martes, 21 de agosto de 2012

DEMASIADO TARDE


Mi mujer y mis hijos lloran. Algunos de mis amigos también. Tengo que preguntarles qué ha ocurrido nunca les había visto así.

Siempre he tenido la impresión de llegar tarde a cualquier lugar o situación. Cuando cambié de ciudad y mis padres intentaron escolarizarme, el colegio que me correspondía estaba lleno, tuve que ir a uno de un barrio más alejado. En Reyes el único regalo que había pedido, los Juegos Reunidos Geyper, se agotaron. Mis hermanos hicieron la comunión con su traje, su celebración  y su montón de regalos, cuando yo llegué mi padre que había abrazado la doctrina del comunismo, transigió con que comulgase, pero si lo hacía desprovisto de los atalajes que se imponían, nada de marinero que habría sido mi deseo sino de un traje normal, nada de celebración, sólo y a última hora,  como algunos de mis  familiares no quisieron dejarme sólo en un momento tan importante  para un niño, mi padre se vio obligado a invitar a comer de forma improvisada en un restaurante, pero los regalos ya no había quien los recuperara. Cada año pedía becas, pero nunca me las concedían, para que te diesen beca tu padre tenía que ir en un 131 supermirafiori , en un Citroën tiburón o en un Dodge Dad en lugar de un Seiscientos gris de segunda o tercera mano. Mi primera novia en un baile era fea porque las guapas se habían agotado. También existe la versión exactamente opuesta donde el retal era yo. Me gustaba el mar, pero a mi padre le gustaba más el campo, ni siquiera el pueblo, el campo y para colmo muy cerca de la ciudad. Siempre me habría gustado ser médico, pero el año que hice la selectividad la nota estaba más alta que nunca, estudié económicas. Mientras hacía la carrera, todo eran oposiciones para economistas, en ayuntamiento, juzgados, comunidades autónomas, ministerios, cuando terminé y con buena nota las restricciones presupuestarias hicieron que se congelara la oferta de empleo público por tres años, después el acúmulo de interinos de esos años y los anteriores condicionaron con los sindicatos unas oposiciones muy favorables para ellos. Mi expediente era intachable, pero coincidí en promoción y Facultad con uno de los candidatos continuos al Nobel de económicas. Compré una casa de protección oficial, un atraso en unos papeles me pilló con una subida del iva, ese mismo atraso por culpa del notario me hizo perder una ayuda a fondo perdido del equivalente a un millón de pesetas. Cuando me prometí, mi novia, la menor de tres hermanas, era rica, cuando me casé mi suegro estaba en la ruina. Cuando nacieron mis hijos que acabaron las ayudas por nacimiento. Cuando fueron al colegio se quitó el bono libro. En mi pueblo tocó la lotería en el  lugar que siempre compro, pero cuando llegué se había agotado. Y ese ha sido el sino de mi vida por poco he llegado tarde a muchos sitios. No me quejo.

Mi mujer y mis hijos lloran. Se abrazan entre sí y los abrazan otras personas. Mi hijita está desolada. Hay incluso algunos enemigos. Mi madre también y  mi padre. ¿Mamá por qué lloras?. Es un tanatorio. Ese de la caja soy yo.

“¡Qué pena dicen los médicos que si hubiese llegado cinco minutos antes se habría salvado”

Eh! De qué habláis. Estoy aquí. No me veis. No soy una fantasma. No soy un fantasma. Estoy aquí. Podéis tocarme y verme. ¿ O no?. He llegado tarde a mi propio entierro. Los empleados de la funeraria entran a llevarse la caja. Esperad no me dejéis aquí. Adiós me habría gustado despedirme.

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