martes, 13 de febrero de 2018

CROHN

"Seño tengo que ir al baño" "Pedrito tienes que esperar. No debes interrumpirme en medio de la explicación. El objeto directo es  aquel al que se dirige la acción del verbo" "Seño por favor. Es urgente. No me puedo aguantar" "El complemento circunstancial de tiempo ayer" "Por favor" "Y el complemento circunstancial de lugar en su casa. Y así tenemos toda la sintaxis de la frase analizada. ¿Qué pasa ahí detrás?" Los niños de las filas traseras ríen a carcajadas. Se tapan la nariz y aventan el aire delante de sus caras. Todos menos uno, el niño que casi suplicaba salir. La profesora se acerca. No es necesario ser Jean Baptiste GRenouille para saber que huele a mierda. Todos corean se ha cagado. El resto de la clase ríe también menos uno o dos amigos del muchacho que permanecen fieles a su tormento. Clava los ojos en el suelo. Los carrillos rojos. Pegado a su silla para disimular la mancha marrón amarillenta que se extiende y titila por la pata de la silla. Mira al pupitre con los ojos marrones rojos de humedad. Sólo la rabia que siente y la costumbre de no ser la primera vez hace que no rompa en llanto. Tampoco grita, ni insulta, es la costumbre. el silencio, todo pasa, hasta las peores pesadillas. Quizás ella no se ha dado cuenta. Es muy lista, le gusta sentarse delante. O sí se ha dado cuenta y no quiere mirar para no mortificarlo. Lo agradece. Los demás le dan igual, pero ella no. Le costó mucho decirle lo que sentía. Le sorprendió que ella lo aceptase. Sería terrible que algo cambiase del sentido en que había empezado a cambiar. Sigue adelante. Mira a la pizarra mientras todos miran hacia atrás, hacia el alumno que se ha cagado en clase. La profesora se acerca. Guarda silencio. Mira al suelo. Está avergonzada de haber estado más atenta al sujeto y al predicado que al muchacho que se derrumba humillado en su clase. No sabe qué hacer. El olor. En un primer impulso siente náuseas, pero las controla. Náuseas no. Permanece entera. Le gutaría tocarlo, ponerle lamano en el hombro como signo de solidaridad, pero teme que rechace su apoyo. Al lado., en silencio, mientras los otros ríen y la diarrea sigue empapando el suelo. Debe sacarlo de ahí, pero el niño no quiere  mostrar la mancha en la entrepierna de su pantalón claro. Un paseo de la vergüenza por una broma de su naturaleza. "Muchachos la clase ha terminado" "Quedan quince minutos. Expliquenos los verbos" "ja ja ja" "Ha terminado la clase. Id saliendo en fila y en silencio, en las otras clases aun trabajan. Salid por favor" El niño hace ademán de levantarse "Tú no. Espera" Todos abandonan la clase. La niña de la primera fila la última. Mira atrás. Encuentra la mirada compungida de él y le sonríe. Él casi le devuelve la sonrisa. Ella sale. Quedan a solas la profesora y él. "Antes de nada tengo que disculparme" "No se preocupe. Estoy acostumbrado" "He sido intransingente" "Ya le he dicho que no se preocupe. No es la primera vez. ¿Puedo salir ya?" "No, espera. Déjame que te ayude. Me he equivocado. ahora te puedo ayudar" "ES igual" "Debo ayudarte. No lo hice antes. Puedes levantarte que vea como vas" "Sí señorita" "Vas muy manchado. Ponte mi chaqueta. No parece de mujer. Te queda larga y disimulara´la mancha" "Se la voy a manchar" "No te preocupes. Se limpiará. Ven conmigo al baño de profesores. Creo que hay algunas mudas limpias y alguna ropa" "Va a llamar a mi madre" "¿Tú estás bien?" "Ahora sí" "Quieres que la llamemos" "No. Estoy bien. Después del recreo quedan clases. Ya he perdido muchas este año. Ahora estoy bien. ha sido un accidente. He desayunado demasiado" Mira estos pantalones te quedarán bien. Y un bañador que dejaron en la piscina. A falta de calzoncillos te servirá" "Gracias. Me quedan muy bien. Me voy a clase.Siento haber manchado su cazadora" "Estamos en paz" La limpiadora había quitado las manchas de su pupitre. Olía a perfume fuerte y barato. El niño tomó asiento. La niña lo volvió a mirar. sonrieron los dos. El resto se sentaron. Su compañero le preguntó si ya estaba bien. Le dijo que sí.

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