viernes, 10 de agosto de 2012

MEDUSAS


El agua del Mar Menor está fresca a las ocho de la mañana. Después de una noche bochornosa Julio salió de la cama y se fue directo al agua. El tractorista que trillaba la arena de la playa lo vio sumergirse repetidamente respirar y gesticular mirando a un punto. A medio día, después de dos vermuts confesó a su amiga que había visto en la copa de una medusa a su madre como quien ve un televisor y que no lo iba a creer pero su  madre le había hablado.

A mediodía en la punta del espigón un anciano pesca lisas con pan. La caja de herramientas en la que guarda los aparejos le delata como veterano. Me acerco “¿Hay pesca?” “Algo hay” “Puedo ver sus capturas” “Mírelas, poco más que chirretes” “Uno tiene un tamaño razonable” “Chirretes” “Dicen que las medusas se comen las larvas de los peces” “Embustes””¿No cree que el que haya tantas medusas perjudica a la pesca?” “No. Las medusas han estado siempre unas veces se pesca más y otras menos. Cuando te molestan hay menos” “Lo siento. Entonces usted no cree que sea el cambio climático y el calentamiento global lo que hace que las medusas se enmarañen en las costas” “No” “Pues los científicos son casi unánimes. El cambio climático y los abonos orgánicos de la agricultura son los que hacen que proliferen…” “Y la falta de tortugas” “Exacto” “ Es usted un enteradillo” “Oiga que yo no le he insultado” “Perdóneme pero es usted un poco pesado. Yo vengo a pescar para estar tranquilo y solo y usted,  sin presentarse, viene a hablarme del cambio climático. Cuénteme si le parece algo de la prima de riesgo y ya me acaba de joder el día” “No pretendía” “Si quiere usted saber qué es lo que tiene la culpa de la proliferación de medusas pregúntele a los muertos en tierra” “Eso es una paradoja” “A sus descendientes” “Sigo sin comprender” “Antes  los muertos se enterraban, se los comían los gusanos y los hongos que a su vez se pudrían y pasaban a formar parte del suelo y después de la hierba y los árboles” “Y ahora” “La gente le ha cogido pánico a la tierra. Pánico a que los entierren aun con vida” “Normal” “Puro esnobismo” “Qué drástico. Pero no comprendo qué tiene eso que ver con las medusas” “Cada vez más personas se incineran. ¿Sabe cuántas personas tiran cada año sus cenizas en el Mar Menor?” “No” “Ni yo tampoco, pero demasiadas. Madrileños que han veraneado ocho o diez años y quieren que sus cenizas acaben en la laguna salada” “¿Y qué? Un último deseo romántico” “Un capricho que rompe el orden natural” “Cada vez lo entiendo menos” “Hay una leyenda marinera. Las almas de los muertos en el mar o los cadáveres que se entregan a sus aguas, permanecen recluidas en el medio marino para siempre. Las medusas recogen y arropan esas almas errantes, las acercan a las costas en un intento de aproximarse a sus familiares, amigos o incluso a sus enemigos para la venganza. Así hay medusas inofensivas y algunas tan venenosas que un simple roce puede matar” “Esa también me parece una historia romántica” “No se lo puedo demostrar pero es cierta” “Creo que empiezo a comprender lo de la incineración” “Es sencillo, la ceniza que se entrega a las aguas o que finalmente llega a ellas arrastrada por los torrentes o aguas subterráneas ancla las almas al agua y se suma masivamente a las almas de los ahogados”.

Julio se baña cada mañana. La abundancia de medusas le hace difícil volver a encontrar a su madre, sin embargo cuando se deja flotar en las aguas someras, deja los oídos por debajo del nivel del agua, así mientras las  ondas del agua lo mecen, cree escuchar la misma nana que le llevaba al sueño las noches de pesadilla o de tormenta.

No hay comentarios: