jueves, 12 de abril de 2018

FLUIDOS

Mucho mejor que los pisos anteriores. Mobiliario. Electrodomésticos. El suelo. La limpieza general. la orinetación y la luz. Casi perfecto. Un piso que no le importaría tener como redidencia definitiva. Y barato,sorprendentemetne barato. No lo dudé cuando lo vi. No intenté negociar. Se firmó y me quedé allí. Bajé a hacer una primera compra para que el frigorífico no estuviese exangue. Regresé ordené las cosas y pasé al sofá con la sensación extraña de no sentir aquel lugar como mi hogar, todavía. La chaise longue del sofá me arropaba. En cualquier momento podría dormirme, pero me resisitía. Un café. El olor a café haría que sintiese aquel espacio frío sin aderezos como un auténtico hogar. Una cafetera italiana,  el borboteo que anuncia junto con el aroma la salida del café. Eso sí era familiar. Me levanté. Fui a la cocina me serví un cafe muy corto con unas gotas de leche en un vaso pequeño, mejor un vaso que una taza. Volví al salón. Me despisté con una escena de la tele, tropecé, y parte del café se vertió sobre el cristal de la mesa del salón. La lámina de líquido se deslizó deprisa a un ritmo uniforme hasta empapar más de la mitad del cristal hastaformar una especie de pátina sobr eel cristal. Bebi l resto del cafe de un trago y me levanté para coger un trrapo y limpiar lo que era el primer desaguisado en aquel piso. No llegue a ir. Con la luz tibia de una lamparita en el suelo, el el interior del café se iban abriendo surcos. Pensé en la tensión superficial, la fuerzsa de la interdase de los fluidos, pero no se trataba de eso. Esperé, me cambié de sentido y entonces sí pude ver que eran carateres latinos. Abajo a al derecha una firma y junto a ella la señal de una pezuña. Era latin. N sé latín. Alcancé el móvil, fuia fotografiarlo, pero mientras intentaba enfocar la mancha de café se recompuso y desaparecieron las letras. Quizás estaba más dormido de lo que pensaba. Me dejé vencer por el sueño, el primer día siempre es un dia cansado. Me desperté antes de amanecer. Me gusta. Vencer al tiempo. Descansado con todo el día por delante. Me toque´la barba. Juraría que me había afeitado por la noche y lucía una barba cerrada. Era lo mismo. Espuma de afeitara, maquinilla y agua muy caliente para abrir bien los poros. Con el agua caliente, el vapor empañó el cristal, las nubes de vapor se separaron y enfrente de su rostro aparecieron de nuevo caracteres latinos, la firma y la pezuña. Se sobresaltó. Abrió la puerta pra salir y con el aire fresco el vapor desapareció. Para comer asado, había comprado una pierna de cordero de la zona. buenos pastos, agua y sal y el calor volvería la carne deliciosa, eso sí regándola cada quince o veinte minutos con los jugos que se desperendían en la cocción. VEinte minutos. Abrió la puerta del horno. Una vaharada de vapor lo cegó con la condensación rápida del vapor en sus gafas. Los ojos le lloraban. consiguió abrirlos con tiempo de contemplar como el vapor se organizaba en sus gafas. se fijó, y de nuevo las letras en latín, la rúbrica y la pezuña. Tuvo la tentación de quitarse las gafas, las mantuvo con lam irada al frente, la letras desaparecieron de su vista cuando enfocó en lo que parecía un rostro. Ahor así se quitó las gafas. Las limpió con jabón y las secó con la camiseta. En la calle hacía viento. Una ventana golpeó dos veces contra la pared. La cerró, aseguró el picaporte y reflejado en el cristal vio el mismo rostro reflejado en sus gafas. Volvió a la habitación. Sacó sus maletas. Sacó de los armarios lo que había ordenado y abandonó el piso.

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