jueves, 6 de julio de 2017

TRECE CAMPANADAS

"¿Donde vamos a tomar las uvas?" "Aquí las toma todo el mundo en la plaza, al pie del campanario de la iglesia" "Ha llovido todo el día" "Mi abuela dice que por la noche va a despejar, pero hará frío" "Tengo ropa suficiente" "¿Y después?" "Una verbena" "Ja ja con baile y todo para celebrar el año" "Bueno la verbena se hace siempre, pero en realidad no siempre se celebra que el año va a ser bueno" "¿Cómo?" "¿No te ha contado nadie la historia de nuestras campanas?" "No" "Vamos a cenar. Después te cuento"

"Come más muchacha. Si estás en los puros huesos" "Gracias señora. Ya estoy a punto de reventar. Las chuletitas eran deliciosas" "Toma un cordialico" "No, dulces no, mejor luego en la verbena, siempre pasan algo que comer" "Está bien. Los había hecho, si sobran te mandaré un recadico para tus papás" Muchas gracias. No es necesario" "Vamos a arreglarnos. Ya falta poco" "Ves ya no llueve. Mi abuela no se equivoca nunca" "A ver si este año hay suerte nenicas" "Como todos los años señora. Buenos deseos señora y luego sale lo que sale" "Ya pero en el pueblo es distinto" "Bueno. Ya está bien. me tienen en ascuas. Cuéntenme por favor qué es lo que ocurre aquí" "Son leyendas" "Leyendas no son nena" "Yo te lo cuento. Resulta que cuando el Conde cuya familia posee casi todas estas tierras reconstruyó la torre de la iglesia que había ardido en un incendio, quiso hacer el regalo de un reloj acoplado a las campanas. Costó un dineral para la época. Mucho más de lo que al conde le habían presupuestado. Cuando el reloj ya estaba instalado, el artesano quiso cobrar el último pago. El conde se rió de él y le dijo que ya había pasado con creces el presupuesto inicial. El hombre dijo que no se iría y que acudiría a la Guardia Civil, el conde se rió más aún y le dijo que lo intentase, el artesano dio media vuelta y se dirigió a la torre. En la misma puerta, tres obreros del conde, uno de ellos mi tatarabuelo lo detuvieron y a empujones le hicieron dar la vuelta. El hombre lloró de rabia en medio de la plaza. Insultó en las pocas palabras que conocía de español al conde. Cuando el conde escuchó mentar a su madre ordenó que lo echaran a pedradas. El hombre, heridon, se montó en su mula cogió sus herramientas y salió del pueblo. Desde lo alto de la colina maldijo al pueblo y a todos sus habitantes en su lengua que unos dicen italiano y otros holandés" "¿Una maldición? ¿Creéis en una maldición?" "Maldición o no, desde 1898 cuando se terminó el reloj hasta nuestros días, nadie sabe por qué algunos años, sin ninguna periodicidad, en el último instante del año el reloj lanza una campanada más" "Alguna avería" "Han venido relojeros de todo el mundo y nadie ha sido capaz de encontrar el error. El caso es que el año que comienza con esas trece campanadas trae desgracias terribles para el pueblo. En 1905 una helada en junio acabó con todas las cosechas, medio pueblo tuvo que emigrar para evitar el hambre. En 1936 empezó la Guerra Civil. La preguerra aquí fue muy sangrienta, unos vecinos se levantaron contra otros con varios asesinatos y ejecuciones antes que empezase realmente la contienda, después el pueblo fue la parte más castigada del frente del Ebro, si ves las fotografías de la época, podrás ver que sólo quedó en pie la torre de la iglesia con el reloj, la población hoy no supone ni un tercio de la que había entonces. En 1973 una tormenta inesperada en Agosto arrasó el mercado que ocupaba la rambla. Murieron cuarenta personas y a cuatro no se les encontró nunca. Esos años el reloj dio trece campanadas" "Y no falló ninguno de los otros" "No . Las desgracias mayores del pueblo con mucha diferencia han sido en esos tres años" "Qué mal royo" "Estamos acostumbrados. Vamos a arreglarnos. Sólo ha ocurrido tres veces en algo más de cien años"

Al pie de la torre se concentraron todos los vecinos y visitantes. Cinco minutos antes de las doce, el cantante de la orquesta comenzó a dirigir la operacion, advirtió de que primero serían los cuatro cuartos y después las.. uvas, iba a decir el número pero lo omitió en el último instante. Avisó que eran los cuartos. Avisó de la primera , de la segunda, de la tercera, la cuarta, la quinta, la sexta, muchos tenían ya los carrillos abombados, la séptima, la octava, la novena, la décima, la décimo primera, la decimo y segunda y ......

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