miércoles, 25 de abril de 2018

CHAMPAN Y ORFIDAL

Solo. Un día te encuentra con que todos se han ido. O no sabes si se han quedado y el que se ha marchado has sido tú. El resultado el mismo. Un horizonte que se extiende a los cuatro puntos cardinales.Nunca habías reparado en que existese un horizone, y ahora existen al menos cuatro  que se funden  y un cielo infinito. Y hay un mar gris plomo a pesar de un día soleado. Una maleta sin deshacer. Unas sábanas revueltas después de una noche durmiendo solo. Dormir un sueño en una noche de vigilia. Sudor frío. Y espasmos. Llanto inhibido y una brújula desnortada. Silencio, por dentro y por fuera. Más silencio.Más aburrimiento. Desganas de todo. Desganas de vivir. El entramado se cayó. Un entramado endeble, vencido por los vientos., por las mareas y sobre todo por los silencios. Una puerta se cerró sin golpes. Un efecto de succión. Un cordón umbilical que se parte. Adentro el calor. Afuera frío.  El futuro previsto adentro. La nada afuera. sin esperanza.El reloj de repente se detiene.Una hora infame grabada a fuego en la piel, en la grasa, en el músculo, en el hueso y en el alma. Si vieras la herida podrías restañarla, o al menos intentarlo. Temblores. Falta de aire. Noches de insomnio. Impulsos aplacados. Ahora qué. Ahora qué. Caminar hacia adelante incluso cuando sientes que das pasos hacia atrás. Pero tantas noches sin dormir hacen que las fuerzas flaqueen. Y el mar. Las olas. Los recuerdos. Las distancias pequeñas. Los olores. Y el sabor. La tristeza y los sorbos de alegría puede ser que quedaran atrás. Sombras. Noche. Días. Sombras. Noche. No sabes si has dormido. No sabes si has bebido. No sabes si has comido. Tienes hambre y tienes sed. Hiedes. Suena el timbre. Los ecos agudos atronan en tu cabeza. Nueva llamada. Una cara conocida. Una voz conocida. El mundo no ha desaparecido. Todo sigue ahí. No eres un superviviente de un mundo que no merecería ser vivido. Luz. Entre la niebla. ¿Qué haces?. Te vienes conmigo. Me voy. Sombras y luces. Tristezas y alegrías. Insomnios rotos con pastillas de orfidal. Y la vida amanece por el resquicio de una puerta. El calor derrite el hielo. El corazón hibernado comienza a latir. Pop. Pop. Pop. Pop. Un día la cara se relaja y vuelve la risa, suave, sin querer, como un intruso no deseado, la risa, la sonrisa se abre un hueco y se queda. Una noche es consciente. La risa ha vuelto. NO recuerda después de cuando. Pero está ahí. Champán. Cualquier evento requiere una celebración.Champán. Corriente. O cava. Descorcha. Y el estallido del champán, el tapón expulsado hasta el techo le evoca el timbre que lo devolvió a la vida. Ríe. Pero todavía no viene el sueño. Champán, brindis y orfidal.

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