domingo, 5 de febrero de 2012

LA ORUGA

El cielo se iluminaba.La oruga reptaba por el peciolo de la hoja. Encontró en sus nervaduras una gota de rocío. Redonda y brillante. Miró su reflejo y no se reconoció. Miró otra vez y se vió como un ser extraño. Apartó la mirada.
La luz del sol evaporó la gota.
La oruga, libre de su propia imagen, siguió su camino.

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