sábado, 15 de julio de 2017

CERVEZA Y PULPO

La guardia había sido dura. Desde la madrugada casi todo el tiempo en acción. A las nueve el relevo que llegó puntual. Un pase de quince minutos alrededor de un café, y a casa. Pero mientras bajaba las escaleras para coger el coche del párking, con el calor de julio, un antojo se iba pasando entre mi hipotálamo y mi estómago. La boca seca, pastosa y ya estaba sudando, el estómago vacío con los ácidos a bortones por el café. Una caña helada con escarcha en el vidrio y una tapa de pulpo al horno a la murciana se me antojó el mejor ungüento. Pero las diez de la mañana es temprano para el aperitivo y en la playa no hay ningún sitio donde trabajen el pulpo a mi gusto. Visita a casa de mis padres, y a las doce a la Plaza de las Flores. Solo. No importa.

Las 12:15. Un abrazo a mis padres. Les digo si se quieren venir. Hace mucho calor.

Una mesa a la sombra. El camarero no tarda- "¿Qué va a tomar?" "Una marinera, una caña y un trozo de pulpo" "Enseguida" La marinera me la trajo de inmediato con la cerveza. "El pulpo enseguida sale" La ensaladilla rusa con la anchoa en salmuera y la rosquilla son una delicia. Un sorbo de una cerveza con su pertinente toque de acidez completan un momento íntimo de placer. "Camarero, con el pulpo me trae otra caña" Me encanta el repiqueteo del cristal sobre la mesa de aluminio. " El pulpo y la caña" Me deja la cuenta y le pago. Aun disfruto de la tapa anterior. Cierro los ojos hasta que desaparece el sabor de la parte posterior de la lengua. Un poco de cerveza para dejar vía libre al sabor del pulpo al horno tostado por fuera y tierno por dentro sin que esté correoso ni como un chicle. Poca pimienta y una gotas de limón. Miro la mesa. Miro el plato. Y el pulpo no está. ¿quién se ha comido mi pulpo?. El plato tiene las marcas rosadas y negras del pulpo, luego el camarero lo ha traído, salvo que haya traído el plato vacío. Vuelvo a mirar y las marcas se extiende lineales hacia el borde del plato, y aunque con menos nitidez siguen por las escamas de aluminio de la mesa. Sigue por el borde y sorprendo mi taco de pulpo reptando hacia el suelo por la pata. "Camarero" "Señor" "Si hubiese queriido sushi habría ido al Izakaya" "No le comprendo señor" "Que el pulpo lo quería a la murciana. Al horno con agua y tostado , pero bien hecho" "Así lo hacemos siempre señor" "Esta vez el pulpo estaba muy poco hecho" "Le traigo otro señor lo siento" "Pero llévese este antes" "No está señor, se lo ha comido?" "NO me lo he podido comer, de hecho si no lo retira el pulpo se está retirando solo. Mire la pata de la mesa" El camarero se agacha "No puede ser señor. Me lo llevo" En la Plaza de las Flores los otros camareros se devanaban en tareas similares. Algunos clientes se levantaban de sus mesas espantados. Sabía que el pulpo es un animal correoso, antes cuando se pescaban había que golpearlos contra las rocas, para que su carne fuese mas blanda, ahora con la congelacion se evita esa tortura al bicho; pero traerlo crudo, es demasiado. Desde el exterior del bar se ve la cocina por una cristalera. Desde fuera vi a los camareros intentando retirar un pulpo de ocho kilos que había saltado de la llanda después de asado y se enroscaba en el cuello del cocinero que estaba ya muy congestionado. Los camareros no conseguían retirarlo. Un instante después en las cinco calles que acceden de la plaza de las Flores aparecieron furgonetas negras que bloquearon la salida. Bajaron quince o veinte agentes vestidos de negro y dos enfundados en escafandras de color aluminio. Los de las escafandras entraron a la cocina cubiertos por dos hombres armados y con unas pistolas eléctricas redujeron al pulpo díscolo y se llevaron las existencias que había en el almacén aun sin hacer, mientras los otros miraban por el suelo y las mesas que no quedase ningún trozo. Dos o tres habían escapado, pero perros adiestrados los localizaron. En cinco minutos las furgonetas y sus ocupantes habían desaparecido. La plaza recuperó su normalidad pero sin pulpo. El camarero se acercó a la mesa sudoroso "¿Un caballito y una caña señor?. Invita la casa" "Vale. ¿Porque pulpo no les queda verdad?" "No señor. De momento no"

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