miércoles, 22 de noviembre de 2017

LENTEJAS

Más de las tres de la tarde. Un autobús repleto de quinceañeros con un olor intenso a sudor. Salió de casa a las seis de la mañana. con los ojos pegados todavía. Un poco de almuerzo a media mañana. De eso hace ya mucho. Con la cabeza apoyada en el cristal. Adormecida por el traqueteo del autobús. Pasan las paradas. El estómago ruge.Se lleva la mano a la tripa para silenciar los ruidos de su intestino. Se le cierran los ojos. Está llegando. Al final de la calle la torre de la iglesia. En la plaza la parada. Doscientos metros bajo un sol de final de primavera antes de llegar a su portal. Abre. Llama el ascensor. Sube. Gira el bombín de la puerta. ¿A qué huele?. Lentejas. Lentejas para comer. Cansada. Triste. con sueño. Premenstrual y lentejas para comer. "En la olla tienes las lentejas. échatelas tú misma que yo tengo que marcharme al trabajo" "Mierda" "¿Qué has dicho?" "Nada" "Has dicho algo. Dime que has dicho" "He dicho mierda. No me gustan las lentejas. Lo último que me apetecía comer hoy son lentejas" "¿Qué cree la señorita que esto es un restaurante?" "Venía soñanado con pasta o pizza" "Hay lentejas""No pienso probarlas aunque me muera de hambre" "¿Es tu última palabra?" "No las pienso probar. Me darían náuseas. Son asquerosas" "Las he guisado yo. Las he comido yo. Están deliciosas" "Habértelas comido todas" "A tu habitación. Veo que no tienes hambre hoy" "De lentejas no" "Hoy hay lentejas para comer. Y si no te las comes habrá lentejas para cenar" "¿Por qué me hace esto?" "Esto se llama educar" "Me marcho. No se te ocurra comer otra cosa. Me daré cuenta y te quedas sin viaje de estudios" "No me hagas eso" "Me voy a trabajar cariño"

Se acostó en la habitación. No llegó a llorar. Sabía que el hambre al final se pasa. La rabia no. Se durmió. Una siesta ligera. Despertó con más hambre con la que se había dormido. Abrió el frigorífico. El embutido los quesos. Todo tenía las señales, las pequeña trampas que ponía su madre para averiguar si lo asaltaba. sólo podía coger con disimulo una rama de apio. Era odiosa. Tan meticulosa en el control. Cerró y se dio la vuelta.  Miró la olla. Las lentejas. Introdujo la cuchara. Removió la costra espesa de grasa de un guiso que su madre hacía contundente. Otras veces las había comido y no estaban malas. en algún momento le habían gustado. Pero hoy no. Para güevos los suyos. No tenían mal aspecto. les dio dos vueltas más. Encendió el hornillo para calentarlas. La costra se disolvió. Alguna pompas comenzaron un hervor. Encendió la luz de la campana. observó. Cogió el cucharón y sacó una muestra. cogió una cuchar pequeña y hurgó entre las legumbres. Arroz. Su madre nunca echaba arroz a las lentejas. No arroz nunca. La abuela sí, pero la abuela murió hacía muchos años y se llevó con ella sus recetas. Volvió a mirar y sonrió. Se acostó de nuevo. Tenía hambre pero tenía una enorme satisfacción. Durmió un par de horas. Vio tres capítulos de sus serie favorita. el bombín de la puerta de la calle se movió. su madre regresaba del trabajo. Cargada de bolsas de la compra que había hecho antes de llegar.

"Mamá" "Sí cariño. Has comido" "Lo he intentado mamá . De veras que lo he intentado" "Cómo que lo has intentado. ¿Es tan dificil encender el hornillo y calentar las lentejas" "Lo he hecho, pero no he podido. ¿Tú les echas arroz como le echaba la abuela?" "Arroz no" "Ven mamá. Mira. Eso que es. Y mira la bolsa. las lentejas tienen agujeritos. Y de esos agujeros han salido pequeños gusanos" "Aj. Qué asco" Corrió al baño. Sintió nauseas. "Lo he intentado mamá. Las lentejas tenían tan buen aspecto" "No vuelvas a nombras las aj aj" "Estás bien. siento no haber las probado pero no podía" "Aj Aj . No vuelvas a nombrarlas. Tíralas. Aj aj" 

Cada vez que regresaba del instituto volvía cansada. Con calor, asqueada por los malos olores, pero de lo que estaba segura es de lo que no iba durante mucho tiempo a encontrar en su mesa para comer.

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