jueves, 16 de febrero de 2012

Secreto.

Fue una discusión más. Ni siquiera recordaba el motivo. Él la había golpeado. El cuchillo estaba a mano. De abajo arriba se coló en su cuerpo. Se desplomó sin gritar. Era un cuerpo pesado. Consiguió tirarlo al aljibe envuelto en plásticos. Nadie echó de menos a un hombre que desaparecía con tanta frecuencia. Después rellenó el aljibe de escombros. Durante unos meses si se abría la puerta hedía a podrido. La soledad no es tan mala. Es mejor vivir con recuerdos de un muerto que el día a día con una mala persona. A fin de mes le darán oficialmente por muerto.

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