domingo, 22 de julio de 2012

AMANECE

Te encuentras con algo más de treinta años con los zapatos de tacón en la mano, la falda del vestido largo de gasa cogido con la otra. Los pies en el agua somera de la arena de la playa. El coche aparcado junto al espigón. En media hora va a amanecer. La noche del sábado ha pasado. Te arreglaste para verlo (para que te viera) y no estaba. Pero de qué te sirve lamentarte. La ilusión te duró el tiempo de ponerte el rímel. Era previsible. Como otras veces. Te has dicho il veces que no debes esperar nada. Pídelo. Más vale un no que perder el tiempo. El agua está fría. Los pies molidos. Un coche ha aparcado junto al tuyo. Una pareja se besa en su interior. Un poco de brisa de tierra. El agua se ilumina mezclando tonos grises y dorados. El sol. De frente. Guiñas tus ojos claros. Algo flota en el agua. Los rizos del mar arrastran el objeto hacia tu pies. Lo esperas. Los últimos metros se convierten en un vaivén que lo acerca y lo aleja. Hace un extraño y se desvía. Lo quieres. Sueltas el vestido . El dobladillo se empapa. Arrojas los zapatos a la arena y recoges el objeto que ha devuelto el mar. Una botella. Un tapón de corcho y algo en su interior. Los objetos que trae el azar siempre despiertan tu curiosidad. Los objetos y los hombre. El vino por azar como la botella. Entró en tu vida. Fue tu vida. Y no está. Tu vida sigue. Hay un papel atado con un lazo azul. Quitas el tapón. Sacas el papel. Quitas el lazo. Está húmedo. Es una carta de alguien tan solitario como tú esta madrugada. Es el Mar Menor. No es el océano índico. En algún lugar de estas orillas hay alguien con una desazón similar a la tuya. No sería difícil encontrar alguna pista. La botella, el mismo papel , y después la letra o algunas señas del autor de la carta.


Un escalofrío. Llevas mucho tiempo en el agua. Estás muy cansada. Hoy no trabajas pero mañana sí. Él no estaba. La botella. Si hubiera estado habrías vuelto a caer. El papel del desconocido. No puedes seguir así. Como no puede seguir así el autor de la botella. No puedes acabar más madrugadas con los pies a remojo esperando que unos rayos de sol te dicten cuando has de volver a casa. ¿Cómo será el autor de la carta?. Un hombre sensible. Necesita a alguien como tú. Podrías buscarlo. Emocionante.

No lo vas a buscar. Que te busquen a ti. NO vas a mimar a nadie. Que te mimen a tí. No vas a querer a nadie que no te quiera, ni cuidar a quien no te cuide. No vas a sacar a flote a ningún náufrago. Tu salvavidas está ocupado. Tu vestido está empapado hasta la cintura. El roce de las costuras te empieza a quemar los muslos. Es de día. Oyes el ruido del tractor que limpia la arena. La botella y el papel en tu mano. Las dejas en el suelo. Te quitas el vestido. Vuelves a cogerlas. En bragas y sujetador caminas lenta los cincuenta metros hasta tu coche. TE cruzas delante del tractor que trilla la playa. El conductor tiene que detenerse. Llegas a tu coche. Abres. La botella y el mensaje. Más allá hay unos contenedores. Te acercas, el papel al azul y la botella al verde. Regresas al coche. Respiras. Pones el mp3. Escuchas Born to be wild de Steppenwolfa todo volumen. Te pones las gafas de sol y regresas.


No hay comentarios: