miércoles, 4 de julio de 2012

PASTA


Un vuelco en el estómago te despierta. Corres al baño. El tiempo justo para devolver una bilis amarilla después de una noche de alcohol. Jadeas como un animal herido. El culo desnudo sobre el alicatado del suelo te da algo de alivio. Poco antes de una nueva a arcada que te retuerce por dentro, parece que te va a volver del revés para no conseguir más que unas gotas amargas que atraviesan más la nariz que la boca. Es muy desagradable el sabor amargo. La hiel que sale de las entrañas. Huele ácido , sabe a corcho y quema. Cierras los ojos. Respiras. Recuerdas la última copa. Te vuelve el sabor a garrafón que debió hacer que la dejaras. Olvídala. Todo mal. Últimamente todo sale mal. Hasta intentar olvidar. Son los tiempos. Todos andáis igual. Incluso los que siempre estuvieron arriba. Trabajar en un banco fue un sueño cuando saliste de la facultad. Un sueño. Mejor la vida. Los sueños mudan en pesadillas con demasiada frecuencia. ¿Dónde está tu seguridad? ¿Dónde tu aplomo? ¿Dónde está aquel al que sus amigos buscaban para consejos financieros?. Ahora alguno te busca pero para apalearte si te encuentra. Ese cabrón del Madoff, el patrón de una casta de sinvergüenzas en la que tú también estás. Vendedores de mierda envuelta en colores brillantes. Vendedor de mierda, mierda seca o reluciente o trufada. Mierda y ruina. Si no tuvieras náuseas tomarías otras copa. Anestesia para extirpar te tu hipocampo ese tiempo perdido. Se te están durmiendo las nalgas. Tu abuela te decía en los veranos de Mazarrón que no te acostases en el suelo o te daría un paralís . Apoplejía como le dicen ahora. Mejor paralís. La boca te arde. Te levantas. Te pones en jarras delante del retrete en cuya taza flocula tu bilis, y orinas. Un alivio. Tu cuerpo elimina deshechos. Sólo química, ningún recuerdo, ninguna vivencia.

Te enjuagas la boca. Varias veces. El chorro frío abierto a tope. Agua en la nuca. Te mojas el pelo. Sorbes unas gotas. Tu estómago aguanta, pero ese sabor terrible del vómito persiste. Te suenas. Tomas el cepillo. Coges la pasta. La viertes. Abres la boca. La miras. No son las bandas roja y blancas de siempre. No recuerdas haber cambiado de marca. Quizás una imitación. Son letras.C-O-M y se acaba. Aprieta el tubo y extiende en el lavabo la pasta P – R – A  -O –P- C –I – O- N – E – S  A-C –C –I –O –N –E –S B-A-N-K-I-A A-L A-L-Z-A. 

Opciones obre acciones de Bankia al alza. Es un milagro. Nadie puede haber metido ahí ese texto. Es algo sobrenatural. Te queda una reserva de tres mil euros para cubrir tus gastos de los próximos meses, pero las opciones al alza pueden multiplicar la ganancia por dos o por tres, con riesgo pero es una ocasión para cambiar tu fortuna. Te metes en la ducha sales y las letras siguen ahí. No sabes de quien es el mensaje, pero bienvenido sea. Algo así hay que seguirlo. No sabes por qué pero hay que seguirlo. La economía es psicología y magia. Los foros macroeconómicos están llenos de magos, demiurgos, sinvergüenzas y allegados. Sigue la magia. Olvida la lógica.

En la mesa conectas el ordenador. A las ocho comienza la negociación de los valores. La máquina no se sorprenderá de tu petición. En el banco se sorprenderán después con la ganancia. Tecleas 3000 euros opciones put bankia a 24 horas. Vas a pulsar el intro pero te paras. Te levantas. Vuelves al baño sin náuseas ni ganas de orinar. Coges el tubo de pasta.  Lo miras. Vas a la bolsa de reciclaje. Miras la fecha de caducidad en un rincón de la caja de cartón del dentífrico: Dos meses antes. Vuelves al ordenador y abortas la operación.


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