viernes, 22 de junio de 2018

PUERTA DE SALIDA

Cuando sientas  la puerta de tu casa como una reja y la ventana como una puerta de salida, entonces y solo entonces te sentirás como me siento yo. Cuando pienses que tu cuerpo es la cárcel donde pasarás una cadena perpetua sin posibilidad de redención, en ese momento sentirás lo que siento yo. Cuando anheles la soledad para intentar escapar de la única forma posible, pero tu familia, tus amigos, no te dejen ni un instante de intimidad sabrás como estoy. Cuando solo puedas estar a solas en habitaciones sin cristales, sin aristas, suelos de madera y paredes acolchadas, cuando te traigan los cubiertos de plástico, la carne sin hueso, el pescado sin espinas, los medicamentos en dosis y comprobando la ingesta, si no se salen del baño ni cuando cagas, en ese punto estaremos iguales. ¡Qué asco! Puritanos de mierda. Dejadme ser feliz por un instante. Dejadme decidir. Un segundo. Y ya está. Mi cuerpo será vuestro, haced con él lo que queráis. Atada. Atada a una argolla en el suelo. Un riesgo para mi misma. Un riesgo. No soy un riesgo para nadie. Quiero salir de aquí. Salir de esta cáscara que me aflige, me constriñe, me asfixia. Para qué quiero un cuerpo si no puedo respirar. Me ahogo aquí adentro. Si vais a descansar, para siempre. ¿Para qué todo esto?. ¿Lo comprende alguien? ¡LO comprende alguien! Salir. Y todos os quedaréis tranquilos. Arrancaréis la argolla, quitaréis el acolchamiento de las paredes de mi cuarto y tendréis una habitación más en esta casa. Os vendrá bien. Y podéis poner un retrato. Si queréis me pinto, me coloco mi mejor sonrisa y nos hacemos una foto de familia, que tengáis un último buen recuerdo y no solo un consuelo. Me aburro. Me desespero sentada, escuchando la radio , la televisión, el tic tac del reloj, las aspiradora o la lavadora, incluso la luz circular por las rozas de las paredes. Anhelo el silencio y la oscuridad pero no las temporales de esta habitación. Tengo sed. Pero no sed de agua en vaso de plástico, sed de Jagelmaister y chupitos, sed de cerveza y de ginebra, sed de vodka helado, una buena fiesta, y farlopa y lo que se presente. Qué más les da. Una fiesta como dios manda y encontrar a alguien para follar hasta que me escueza hasta el alma. Agua en vaso de plástico. ¿A qué me habéis reducido? . Quiero salir por la ventana. volar , desplegar las alas de la libertad definitiva. Para vosotros mi cuerpo, haced con él lo que queráis, quemadlo enterradlo o dádselo a los perros. Libre por fin. Atada a una argolla como una fiera. Atada. sin derechos. Un juez me condenó a vivir. Una argolla. Una cadena. Y la ventana, mi puerta a la libertad . ¿Por qué mi odio no tendrá el poder de Carri? Convertir la energía del odio en fuerzas de la naturaleza para ejecutar mi venganza aunque solo fuese vengarse sobre mi misma. Una venganza inocente y necesaria, una venganza imprescindible que me impiden ejecutar. Invoco las fuerzas de la naturaleza. ¡No os apiadáis de esta criatura atada que os suplica vuestra ayuda! ¿Me habéis abandonado? Qué ocurre. Me habéis escuchado.

La ventana se abre, pero la amarra no se suelta.La ventana comenzó a succionar libros, manteles, alfombras, las sillas, las lámparas los anaqueles, todo salió por la ventana, pero ella permaneció amarrada  a la argolla en un mundo sin personas, un mundo silencioso sin objetos de un intenso color verde esmeralda, incluso la argolla, incluso la cadena, sólo el color de su piel, sólo el color de sus ropas. Un croma intenso que no sabía si alguien recubriría de color. La ventana, la puerta a la libertad quedó abierta. El mundo en silencio y quieto.

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