viernes, 13 de julio de 2012

FOREVER


“Forever es un adverbio de tiempo que significa para siempre. I want you writing sentences incluiding this word. En cinco minutos leeréis vuestras frases”  Imposible hablar todo en inglés en una clase con la  mitad de los niños que no controlaban el español. Cinco chinos recién llegados, cuatro rumanos, y cinco marroquíes. No era una buena idea experimentar con una enseñanza bilingüe en un instituto así.

“Ball pens up. El tiempo ha terminado. Hichan” “I`ll love Karina forever” Una carcajada general. Abucheos. Jaleos. Menos una niña rubia de pelo casi blanco delgada de ojos azules que permanece sentada. Se cubre el rostro con unas manos de dorso pecoso. Su rostro se pone rojo. Hicham, moreno espigado de pelo anillado y ojos verdes gira su rostro. Las alas de su nariz se mueven al compás de una respiración forzada. Quería decirlo. Tenía las palabras bloqueadas unas veces en árabe y otras en español. Siempre se bloqueaban. Finalmente el inglés le había permitido descorchar un sentimiento que le angustiaba. Ahora la única luz que iluminaba sus ojos los últimos tres meses, una luz que le privaba del sueño como las ventanas abiertas de par en par, como el sol y como la luna a la vez debía responder, pero se tapaba los ojos mientras todos reían. Su estómago estaba vacío. Sus puños se encrespaban. Sus piernas veloces deseaban correr, dar vueltas, Zancadas veloces entorno al instituto. de alegría si era aceptado o de tristeza para huir lejos y no regresar si le rechazaba.

“Be quiet. It’s a good sentece Hichan. Very good. Muy Buena frase”  Forever un adverbio definitivo: para siempre. Cuantas veces había escuchado la profesora esa misma promesa. Desde niña, de adolescente, en la edad adulta, delante de un altar, para siempre, y siempre le había gustado escucharla, siempre la había anhelado y deseado aunque con la edad la convicción de la duración fuese  más endeble, la ilusión era la  misma. Para siempre. Para siempre. Aunque ese siempre acabe en una semana , o en un día, o en media hora, o cinco minutos después de decirlo, escucharlo siempre la había hecho levitar varios metros por encima del suelo, a veces hasta las nubes o más allá. Le gustaría estar sentada en el pupitre con los ojos tapados y un muchacho a la vez tímido y seguro llamando a la puerta de su corazón.

“Karina. Tell me your sentence. Karina tu frase . Please” Las manos de nieve no se separan. Si el pupitre no tapara sus pantorrillas se las vería temblar. Si se viesen sus labios la profesora vería como se los muerde. Si viese sus pulmones los vería colapsados, imposibilitados para emitir el mínimo  hálito que pueda decir una palabra. “Come on. Karina. Your sentence. Tu frase por favor. Estamos esperando” Hichan se ha sentado. Mira hacia delante. Ahora es él quien se tiene sus dedos largos sarmentosos entrelazados detrás de la cabeza.

La niña se destapa el rostro. Toma su bloc con ambas manos. Tiembla. Su blusa tiene un pequeño cerco en las axilas. Levanta la vista. Mira a la profesora. “Karina loves Hichan forever”. Sus ojos azules buscan al muchacho. El muchacho sonríe y llora. Espasmos de alegría. No se atreve a mirar los ojos que tanto ha soñado. Todos los chicos aplauden. La profesora se suma al aplauso.


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