sábado, 28 de abril de 2012

TESTIGOS . Anemia XII


A los pocos días de abrir la librería, Vlad, le cogiste gusto a la butaca baja con orejeras. La escamoteaste al uso de tu escaso público y la pusiste en un rincón detrás del mostrador que bloqueaba la entrada a la cripta. Una luz oscilante iluminaba tus lecturas. Los vampiros no necesitan luz, pero eres un ser de poses. Esa forma de leer te gusta, y son pocas las cosas que te dan placer. Acabas de terminar un tomo de Patricia Highsmith, Ese dulce mal. Un título delicioso que hace referencia a aquello que te hizo tanto daño como es el amor.

Afuera llueve. Una noche de tormenta tan rara en Murcia en este tiempo. Nadie va a venir. Te da pereza volar con la lluvia. Te gustaría que tu cena viniese por su propio pie. Te haces a la idea de que no será así. Tendrás que salir.

Un tintineo avisa de que la puerta se abre. Levantas la mirada. Un hombre y una mujer jóvenes. Visten en un intento vano de elegancia de un gusto pobre y un fondo de armario plano. Después de una cruz  lo que más te quema es una persona mal vestida. Incluso el sabor a la vez dulce y salado de su sangre se contamina de su atuendo.

“Buenas noches señor hemos visto abierto y hemos entrado a ofrecerle la revista La Atalaya” Quizás se había equivocado. “Pasen ustedes. Ya pensaba que no vendría nadie ¿Puedo ofrecerles un té?”Se miraron “No sé si nuestro apostolado nos lo permite” “¿Son ustedes religiosos?” “Somos hermano seguidores de  Jehová” “No veo que lleven cruces” “ Es un error de los católicos, Cristo murió en un poste, no en una cruz” “Yo también soy de esa opinión. Por desgracia no todos piensan así” “Es por eso que hacemos apostolado” “Encomiable en una noche como esta” “La palabra de Dios no entiende de meteorología. ¿Cómo se llama?” "Vlad Tepes” “Vlad cree usted en la salvación” “No” “¿Cree usted en la vida eterna?” “De eso sí estoy convencido”  “¿Sabe que el diablo preside el gobierno de los hombres?” “Lo sospecho. Ustedes son contrarios a las transfusiones. ¿Me equivoco?” “No se equivoca. El génesis dice con claridad que no se debe introducir sangre en el cuerpo” “En eso no estoy de acuerdo. Introducir sangre en el cuerpo es algunas veces  muy necesario. Lo sé por experiencia” “Puede perderse la salvación” “ Yo estoy ya condenado” “Le veo desesperanzado” La mujer habló por primera vez. “La esperanza no existe” “Hoy debemos irnos pero volveremos a hablar con usted. Al final creerá usted en la salvación” “ Está usted muy equivocada” Se estaba cansando de charla. Tomó la revista y la ojeó.

“¿Tiene un baño por ahí?” “En la esquina” Ella le dejó la carpeta a él. Poco después salió aun ajustándose la falda que estaba ladeada. Él le pasó la cartera y entró. Era la oportunidad de Vlad. Se acercó. La miró como sólo saben mirar los vampiros. Le mordió desde la espalda. Y sorbió. Como sospechaba le supo rancia. Un buen vino pasado de su mejor momento. El hombre salía. Vlad bloqueó la puerta con el pie hasta que terminó. “ La puerta se había atrancado” “Los goznes están oxidados” “Estoy un poco mareada” “Eso es la humedad”. La tranquilizó su compañero

Vlad los acompañó a la puerta. Se ofreció a pedirles un taxi. Lo rechazaron. “ Sigan con su apostolado. A ver si acaban con esa costumbre horrible de las cruces. Buenas noches”

Ya no llovía. Por los laterales de la calle el agua aun corría hacia los imbornales. La luna aparecía entre las nubes. Era temprano para dormir. Si escampaba saldría. Aun podía tomar un resopón antes de acostarse para quitarse el mal sabor.

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