martes, 28 de agosto de 2012

ÉLITROS


“Fina ¿Tú crees que hay cosas que pueden llegar a cambiarnos?” “Muchas. Mientras sigas viva” “No seas bruta. Quiero decir cosas pequeñas: detalles, una palabra, un gesto, un sonido o un sueño” “Poco parece” “¡Qué poco idealista eres!” “Hasta nada” “Pues yo sí lo creo” “Hoy algo te ha cambiado” “Sí. ¿cómo lo sabes?” “No es difícil siguiendo tu argumento . Ha sido el mayordomo” “¿Qué mayordomo?” “No te preocupes. No tiene importancia” “¿Por qué has dicho lo del mayordomo?” “No-tiene-importancia. Dime ¿Qué ha hecho que cambie tu vida?” “Me encanta que te interese” “Sí” “Voy a ser como una mariposa” “Por fin te has decidido a salir del capullo” “Noooo. Las mariposas son libres. Vuelan de flor en flor y deciden donde van a libar. Cada día es distinto para ellas” “Me parece recordar que las mariposas vivían muy pocos días” “Pero unos días intensos y no como nosotras. Míranos. Cada día igual. Nos sacan expedientes de ese despacho, los resolvemos o no, pero al día siguiente hay aún más expedientes” “Esencialmente es así” “Pero nosotros valemos mucho más que un montón de estos papeles. Mucho mucho más” “Por supuesto” “Y en nuestro interior hay una mariposa repleta de colores y de deseos por conocer el mundo  a su alrededor” “A mí si me dan a elegir me quedo dentro del capullo” “ ¿En la oscuridad?” “Segura como una monja de clausura en su celda del convento, tranquila sin siquiera necesidades vitales a las que dar curso. Sólo crecer lentamente” “¡Qué aburrimiento!” “¡Qué tranquilidad! Y ahora que vas a ser una mariposa ¿qué vas a hacer?” “Aprenderé a decir que no. De hecho de entrada diré siempre que no” “Que no a qué o a quién” “Que no a todo. A mi madre. Al jefe. A la policía. A los semáforos y hasta a los pasos de cebra” “Una revolución” “ A mi manera sí. Estoy harta de que me fastidien fines de semana porque han surgido viajes, o porque hay que preparar unos documentos para el lunes, más aun cuando son cosas que podrían haber quedado terminadas semanas antes. Si no se puede hacer pues no se hará, y si no haberlo dicho con tiempo” “Me parece que si hacer eso sí que vas a volar, pero por mucho tiempo. Te van a sobrar flores en tu carnet de desempleo” “¿ La dignidad no es hermosa?” “Si la comparas con una cola del inem no sé qué decirte, mi estética puede ser bastante flexible si las razones son poderosas” “Hoy estás por chafarme” “En absoluto, pero vuelas muy alto, a poco que te descuides tiras todo el lastre y te quedas a la deriva” “¿Y qué? Iré donde el viento me lleve, y cuando pare batiré alas a la busca de nuevos bosques o praderas” “¿ cuando lo vas a poner en práctica?” “Mañana me voy de viaje, buscaré en internet un vuelo barato, da igual el destino, y me iré de puente con los días que me deben” “Harás muy bien mariposa”

Se abre la puerta. “Alicia. Pasa un momento a  mi despacho por favor” “Vamos Alicia empieza a batir las alas”

Sale circunspecta. Los ojos brillan. Las mandíbulas apretadas. En el ojo un tic. Las alas no se ven por ningún lado.

“¿Qué te pasa mariposa?” “¡No me hables cerda!” “¿Y tus alas?” “Treinta expedientes para el lunes” “Pero saca tus alas. Es tu oportunidad. Si no los haces tus alas delanteras se convertirán en élitros” “¿Élitros?” “Algunos insectos queratinizan sus alas delanteras para proteger las traseras más delicadas” “¿Qué insectos?” “Los escarabajos Alicia” “Fina ¿Me ayudas a hacer pelotas de mierda?” “Pues claro verás que redonditas nos salen”

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