lunes, 2 de abril de 2012

NOCHE DE GUARDIA - X -

La guardia de Digestivo en la Arrixaca había sido dura. Te dolía la cabeza y tenías una décimas de fiebre cuando te acostaste Antonio. Ya no te encontrabas bien. Tu residente Belchí que ya es casi adjunto te envió a acostarte porque tenías mala cara. “Estás incubando algo” Diagnosticó certeramente. “Tómate algo” Prescribió. Pasaban uno minutos de la medianoche. 

Te dormiste pronto. El paracetamol hizo su efecto. No sabes cuánto tiempo pasó hasta la llegada del primer sueño. Quizás ni te habías dormido. O te habías dormido lo suficiente para que tus sueños navegasen en completa libertad. 

 Tu mano acarició un cabello suave de una media melena rubia, cuyas ondas se enredaban entre tus dedos. Bajó y se posó en un pecho pequeño y firme, acarició la areola y el pezón se encrespó. Se deslizó por un vientre terso, rodeó el ombligo, con el tacto, los folículos se erizaban. Bordeó un pubis donde solo quedaba una pequeña cresta vertical de pequeñas cerdas. Acarició los muslos… 

Fue en ese momento cuando apreciaste algo raro. Era un sueño de alto contenido erótico y no te habías “activado” como dirían en un reguetón. Además ahora que reflexionabas, habías sentido placer no sólo con el tacto de tu mano que exploraba sino en tu propia piel. Sí en tu propio pecho en tu propio vientre y en tu propio todo.

 Ahí te despertaste. Un sueño erótico tiene un límite. Ibas a encender la luz del cuarto pero te contuviste. Con la luz del móvil encontraste bajo las sábanas lo que habías barruntado antes de despertar: el pecho y el pezón, el vientre y sus folículos, el pubis rasurado y ranurado eran tuyos, pero tuyos tuyos. El pecho te oprimía. Eras testigo de un imposible. Volviste a iluminar y comprobaste los hallazgos punto por punto. Además el pelo. Lucías una media melena. Tomaste un mechón y era rubio platino,( de botella porque el pubis era negro). Fuiste al baño que te dio más asco que te había dado nunca. Te sentaste primero en la taza . Te levantaste, cerraste los ojos, encendiste la luz y te miraste en el espejo: una mujer de muy buen ver.

 Al salir del baño te encontraste con Belchí . “Coño estás guapo, perdón guapa” “Gracias” Te azoraste. Se fue al baño y tú a la habitación.

 Antes de salir a la sesión de después de la guardia lamentaste no tener nada de maquillaje. Todos se sorprendieron. Pero lo aceptaron muy bien. Sobre todo las residentas, que se ofrecieron a comprarte algo esa misma mañana, porque te has venido con lo puesto, y lo puesto era ropa de hombre.

 Esa tarde quedaste con Elena, Narvin y María para ir de shopping, para tu nuevo vestuario. Les advertiste que poquito porque no sabías si tu estado iba a ser definitivo, porque ¿quién sabe que va a ocurrir en la siguiente guardia?


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