domingo, 26 de febrero de 2012

FETICHE

No fumaba. Aferraba entre sus manos el encendedor que él le dio un día. Apretaba los dientes , cerraba los ojos y cuchicheaba o gritaba, si estaba a solas, para verlo o escucharlo una vez más. Un mantra, una y otra vez subiendo o bajando el tono.
Sus invocaciones pocas veces tenía éxito. No cejaba. También rezaba a Dios más cuando tenía problemas y para ella no había intercesión divina. Pero seguía teniendo fe.

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