viernes, 17 de noviembre de 2017

EL HELADO

"Maestro ¿Qué le parece este sabor?" "Eres muy osado. Llevas muy poco tiempo y te atreves a hacer sabores nuevos""Me divierto" "No es la diversión, sino el trabajo, la experiencia, el ensayo lo que te convertirá un día en un maestro" "Pero está muy rico" "No me gusta que hagas eso. Tienes que seguir elorden de las cosas" "Pero ¿no lo va a probar?" "No" "Premiaría que has perdido el tiempo jugando en lugar de hacer los sabores con los que deleitamos a nuestros clientes" "Antes he hecho mi trabajo" "Rápido. A cada cosa su tiempo" "Me he esmerado" "No me repliques" "Pero" "Basta ya" "Lo siento" "Eso está mejor" "Deja el recipiente ahí con los otros sucios y sigue trabajando" "Sí maestro" "Hazme caso y llegarás tan lejos como yo" El muchacho entró cabizbajo en el obrador de los helados. El maestro siguió con su tarea revisando cuentas y albaranes. Cuando el chico desapareció olisqueó el ambiente. Canela. Chocolate. Vainilla. Un toque de armagnac. Y no sabía que más ingredientes de un olor excelso. Siguió el rastro del olor. Se acercó a los recipientes sucios. Se acercó al que el muchacho había dejado. Un color de trufa. Un aspecto cremoso. Ese aroma. Se acercó. Miró la puerta por la que el muchacho había desaparecido. Cogió una cucharita. La introdujo. Disfrutó arrastrandola por la superficie. Paseó el helado por la nariz. Canela, chocolate, vainilla, armagnac y un poco de arandanos. Hum. La saliva inundó su paladar. Se llevó la cuchara a la lengua. Apretó el contenido helado y untuoso contra el paladas, impregnó la lengua de aquel sabor delicioso, con los ojos cerrados. Nunca había sentido un placer así con ningun de sus helados. Tendría que recordar otras experiencias más carnales para encontrar un sabor tan evocador a lo largo de su vida. Pensar que a punto había estado de despreciar aquella delicia, una ambrosía digna de paladares de dioses. Cogió el cubo con el helado y lo guardó en el refrigerador, lo cmabio a otra caja más pequeña y lo disimuló con otras cajas. Cada rato, de la mañana y de la tarde, se acercaba al refrigerador a coger una pequeña muestra con una cucharita. Gozaba. Llegaba al éxtasis. Llegó la hora de cierre de la fábrica. Observó el puesto de trabajo del muchacho. Cuando se marchó, registró entre sus cosas buscando alguna nota con la receta. miró cada rincón. Encendió su ordenador. REgistró las notas, los últimos documentos nada. Volvió al frigorífico a coger una ración cada vez más pequeña para no agotar las existencias de una sustancia que se le antojaba ya imprescindible.Apagó las luces. REvisó las dependencias del obrador. Bajó la persiana. La volvió a abrir y entró a por una última gota de aquella delicia. Se marchó. En casa no quiso cenar para no contaminar el sabor del que aun se relamía. Tardó en dormirse. tuvo sueños y pesadillas con el helado siempre como protagonista. por la mañana se despertó cuando el sol ya estaba fuera. Había olvidado absorto en el sabor poner el despertador. Corrió a la tienda. Temía el desastre. Desde el final de la calle puedo ver el tumulto que se arremolinaba delante de la puerta de su heladería. ´SE acercó. NO le dejaban pasar todos querían ser los primeros en acceder al interior, pero cuando vieron que era el artesano le dejaron pasar. "¿Qué ocurre? ¿Qué pasa?" "La gente se ha vuelto loca. Esta mañana como siempre hemos colocado los cubos de helado. De uno de ellos quedaba la mitad. Hemos dudado pero lo hemos puesto. Por cierto delicioso. Un cliente se lo ha llevadoy al instante ha vuelto a llevarse más y otros que lo han visto han hecho lo mismo" "¿SE ha acabado?" "Sí. Estamos buscando más , pero no encontramos en el cubo la referencia. la gente empieza a ponerse disgustada" Se llevó las manos a la cabeza, Lamentó no  haber catado cuando su aprendiz se lo ofreció. Pasó a la trastienda donde el muchacho trajionaba con la marcona y el azucar para el helado de turrón. "Oye. Tengo que pedirte disculpas por lo de ayer. Si quieres dámelo a probar hoy" "Tenía usted razón señor. Lo tiré. No lo haré más" "Pero un poco de iniciativa está siempre bien" "Lo tiré señor" "Pero tendrás anotad la fórmula" "NO hay fórmula señor. Fui apurando restos de ingredientes" "Pero sabrás cuales son" "Más o menos" "Podrías hacer un poco más" "Lo intento". Prometió a los clientes que sacarían más de aquel helado maravilloso que tanto había agasajdo sus paladares. Dos horas después el muchacho le trajo un cubo de helado. "Aquí está señor" NI el color, Ni el sabor. Ni el olor ni la textura tenían nada que ver."No es lo mismo" "Lo siento" No tuvo fuerzas ni para despedir al público. Ordenó cerrar las puertas. Tuvo que pedir ayuda a la policía para que se dispersaran los más levantiscos. Echó a todos, tambien a los empelados y se quedó solo. Cogió el cubo vació en una esquina. Rebañó con el dedo los últimos restos que otros dedos de alguno de sus empleados ya había rebañado. Invirtió una fortuna en laboratorios que pudieran identificar de aquellos restos la fórmula de aquella delicia. Donde los laboratorios fallaron acudió a mediums y charlatanes. Nada. El sabor que había obtenido el hacer no pudo conseguirlo la ciencia. Dicen que se retiró a vivir a una aldea apartada. Dicen que sólo se alimentó de hierbas hasta el día de su muerte. Cuentan que nunca quiso un plato distinto del cubo que contuvo el helado que le proporcionó el último placer que disfrutó.

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