jueves, 13 de julio de 2017

QUESO CON ARÁNDANOS

"Señor quiere usted algo" "¿Qué traes niña?" "Queso de cabra y arándanos recien cogidos" "Todo el mundo tiene queso de cabra y arándanos de los bosques en Benasque" "No como los míos" "Los tuyos son los mejores" "Sí. Al menos eso creo. Son muy especiales" "Tienen buen aspecto, pero no me hacen mucha falta para mi restaurante. Hazme una propuesta al oído por todo. Sí. Eso es demasiado. La mitad y nos damos la mano" "Es muy poco y son muy buenos" "Era mi última oferta. Adiós" "Espere. Usted gana. Tome" " Haas hecho un gran negocio. Toma tu dinero. ¿No me das la gracias?" "La niña se dio la vuelta. No dijo nada. Cabizbaja pateando las piedras. Se marchó en dirección Cerler donde en una cabaña vivía con su hermano.

Cuando llegó a la cocina, el dueño del restaurante tomó una cuña del queso fresco. La paladeó. Y respiró sacudiendo la cabeza. Delicioso. Sabroso. Untuoso. Aromático. Perfecto. Perfecto. Muktiplicaría por diez el precio para ofrecerlo a sus clientes. Extendió la mano al cesto de los arándanos. Tomó uno . Lo posó en la lengua, apreció su tacto seco y rugoso, lo apretó y dejó sus jugos extenderse por las papilas. Hum. Nunca nunca había probado un fruto igual. El aroma intenso salía por la nariz y le hizo llorar. Ese mismo día en la comida agotó las existencias, no pudo permitir a los clientes repetir.

"Hola niña. ¿este queso es el mismo?. ¿Y estos arándanos?" "Sí pero hoy no se los voy a vender a un precio tan bajo. Mi hermano me ha dicho que es su precio ni un centímo más ni uno menos. Preferimos tirarlos a las gallinas" "Está bien. Me los llevo todos por el precio que ofreciste" "¿No me lo agradeces?" la niña se marchó, esta vez silbando.

En el restaurante, tachó del menú la oferta del postre queso con arándanos. si hacía algo de repostería, con algo tan delicioso, recuperaría ciento por uno su inversión. En efecto. Elaboró bizcocho de queso con arándanos. Le dio para una ración par cada comensal y aun pudo sacar porciones para la venta en la tienda de al lado del restaurante. A media tarde estaba todo agotado. Algunos clientes que no pudieron resistir la tentación de guardar algo tan delicioso, volvieron para reponer pero no fue posible.

"Niña. Te compro todo. Además hoy te daré un diez por ciento más que ayer" "Un veinte" "Vale. Has aprendido"

De regreso elaboró los bizcochos, pero un chef de un restaurante afamado de BArcelona. le pidió degustarlo. saboreó el queso y los arándanos,quedó tan encantado que le compró toda la producción por diez veces el valor. para servirlo en pequeñas porciones veinte veces más pequeñas en su propio local.

"Niña" "Hoy será un treinta por ciento" "Sí, lo que tú quieras, pero no me podrías traer más arándanos y más queso" "Tengo pocas cabras" Yo te compraré las que quieras" " Y los arándanos solo se pueden coger a media noche en un abrigo de la montaña" "¿A media noche?" "sí. Es el momento en que tienen su máximo sabor"

La niña le trajo todo lo que pudo recoger. El restaurador se afanó en aumentar la producción de su bizcocho. Todos los habitantes del pueblo y los visitantes acudían cada día a comprar una fracción más pequeña y más costosa de aquella delicia que se les hacía imprescindible. Pero un día un mes después de la primera ocasión el chef llegó con su abogado. Traía una propuesta de contrato que nadie en su sano juicio rechazaría. Además el bizcocho llevaría el nombre de su autor. Firmó y el chef cargó toda la producción, como haría en los días siguientes en un camión frigorífico que partió rumbo a Barcelona. Las gentes del pueblo se arremolinaron en la tienda y mostraron su disgusto por no tener acceso ni siquiera a una pequeña porcíón. El día siguiente la camioneta volvió a salir para Barcelona de madrugada, y los vecinos se quedaron sin su ambrosía.

"Niña necesito más todo lo que puedas traer" "Las cabras y las plantas están agotadas. Necesitan descansar, además pronto llegará el otoño y la nieve y no habrá más". La nieve. No había pensado que en invierno no tendría frutas. Buscó un proveedor que le trajo unos arándanos muy hermosos de Chile y un queso delicioso de Zaragoza. Elaboró el bozcocho y lo puso a la venta en la tienda. Aunque el sabor era bueno, la gente lo escupia, nada que ver con los arándanos que traía la niña. Gastó el talonario completo de hojas de reclamaciones. Por la tarde la gente se agolpó delante del establecimiento.No podían esperar más. Los nios, los ancianos y los de mediana edad exigían su porción. Blandían su dinero. El comerciante más rico, incluso ofrecía cantidades ingentes de dinero a quien pudiese darle auque fuese una  miga olvidad en un bolsillo. Llamó a la policía . Tenía miedo.La policía le dijo que lo tenía bien merecido por no dar al pueblo lo que necesitaba. Cuando anocheció llegaron las primeras piedras. DEspués fuego en el aire. Dos cócteles molotov prendieron fuego en el restaurante a la vez que la muchedumbre derribó las puertas y buscó por todos lados restos de la amborsía de queso y arándanos. El cocinero temió por su vida después que le zarandearan. Corrió  calle mayor abajo. Se subió al coche y huyó.

El restaurante de Barcelona que compró la producción también fue destruido por clientes enfurecidos que querían sus postre al día siguiente, cuando se les ofreció un sucedáneo con queso y arandanos de otro origen.

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