sábado, 21 de abril de 2012

UN CALDERO DE ESTRELLA



Sábado por la mañana. El Sol ya calienta. Abril. No hace viento. La gente no se va todavía a la  playa. Es un día de aperitivo, de cerveza y de terraza. Nuestra terraza, la de mis amigos y nuestras familias es la Plaza Jardín. Los niños juegan en el tobogán y los columpios sobre un suelo de corcho.

Sin un acuerdo previo, mujeres o compañeras o novias se ponen al sol entorno a la mesa. Los hombres, compañeros o novios y algún agregado nos colocamos junto a la barra que da servicio a los camareros.

“Un cubo de quintos José Luis” .Da gusto ver el caldero  del que rebosa una docena de quintos con sus hielos y agua al fondo para mantenerlos fresquitos. En realidad en esta primera andanada el hielo es inútil. Nadie sabe cómo, la cerveza desaparece de su envase. Cada vez resulta más fácil hacer un chiste. “Jose Luis otro cubo de quintos”. Otra docena aparece en la ventana. El ritmo de desaparición es más lento. Parece que se han terminado. Meto la mano aparto hielos y en el agua del fondo aun queda un botellín. Está helado. Ya antes de salir, aprecio un tacto un poco rugoso. La saco, me pongo las gafas y la miro. Es una botella antigua de Estrella de Levante, no veía un así hace más de veinte años. Está enmohecida y la chapa oxidada. “José Luis porque estemos chispados no nos vayas a sacar todo el solaje de la cámara” “Antonio que yo todo lo que tengo es fresco. Dámela si no la quieres, no sé cómo se ha colado ahí, eso es una pieza de colección” “Pues ahora si se puede me la voy a beber” “No hay cojones”. Me jalean mis amigos.

Pongo el abridor sobre la chapa con la misma emoción de un historiador que encuentra un incunable. Apenas la muevo un milímetro, la chapa sale disparada. Un chorro de espuma que llega a la altura de un segundo piso. Cuando la espuma cae, con las gotas toma forma una hermosa muchacha. Lleva un gorro de paja con una cinta verde y una estrella. Viste pantalones muy cortos, zapatillas de deporte sin calcetín y una camiseta blanca de amplio escote con el logo de Estrella de Levante. Nos quedamos boquiabiertos. Dejo el casco en una mesa. “¿Tú quien eres?” “Soy la genia de la cerveza. ¿Quién me ha liberado?” “He sido yo” “Pues te concederé tres deseos” José Luis sale por la ventana. "Antonio que la cerveza la compré yo” “Jose, ha dicho que quien la ha liberado y tú la querías dejar en un estante” “Pero la cuenta la pagamos todos , no hemos pedido un solo quinto sino un caldero” “Claro lo lógico es que repartamos los deseos” “Yo no lo veo tan claro. La he abierto yo”. Al ver la discusión y una chica tan bonita en medio, nuestras mujeres se acercaron “ ¿Qué pasa?” “ He abierto la cerveza y ha salido esta genia que me concede tres deseos” “Nos concede Antonio, nos concede” “Antonio  cariño ,está claro , uno es un ático que la nena quiere una terraza” “Claro y yo una casa en la playa” “Y yo un coche” “Y la ermita tiene falta de arreglar” intervino el cura.

Llegó mi sobrina corriendo con sus amiguitos . Se metieron entre las piernas de los mayores para pedir agua. Empujaron la mesa y el casco cayó. Se oyó un chasquido contra el suelo a la vez que la genia desaparecía en un estallido de espuma de cerveza.

“Jose Luis otro caldero de estrella, pero que sean todos iguales. “ “Por la salud” 

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