sábado, 11 de febrero de 2012

La rana y la luna.

Por la noche, siempre que no hubiese helada, la rana croaba mirando al cielo. En la negrura salpicada de estrellas pasaba las horas viendo la luna. Llena. Menguante . Nueva . Creciente. Qué bonita, pensaba. Cuando estaba nublado la añoraba. Imaginaba posarse a croar sobre aquel círculo brillante. Por mucho que saltaba nunca llegaba a alcanzarlo.
Una noche escuchó a su espalda el croar de otra rana en una piedra del centro de la charca. Giró por primera vez y pudo ver en una noche despejada y calma, un círculo luminoso justo sobre las aguas y a su alcance. Su sueño podía cumplirse. Tomó impulso saltó y el círculo blanco se rompió en mil gotas verdosas. Emergió y vio que el círculo se había alejado. Volvió a saltar y de nuevo un enjambre de gotas y lodo voló en todas direcciones. Emergió y esta vez ni siquiera lo vio. Volvió a la tierra convencida de que había roto su sueño al intentar acercarse a él. Croó pero con un croar más triste.

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