sábado, 14 de julio de 2012

GOLPE DE CALOR

Preparar un recorrido en Google Earth es sencillo. El detalle del programa lo permite. Lo que no permite es averiguar la textura del terreno que vas a pisar. Los primeros tres kilometros eran conocidos. Paseo marítimo enlosado, tramos de tierra irregulares con zonas de arena. En algunas zonas tengo que cruzar la playa. Ralentizas el ritmo y separas las piernas para asegurar tu centro de gravedad. Así hasta una zona de salinas donde quedan algunos aficionados al aeromodelismo. Giro a la derecha. La rambla del llano del Beal. Opto por el centro arenoso. Después del primer puente espero que haya un camino. No lo hay sigue habiendo arena y arena hasta el cruce con la autovía que va a La Manga. Un poco más arriba el Llano del Beal. Aunque llevo agua me tomaré algo isotónico cuando llegue allí. Entre la pendiente siempre positiva , el suelo poco firme, el calor que no baja de 30º y la humedad no voy con la sensación de un trote  rodado, cuando no sientes las piernas, sólo en movimiento, hoy no, siento cada pisada, cada piedra y cada hoyo del camino. Sin embargo estoy disfrutando de un nuevo recorrido. Dejo a la derecha el cementerio. Sigo el recorrido de las ruedas de las bicicletas de montaña. Paso por debajo de los arcos del túnel de la autovía de La Manga. Se agradece la sombra. Al salir el día me parece más fresco. Miro al suelo buscando las rodadas de las bicicletas pero han desaparecido. En su lugar puedo seguir la senda con marcas de herraduras y alguna boñiga que procuraré no pisar. Sí, hace más fresco. El viento de levante arrastra nubes sobre las montañas. El aire huele a lluvia. Me detengo. Miro atrás y en lugar de los cuatro ojos del puente, no veo más que uno de mampostería y la carretera que lo franquea no está asfaltada. Sigo trotando. Necesito un Aquarius. El agua no es suficiente a pesar que la temperatura ha bajado. En menos de un kilómetro llegaré al llano del Beal. A unos metros debajo de la sombra tumbada de un algarrobo cuatro pollinos y tres hombres jugando a cartas. Deben ser emigrantes. Menudos de talla fibrosos, de rostros cetrinos. Se vuelven y me miran.Alguno lleva boina. Yo llevo gorra, gafas de sol, una camiseta técnica con publicidad de reciclaje y unas mallas. A ellos que visten con esparteñas les llaman la atención mis deportivos asics naranjas con los calcetines cortos y mi pequeña mochila con agua.
“¿Ande vas tan guapo?” Mucho mucho cachondeo  en su gesto y en la risa de los que le acompañanan “¿Guapo o guapa? Tú d’ande has salío” “¿No serás la nueva de Casa Casilda?” “¿Para el Llano del BEa?l” No quiero que la conversación siga ese derrotero. “Por el camino que t’has dejao guapo” Risas estruendosas. Me doy la vuelta y echo a correr. No me siguen pero escucho varios silbidos. Me están lanzando piedras. Subo la cuesta que lleva al pueblo. Hay mucho movimiento de caballerías. A la entrada a la derecha un cartel cochambroso “Venta”. Me quito la gorra y entro. En las mesas hombres de aspecto similar al anterior. “ Silbidos” “Qué guapo vas” La mesonera está gorda. Viste un vestido gris y lleva el pelo cubierto con un pañuelo negro. Busco el grifo de cerveza o la nevera para pedirle uno o dos Aquarius. Enfrente un calendario de taco: 14 de Junio de 1912. “buenos días creo que no quiero nada” Salgo a la calle. Hay más jaleo que cuando he entrado. Muchas personas señalan. Desde el pueblo bajan dos guardias civiles a caballo con el uniforme del Duque de Ahumada. He tomado un sorbo de agua y he corrido calle abajo buscando el puente. He mirado atrás y he visto a los guardias al galope. Uno creo que ha sacado el sable. “Alto a la Guardia Civil”. Justo a tiempo a mi espalda se oían los caballos piafar. He salido del túnel y hacía más calor el día está despejado. A mi espalda el tráfico hacia La Manga se incrementa conforme se acerca el medio día. La  última carrera me ha desfondado. Hago el resto del camino andando.

Cuando llego a casa me acuesto en el sofá  Hace calor y tengo frío. La última carrera me ha extenuado. Me preguntan qué ha pasado.
“Debe ser un golpe de calor”

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