miércoles, 21 de marzo de 2012

CUANDO LA TIERRA TIEMBLA

Un terremoto es una de las peores experiencias que puede vivir cualquier ser humano. La tierra que nos sustenta se agita. El suelo no nos apoya. Las casas se quiebran. Las cornisas caen. Hay muertos y heridos. Nuestras casas quedan inservibles. Nuestra historia dañada. El futuro comprometido. Cuando termina paseas de un lugar a otro sin saber qué hacer.

Lorca tembló. Su patrimonio quedó dañado. Iglesias, colegios, casas particulares. En el Hospital RAfael Méndez aparecieron grietas en varios paños, cayeron alicatados, algunas escaleras quedaron inservibles. En uno de los pilares que sostiene la planta de cirugía se abrió una grieta.

Comenzó la valoración de los daños. La grieta del  pilar de cirugía parecía comprometer la firmeza del edificio que se había ampliado en tres plantas. Un arquitecto voluntario hizo una cata y dejó una señal con la fecha para comprobar si se seguía separando.

Mi amigo Gerardo Alonso, internista me ha contado que desde el terremoto, en las habitaciones de los médicos de guardia ocurren cosas extrañas. Ël mismo, la otra noche despertó cuando sintió que la sábana se movía. Se dio la vuelta y la sábana seguía tirando. En su duermevela notó el roce de una mano con la planta de su pie, un tirón más que un masaje. Se levantó. Encendió la luz y vio con claridad como la sábana en la esquina inferior derecha de la cama, junto a su pie, se había plegado como si hubiesen tirado desde ella del colchón hacia abajo. Tocó el colchón y la sábana bajera estaba indemne Palpó y el tacto era helado y húmedo como de escarcha. Apagó la luz y en el pasillo que llevaba a la puerta había marcadas unas pisadas de unos pies menudos, descalzos que despedían una curiosa fosforescencia que se iba mitigando . Las pisadas se encaminaban a la puerta. GErardo se levantó. Abrió la puerta y las siguió. Perdían intensidad rápidamente. Acababan justo delante del pilar de la planta de Cirugía.

Hace poco mi cuñado que es arquitecto me contó  que alguien le había contado que un operario de la empresa que tenía la subcontrata de la reparación del RAfael Mëndez había creído ver en la grieta producida por el terremoto en un pìlar una mano pequeña descarnada. El hombre se lo dijo a su jefe."¿Qué hacemos jefe?" " "Échale yeso"  Y después se enlució,  se le echó gotelé y se pintó.
Era el pilar agrietado de la planta de cirugía.


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