martes, 11 de julio de 2017

CONVIDADOS DE PELUCHE

"Vaya un marrón. Esta fiesta me apetece lo que yo te diga" "Sé que estás cansado. Yo también. Una fiesta así entre semana es muy pesada" "No es que sea entre semana ni que esté cansado. Es que no me apetecía venir" " A mi tampoco me apetecía" "Entonces ¿qué hacemos aquí?, todavía podemos volvernos a casa" "No podemos hacerle eso a Elia. Le cuesta mucho relacionarse con la gente. Es tan tímida. No podemos. Hemos decidido ir y vamos a ir. Es su cumpleaños" "Has decidido tú" "Además ya tenemos el regalo" "Ese peluche horrible" "Es muy tierno. Un elefante rosa con los colmillos arcoiris y los ojos verdes fosforescente" "Lo más elegante" "A Elia le gustan los peluches. ¿NO has visto su mesa, o las fotos del panel lateral?" "Una orterada" "Déjalo. Si nos aburrimos nos vamos. Las fiestas inesperadas, que sepas que son las más divertidas- Es aquí. El porche rosa fucsia" " No podías ser de otro modo" "Lleva tú el regalo. Venga más entusiasmo"

Tocan el timbre. Ruido de cascabeles. Silencio. Por un momento tienen la esperanza de haberse equivocado de día o de lugar. " ¿Nos vamos?" "Toca otra vez" De nuevo cascabeles. Se oyen pasos en el interior. Se abre la puerta. Una mujer de edad media con un delantal dos trenzas y una diadema rosa demasiado gruesa y demasiado avanzada hacia la frente." Qué sorpresa habéis venido. Estaba terminando de hacer los pasteles" "¿Todavía no ha venido nadie?" "Claro. Estamos todos" "No veo a nadie. ¿Están en el jardín?" Hace fresco para el jardín. Lo celebraremos dentro. ¿No veis las serpentinas?. ¿Los farolillos?. Sentaos en la mesa grande. Las mesitas pequeñas son para mis peluches, claro hay poca luz, a ellos no les gusta mucho la luz. La enciendo" Al rededor de la mesa camilla junto al ventanal con tres sillas, siete mesas con pequeñas sillas al rededor, entorno a las cuales decenas de peluches están dispuestos delante cada uno de un cubierto. en el centro de una cada mesa una vela. "No les he puesto nada porque tienen un apetito voraz, no habrían podido resisitirse a esperar. Voy a la cocina a sacar todo " ¿Te acompaño?" "No, esperad aquí. Ellos entán encantados con vuestra presencia. REcibimos tan pocas visitas" Se pierde por la cocina.Miran a su alrededor. Peluches. Algunos muy ajados por el tiempo. Inmóviles. Sombras alargagas allí donde hay luces. De repente las luces se apagan. De la cocina sale Elia. De un carrito accesorio saca pequeñas tartas con velas que deja en cada una de las mesas. La última la de ellos. "Elia.un momento, perdón. Hemos traído un regalo" "Después" "Creo que te gustará verlo antes. Toma" "¡Uy! Pobrecito mío. Tan encerrado en este papel mientras aquí se celebra una fiesta. Ven con mamá. Aquí tienes un hueco. Tu platito y tu servilleta. Estás entre tus nuevos amiguitos. Sigamos" De nuevo apagó la luz y se sentó junto a ellos. "Uno dos y tres" Sopló y se apagaron las velas, como se apagaron las velas del resto de tartas de todas y cada una de las mesas, menos en una mesa de la esquina donde los peluches eran minúsculos. Se levantó. "Mis pequeñines yo os ayudo" Sopló y la vela se apagó. De inmediato sonó cumpleaños feliz en una grabación de media docena de peluches que bailaban al compás. Ellos dos se sintieron obligados acompañar la canción. Al final sólo ellos aplaudieron. "GRacias. Muchas gracias. Está siendo una fiesta fantástica. Ahora os sirvo la tarta" Se acercó a cada mesa. Si no os importa pongo la luz más tenue. A ellos no les gusta nada comer con tanta luz " "No. No importa. Lo que tú desees" Cuando encendió la luz todas las porciones de tarta estaban casi consumidas, en un plato quedaba una guinda, en otro un trozo de nata y en los de los  peluches más estilizados casi no habían consumido nada. "Tenemos que marcharnos. Mañana trabajamos" "Claro. Yo me he cogido el día. Para ellos la fiesta empieza ahora. GRacias por vuestro regalo. Cuidaré bien de él. Tiene ya nuevos amigos" "Nos vamos" "Hasta el lunes" "Chicos despediros de mis amigos" Miraron alrededor y no apreciaron ningún movimiento en los peluches, muchos de los cuales tenían restos de nata en el morro o el hocico o la trompa. Salieron . Primero con parsimonia y después apresurados. "Cuando queráis podéis volver" "Un día de estos quedamos otra vez" "Sí sí"" La puerta se cerró. La luz de apagó. Cuando atravesó la cancela , ella volvió la vista. En las ventans le pareció ver decenas de ojos brillantes un par de ellos verdes fosforescentes "¡Mira!" " ¿Qué?" "Las ventanas"  "No veo nada" "Se han ido" Se marcharon. Al llegar a casa, tiraron todos los peluches al contenedor de reciclaje. Después se acostaron

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