viernes, 30 de marzo de 2018

RELOJ DE ARENA

Tarde de domingo. Tele y sofá. Un día con un consumo energético de metabolismo basal es necesario. Descanso sin hiperactividad. Perder el tiempo con lasitud. Sin gastar energía en zapear. Rastrear en los videoclubs de pago por internet lo que te ofrecen. Series, películas o documentales. Pulsar y ver. Error. Si está demasiado cansado se dormirá, y sólo varios minutos después de dormirse el programa le pedirá que pulses alguna tecla para continuar. Está cansado de una semana dura. Estás cansadp hoy de no hacer nada. El sueño de la pereza. Cae. se derrumba desde los brazos del sofá. En sueños, retazos de los momentos más subidos de tono de la serie que estaba viendo. Sólo pinceladas que no conducen a un recuerdo concreto. El ruido de fondo del sonido de la serie le condujo al sueño. Dormido. Profundo. Un ruido entre un roce y un tintineo. Se gira en el sillón buscando el silencio con un cambio de la postura. Sigue el roce. sigue el tintineo. Muy suave. Como un susurro. Es por eso que aun capta más su atención. No se puede abstraer. le va a despertar. le va a sacar del sueño. le ha sacado del sueño. le ha despertado de mal humor. Abre un ojo. La televisión se ha parado en el punto en que te demandaba alguna acción para seguir. La misma luz cálida que le gusta. La televisión está en silencio. Busca a su alrededor el origen del sonido que le ha importunado. Bisbisea, sisea como la lengua de una pequeña serpiente blandida en el aire. JUnto al televisor. de unos veinte centímetros, dorado, con dos ampollas de vidrio comunicadas relleno de una arena color ceniza que se cuela por el orificio. Ese es el roce que había oído. El reloj de arena. Pero él no tenía ningún reloj de arena antes de acostarse, ni en el salón ni en ningún sitio. No se explica como ese reloj ha apareceido ahí. Y como ha aparecido marcando el paso del tiempo. Se levanta. Mira las otras dos depensdencias del apartamento. Nadie. La llave está echada y las ventans cerradas. Pero el reloj no estaba y ahora está y marcando acelerado el paso del tiempo. Vuelve al sillón. Se sienta. Deja la serie de la televisión en pausa. El tiempo ene el reloj., pero un reloj de arena marca siempre un tiempo limitado, no es como un reloj de esfera o una reloj digital que cuando termina de hacer un ciclo inica otro. Un reloj de arena es esencialmente como un cronómetro. cuando toda la arena se traslada a la ampolla inferior el tiempo se acabó. Final. Salvo que se gire y se comience así un nuevo ciclo. Es un cronómetro. Pero un cronómetro de qué. aparece en tu casa cunado descanasas en el único domingo que tienes a marcar e tiempo que falta para algo. El tiempo se agota. Quizás es un juego. Un tiempo límite para averiguarlo. Una cámara oculta propiciada por algún amigo. Eso sería divertido. Una cámara oculta. Pero con todo cerrado. IMposible. Ningún ser humano ha podido entrar a colocar ese reloj ahí. Ya ahay más arena en la ampolla inferior que la superior. sigue rozando. Aunque los granos llevan la misma velocidad, con la escasez parece que se aceleran. Está terminado y no sabe qué es lo que culmina con los granos de arena. Y si fuese su vida. Y si cunado tu vida llega a su fin aparece un reloj junto a ti para mostrarte el tiempo restante. su vida está terminando. Se trata de eso. La vida termina y se escenifica en un reloj que ha aprecedio en su casa. Empieza a encontrarse mal. Palpitaciones, diaforesis, se orina, pero no es necesario ir a mear cuando para el colapso de tu organismo pasan unos instantes. Y si le diese la vuelta al reloj. Tendría una prórroga pra vivir. Lo hace. Espera un instant ey no pasa nada. Tiene su prórroga. se siente algo mejor. aprovecha para hacer una llamada su hermano. Hace años queno hablan. Comunica. comunica y la rena se agota. No sabe si darle otra vuelta, pero para qué, la suerte está echada. Espera al último grano. Y no pasa nada.

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