lunes, 9 de julio de 2012

AMIGAS


“Qué guapa estás” “Pues tú has cambiado a mejor” “Cuanto tiempo hacía que no nos veíamos” “Desde el instituto” “Me sorprendió tu llamada. ¿Qué vas a tomar? Con este calor yo me he pedido una cañita” “ Otra” “Cuéntame chica ¿Qué es de tu vida?” “Bien” “Ese bien suena muy poco convincente” “En general bien” “Pero algo ha ido mal. ¿Ha sido ese el motivo de tu llamada?” “Perdóname. No es justo. Mi mejor amiga tantos años. No he encontrado un momento para hablar contigo y te llamo ahora” “No importa. Sigo siendo tu amiga. Me alegra que me llames cuando  me necesites. Yo también cuento contigo” “Sí pero soy yo quien te ha llamado” “No importa. Refréscate con un poco de cerveza. Brindemos por nuestro pasado antes de seguir. ¡Qué buenos momentos!” “Casi todos” “Chica estás de un ánimo” “No lo puedo evitar” “ Pues yo aunque no me cambiaría por la que fui recuerdo todo con mucho cariño. Incluso los momentos malos” “Siempre fuiste muy optimista” “No tenía mucho de qué quejarme” “Hasta en los momentos malos eras capaz de consolarme” “No te flageles más. En eso has cambiado poco” “A peor creo” “Dame un abrazo y cuéntame. Me gusta sentirte al lado. Tu inseguridad me hacía sentirme segura” “ A mí tu seguridad” “¿De qué querías hablarme?” “ Estoy muy confundida. Si me siento y pienso fríamente no tengo de qué quejarme. Tengo un buen trabajo. Tomo decisiones. Tengo responsabilidad. Viajo..” “ En los tiempos que corren ya eres muy afortunada” “ Tengo muy buena salud. Estoy en forma y mi chico me adora” “Entonces has venido a darme envidia” “Con todo eso que sé que es mucho no me siento feliz” “No has cambiado. Salías de los exámenes mesándote los cabellos y luego tenías un sobresaliente” “A peor. He cambiado a peor. Me siento muy vacía” “Si quieres a tu chico y tu chico te quiere y tienes trabajo estable. Ten un hijo” “No es el momento” “Nunca es el momento” “¿Tú tienes?” “Uno. ¿No lo sabías?” “No. Tienes que dejarme que luego le regale algo. ¿Y qué tal tu maternidad?” “ Lo mejor” “ Y con tu pareja” “ Las cosas se tensan, pero un hijo es como cumplir tu destino. El trabajo, la pareja, te llenan, pero un hijo es para siempre, eres tú y tú eres él” “ A mí eso me asusta” “Anímate” “No. Ya te he dicho que no es el momento. En este momento no estoy segura de mi. No puedo resolver una duda con una incertidumbre” “Piensas demasiado” “Lo pienso todo. Tú también” “ Pero a veces hay que dejarse ir. La vida tiene tantas variables que no se puede reducir a una ecuación, por muchas variables que quieras introducir, un impulso, un matiz te lleva a decidir, demasiada información, demasiado análisis bloquea” “Parece fácil” “Es fácil y puede ser divertido” “Dudo que a mí me divierta” “ La hoja al viento” “¿Lo de Vicente Ferrer?” “Sí. Dejas una hoja caer y el destino elegirá tu camino” “ ¿Y si no te gusta?” “ Es tu destino. No puede no gustarte porque eres tú” “No siempre me gusto” “Eres pesadica. Inténtalo. La hoja al viento. Te quitará mucho estrés en la toma de decisiones personales. Deja la objetividad y las estadísticas para el trabajo. Cambia tu método de vivir. Me ha gustado mucho verte. Me voy a recoger a mi hijo” “Espera y le compro algo” “No. Me llamas y así tenemos excusa para vernos otro día”.

Se levantó. Salió de la Plaza de las Flores hacia la Gran Vía. En Murcia el calor de días anteriores se había suavizado. Caminó hasta Santo Domingo. Cuando esperaba a cruzar hacia Alfonso X una ráfaga de viento movió los bananos de jardín. Una hoja se posó encima de su bolso. Una hoja solitaria. La hoja al viento. Era su hoja. La tomó del peciolo. La puso a la altura de su cabeza. La iba a soltar. Si se iba hacia Alfonso X o a su derecha volvería a casa en Juan Carlos I; si se iba a su izquierda o hacia atrás, dejaría su trabajo, dejaría a su novio se tomaría un año de reflexión.

Soltó la hoja. 

Vino una ráfaga de viento. La hoja ascendió es espiral y ascendió y ascendió y se perdió de su vista.


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