miércoles, 15 de agosto de 2012

IPHONE






Suena la alarma de un móvil a las nueve de la mañana en la mesilla de un hotel de carretera. Un hombre y una mujer en la cama. El hombre joven fornido con el cuerpo rasurado y el cabello desordenado se incorpora de un salto. Mira a un lado y a otro. Inspira. En la otra mesilla de la cama de matrimonio de sábanas desordenadas parpadea la luz de un móvil que da pequeños saltos con la vibración. Una mujer boca abajo se tapa la cabeza con la almohada. El hombre se pone en pie rígido de los hombros a los talones. Inclina la cabeza hacia atrás. Se tapa los oídos. Va a gritar. Silencia su voz.  Gira. Resopla. Corre hacia el artilugio que no ceja en su ritmo creciente. Lo coge. Intenta aplastarlo. Necesita el silencio ya . La vibración en sus articulaciones lo va a desintegrar. La ventana. No ha amanecido. Gira el pomo y lo lanza. Ve los brillos de su pantalla deslizarse  con la fuerza impelida por su mano. Se estrella contra el suelo y de nuevo el silencio. En el horizonte apunta el alba. Las fuerzas lo abandonan. Se desploma sobre la butaca de la esquina. Apoya la cabeza en las rodillas. Se cubre la nuca con las manos. Yergue el tronco. Lo apoya sobre el respaldo. Fija su mirada en el cuerpo desnudo sobre la cama. Hacía años que no la veía. Pone la cabeza en su puño y se duerme.

La mujer despierta. Bosteza. Se lleva las manos a los ojos. Su piel está pegajosa por el sudor de la noche. Abre los ojos. Es un lugar extraño. Tarda unos segundos en situarse. Es un motel de carretera. El reencuentro con Manuel, el chico alto y fornido moreno de ojos claros en aquella camisa extraña. Le sonaba. Mucho. Un compañero del colegio. Un curso mayor. Un don nadie entre los chicos del colegio. No destacaba por listo ni por guapo ni por líder, un habitante de un mundo gris, que sin embargo recordaba con un potente centro de gravedad. Ahora era un hombre muy atractivo. Se rieron mucho y se besaron y pasaron la noche follando. Ahí está y está a gusto, pero ella trabaja esta mañana y el despertador de su Iphone le ha fallado. No debe retrasarse. En la empresa en cualquier momento puede haber despidos.

“Manu no me ha sonado el despertador. Manu ¿Dónde estás?” “ Aquí”. Por una rendija de la ventana entra un haz de luz que se interpone entre ambos, la deslumbra y le impide verle.”¿Qué haces ahí sentado?” “Me ha despertado tu despertador” “¿Qué hora es?” “En mi reloj cerca de las once” “¡¿Por qué no me has despertado?!” “Si te hubieses despertado tú no me habría despertado yo” “¿Y no me podías haber dado un empujón o un beso?” “Podría” “Pero no lo has hecho” “No. Si tienes prisa lo que debes hacer es vestirte” “Estás un poco borde esta mañana” “ Estoy cansado” Se viste de cintura para abajo y en el baño se asea de forma somera. El sujetador y la blusa.  Sale. Es una mujer bella. “Donde está mi Iphone” “En el campo” “¿Qué?” “Creo que lo he arrojado por la ventana” “Estás loco” “No estoy loco, pero a veces me cuesta controlar mis impulsos” Coge su bolso. Busca la salida. “No te preocupes denunciaré el robo. Lo tengo asegurado. Ya me voy” “¿No me vas a dar un beso de despedida?” Ella no responde. Gira el pomo de la puerta. Da un portazo a su espalda .

Él permanece sentado en la butaca de terciopelo verde de la esquina. La oye correr por el pasillo. Después ve su coche tomar  la autovía en dirección a Cartagena. Acelerar y huir.

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