lunes, 26 de marzo de 2012

GRACIA

-Javi.Te dije que no iba a salir bien.
 -Pero no entiendo por qué
. -Esas cosas nunca resultan.

 Cuando un año antes Javi aun residente se fue a hacer un rotatorio al CIPA (Centro de Investigación Paranomal Aplicada) amparado por la Junta de Extremadura, nadie, ni siquiera los profesores que allí impartían su magisterio tenían mucha fe en los resultados. Se habían copiado modelos del ejército americano que investigaban sobre telepatía, telequinesia y sanaciones. Se intentaba liberar aquel cuerpo de conocimiento, por lo general poco riguroso, de toda la panoplia de creencias y sugestiones que influían sobre todo en el efecto placebo.
 A pesar del enorme esfuerzo público (eran todavía tiempos de bonanza económica) los resultados obtenidos hasta el momento eran, según opiniones, entre escasos y nulos, pero los estudios realizados eran de una indudable y altísima calidad. Los profesores eran los máximos expertos de una materia que nadie más en el mundo trataba.

 Cuando Javi llegó para dos meses se encontró el centro cerrado. Todos los miembros iban a estar de congreso en Cuba dos semanas. Solo la biblioteca estaba abierta. Había tratados muy antiguos de brujería y sanación que le parecieron exóticos pero de gran interés. De día y de noche se empapó de aquel conocimiento. A la tercera semana la escuela cerraba por la proximidad de la Semana Santa. A la vuelta de vacaciones los profesores estaban de baja. Javi siguió en la biblioteca. Una semana antes de marcharse pudo hablar con un profesor que le dijo con desgana , Javi sospechaba que algo bebido, que aquello era una poca vergüenza y un cobijo de aprovechados y mangantes. Pero Javi había sacado partido a su tiempo. Estaba seguro que los conocimientos adquiridos le serían de mucha utilidad.

 De vuelta a la Arrixaca, decidió discretamente poner en marcha las habilidades adquiridas. Cuando le mandaban un tumor de hígado para una ecografía, él ponía las manos, transmitía su energía como había estudiado. En esos meses los efectos de la quimioterapia sobre tumores y sus metástasis en oncología mejoraron de una forma notoria, los requerimientos de trasplante para tumores desaparecieron. Todos estaban muy contentos, nadie asoció la mejoría con el paso por la ecografía. Tampoco Javi pudo comprobar la eficacia de sus tratamientos, de los que tenía algunas dudas, hasta que un día una oncóloga le comentó los espléndidos resultados que estaban teniendo. Javi revisó las historias y todos los casos milagrosos habían pasado por sus manos.

 Como era el último en llegar al servicio, cuando un adjunto veterano se cogió un mes sin sueldo, tuvo que bajar al ambulatorio de San Andrés a sustituirlo y lo hizo sin rechistar. Allí comprobó que, sin la ecografía, su capacidad como sanador era nula.

 Pasó el mes. Regresó a la ecografía, aplicó las manos del mismo modo pero su don había desaparecido.

 Sólo me lo ha contado a mí. Si le preguntáis él lo negará.

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