromas por debajo y la bajan. En la tumba hay seisnicho.s Sella con ladrillos y yeso el segundo. Sale y se mete en la retroelevadora se acerca y  la posa con precisión, después solo la empuja un centímetro y queda encajada. El sol se ha puesto. Mira la piedra brillar, Es su piedra. Ese es el color. Ese es el tono. Esa es la textura.Juraría que el tamaño es exacto a la encimera. Cuando todos se van busca al enterrador. Le pregunta si conoce al marmolista. Le dice que sí. Le pide que le indique. Le señala l aotra esquina del cementerio y se ríe. Murió treinta años antes. Le pregunta por su taller quizás quede alguna piedra. Su taller quedó sepultado por un Leroy Merlin. No hay otra, necesita esa piedra. su piedra. Llega a un trato con el enterrador. Por la mañana antes que amanezca. Vuelve a la tumba de la abuela. Toca la piedra. Es estupenda. Llama a su novia. Todo está solucionado. Mañana tendrá mármol en su cocina. De madrugada cambian la piedra. Ha pasado la noche grabando otra con la letras Familia Sánchez Casas. La lleva al taller y pule las letras y rellena los pocos huecos con resina. Lo transporta y con uno de sus operarios la montan, Le encanta el gris con el negro y grises del resto del mobiliario.La novia está encantada. Una fiesta. Contratan el cetering del mejor restaurante de la ciudad. Tal es la expectativa que no falla ningún invitado. Pasada la medianoche una embarazada sale de la cocina vomitando. Dice que no puede soportar el olor. Entra , se parecia u n cierto tufo pero nada llamativo, pero antes de la madrugada el olor no se puede disimular. Huele a podrido en la cocina. Abre el frigorífico, el lavaajillas, los armarios, un descuido o una broma pero no hay nada podrido. Se van.Nadiep ude aguantar las náuseas. Cierra la puerta y pone una toalla con alacanfor debajo de la puerta para neutralizar el olor. La novia está espantada. duermen en invierno con todas las ventanas abiertas. Ella no se lo explica. él sabe lo que pasa. Por la noche habla de nuevo con el enterrador. Lo que le propone no es barato. Habla con un funerario. SAcan a la vieja del nicho, la llevan a la funeraria y la incineran devuelve las cenizas al nicho. Cuando la novia regresa del trabajo ya no huele a podrido. Quizás un poco a quemado. En los días siguientes el olor a quemado tambien desaparece. La cocina ha quedado preciosa.

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