sábado, 25 de agosto de 2012

LA LECHERA (VERSION LIBRE)


A primeros de febrero  Isabel se había quedado sola en la inmobiliaria. Hoy se había reencontrado con sus compañeras bronceadas. El jefe y las cuatro vendedoras, e incluso el guardia jurado se habían ido a Cuba una semana. Le dijeron que ella también comprara. Con tres mil euros, en una semana podía embolsarse quince veinte o treinta mil euros, según su propia habilidad al negociar. Era mucho dinero. Para ella. No entró. Hoy habían regresado contando las anécdotas del viaje.

“El lunes nos dan otra promoción en la costa. Son sólo veintiocho viviendas. ¿Alguien quiere alguna que nos las quitan de las manos? Viene algo más caras, que el constructor también quiere su tajada” El matiz no hizo que ninguna de las manos se agacharan. Isabel que dudó levantó la suya.”¿Cuántos, dos, tres, dos, cuatro ¡muy bien Nico te veo en tu propia promotora en muy poco tiempo!¿Y tú Isabel? Te has convencido. ¡Por fin! En octubre nos acompañas a Santo Domingo” “Uno ¿sólo uno?” “Está bien para empezar”.

Un poco de liquidez para darse algún capricho. Ser hija única le obligaba a echar un cable a sus padres. No había excusa. Iban un poco justos. Tenía la sensación de desenvolverse en su vida con el freno puesto. Siempre con una velocidad. Menos. Si mantenía el ritmo de sus compañeros de dar dos o tres pases al año, ella no era avariciosa, podría tener su propio apartamento, y un coche, que la Vespa estaba bien para el verano pero en invierno pasaba frío. Y hacer algún viaje. Contarlo después sonriendo, comentando siempre las aventuras inventadas o no, ir a lugares que sus padres, ya mayores cuando ella nació, ni siquiera podrían soñar. Y una casa en bajo cerca de la playa, para sus padres más que nada , ella sólo iría en verano o en el invierno si tenía algún ligue y quería un sitio discreto. “Uno de momento sólo uno muchas gracias”. Qué emoción sentía. No perdería más trenes.

“Ha habido mala suerte con la última promoción.  El constructor nos ha fallado. Menos mal que tenías aval de las cantidades entregadas” Todos menos Isabel suspiraron aliviados “¿Qué es el aval?” “Isabel. No lo sabes” “No” “Pues lo siento porque este tío lo tiene todo muy apañado. Ni en los juzgados le van a coger un duro. Hazte a la idea que has perdido tu dinero”

Se lamentó de haberse hecho tantas ilusiones. “La siguiente promoción, he visto el solar y es un sitio privilegiado a menos de un kilómetro del mar en Torrevieja. La orientación fantástica. Està vendido. Seguimos en la mina” Todos levantaron la mano menos Isabel “¿Isabel? Nos dejas. Tienes que recuperarte de la pérdida en caliente” “No tengo dinero” “Pide un préstamo en el banco. Ahora está el dinero muy barato” . En el banco no lo dieron el préstamo sin el aval de sus padres. Estaba contratada sólo a media jornada. Sus padres no estaban para avales. Una vez estuviese el proyecto, le financiarían el total del capital y algo más si lo necesitaba, pero el primer paso tenía que darlo sola. Se marchó y al día siguiente le dijo a su jefe que no entraba. No durmió durante un año mientras sus compañeros cambiaban de coche, vestían a la última, cambiaban a viviendas cada vez más ostentosas.

Un día empezó a dormir. Justo cuando sus compañeros perdieron definitivamente el sueño. Hasta hoy.

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