miércoles, 19 de julio de 2017

EL CAMINO DEL FARO

Ahí está esperando. Con el cigarro en la boca y renegando. "Sales ya ¿o qué?" "Espera que estoy terminando de ordenar la fregaza" "No quiero llegar muy tarde. Quiero escuchar El Larguero" Ya voy. Ya voy. Como tú no haces nada" "Estoy jubilado" "¿Y yo? ¿No estoy jubilada?" "Echo a andar" Qué harta me tienes.No te lo puedes ni imaginar.
La anciana cierra la puerta mientras el anciano camina cuesta abajo en dirección al faro . Septiembre. Entre semana queda poca gente. Es de noche. De casa a la cuesta que termina en el faro y vuelta. Una rutina. El viejo cojea, pero acelera lo que pude para dificultar que la anciana llegue a su altura.
"¡Vienes!. A ver si me diera algo  y no tuviera quien me mirara" "Si te da algo que te entierren. Nadie se ha quedado sin enterrar" "Mira que eres borde" "Tú. ¿tú me dices borde a mi?" "Sí. Borde desde la primera leche" A la anciana los ojos se le humedecen. El labio inferior se le frunce en un pequeño espasmo. Va  a hablar pero calla. Maldito viejo, no me dará Dios o el demonio unos años de viuda."Bien a gusto se quedó tu madre. Vocinglera. La señorita, con su tipito para acá y para allá " "Bien guapa que estaba. No sé por qué me fijé en tí. Ya eras tonto y ahora eres tonto y viejo" "No me ofendas que te doy" Alza el bastón. Se trastabilla y cae al suelo. "El señor te ha castiagado. Ja ja ja""No te rías vieja pécora y ayúdame a levantarme. No puedo solo .Creo que me he roto la cadera" "Por dios no me digas" "Me duele mucho. Ayúdame a levantarme por favor. Me duele. Me duele" Se acerca. Le tiende la mano. Él la coge y tira. Con elimpulso ella también cae. En el suelo él le da dos golpes en la espalda con el bastón y después se levanta.  "Ahora soy yo quien se ríe. Ja ja ja . Ves como me río. ja ja ja" "Estás loco" "Pécora. Vamos que no hemos terminado el paseo" "Me voy a casa" " ¿A casa? Al asilo te tenías que ir, donde vais las viejas. Vamos que me pierdo El Larguero" "Me voy a casa ya" SE levanta y coge el camino contrario al faro. Él la increpa. La insulta. Levanta el bastón. "Vamos al faro como todos los días. Me estás cabreando" Ella se enjuga las lágrimas. Con la espalda dolorida. Da un último hipido y se da  la vuelta. Tranquila. No mostrará miedo aunque él tiene el garrote en alto. "Deja la garrota o me vuelvo a casa y me voy al cuartel de la guardia civil. Si digo que estos moratones me los ha hecho el viejo loco de mi marido, la edad no te salva" "Bandida" Baja el bastón y retoma el camino. Ella sonríe. El está serio. La mira. Va a hablar pero ahora es él quien calla. La última cuesta es pronunciada. Se agarran a la pared lateral de rocas. Se detienen en varias ocasiones a recuperar el resuello con aspiraciones de brisa. "Hemos llegado. Siempre merece la pena. Mira a lo lejos la luna" Señala con el garrote y se sienta en el borde del acantilado. "No tengo ganas de ver la luna. No tengo humor. Me voy a casa. Estoy destemplada y me duele la espalda". "Te he dicho que te acerques. ¡Acércate!" Los ojos húmedos de ella. La respiración que empieza a recuperarse del esfuerzo de la cuesta. Mira alrededor. Nadie. El faro hace tiempo que es automático. Los pescadores se han marchado. el esta sentado en un mojón al borde del acantilado. Se acerca. "¿Donde tengo que mirar?" "Eres idiota no lo ves" Se echa hacia delante, se levanta casi incorporado con la mano extendida  y el bastón señalando la luna. Ella es una mujer pequeña, pero un pequeño empujón basta para que el corpachón de más de ciento diez kilos caiga golpeándose con las rocas del acantilado y acabe en el mar. Las olas siguen su batir manso. Su corazón de nuevo desbocado. Las olas siguen. Su corazón se amansa. Libre. A casa tranquila. A llorar. A pedir una ayuda que es innecesaria. De vuelta no se cruza con nadie. Acelera el paso lo que le permite la artrosis. Un bar a punto de cerrar. Llega jadeando. Le dice al camarero que le ayude que su pobre marido se ha caído al mar. Tiembla y llora sin consuelo. Llega la guardia civil. El cadáver no aparece. La mar está mala. Por la  mañana los bomberos intentarán rescatar el cadáver. No tiene hijos. Su hermana murió. EStá sola. Le preguntan si necesita algo. A casa de una amiga. El día siguiente el rastreo es infructuoso . el cadáver no aparece. Por la noche se carga de valor y convence a su amiga  para que la deje ir a casa. Abre la puerta. En el suelo pisadas húmedas. La radio está encendida. Se escucha El larguero. El bastón apoyado junto al sofá. Se ducha. Se acuesta. No ha apagado la radio. La radio se apaga sola cuando termina el larguero. El otro lado de la cama se hunde. Tiene que agarrarse a la colcha para no rozar a un marido del que es viuda.

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